Capítulo 15

2.5K 231 9
                                    

Siento la mirada furiosa de mi abuela sobre mí.
Héctor se ha marchado porque tenía una entrevista con su manager. Y yo, aquí luchando con el torbellino de mi abuela.

— Esto...abuela... ¿No crees que te has precipitado un poco al decir que me tengo que casar con Héctor?

— ¿Y tú, donde tienes la cabeza? Para que Dios te dio los cinco sentidos. ¿Para abrirte de patas ante un tío macizorro como Héctor?  Responde Alba. ¿En qué estás pensando para acostarte con él? Y...no me digas que solo es sexo. Porque te conozco desde que tú madre te parió y sé perfectamente que tú no eres de esas chicas que se acuestan con distintos tíos.

— Ok. No lo niego me enamorado de Héctor. Sí, me gusta y no solo en la cama, es por lo que hace sentir cuando estoy cerca de él. Es algo que ni yo misma sabría explicarte. Y al mismo tiempo quiero alejarme de él.

— Alba, siéntate mi arma. ¿No crees que te has precipitado al servirle en bandeja de plata tu dignidad a Héctor? No soy tan chapá a la antigua como para no entender a los jóvenes que hay momentos que el sexo es importante. También te dice esta anciana, que no has debido de herir tu orgullo de esta forma. Deberías haberte puesto una barrera y no permitirle entrar hasta que él hubiera luchado por tí demostrándote que en verdad te ama.
Pero... cariño, ¿Cómo pretendes saberlo si él siente lo mismo que tú, si a la mínima oportunidad le pones el chichi en bandeja? ¿No crees que te has equivocado en lanzarte de esa manera y sin paracaídas?

Me siento culpable y herida. Mi abuela lleva más razón que un santo. No he echo las cosas bien desde el principio, y ahora Héctor me ve como una chica fácil.

— Entonces... ¿A qué a venido ese teatro de que tengo que casarme con él?

— Tan simple como para ver si mi Héctor va en serio o no.
Quiero lo mejor para tí Alba, puedo llegar a entender que haya un mundo que les separe lleno de sonrisas y lágrimas. Espero que después de hoy, Héctor te tome más en serio y luche por ti.
Prométeme Alba que yo harás las cosas a la ligera y serás más precavida a partir de ahora.

— Te lo prometo. Pero por favor abuela no te vayas al pueblo sabes que me haces mucha falta.

— Ni tú te vas a casar con mi bombón de actor de momento, ni yo me voy a ir al pueblo. Alguien tiene que cuidarte. Te quiero mi pequeña. — Me acurruco contra mi abuela pensando en sus consejos. Sus palabras me han servido para poder recapacitar y no ser tan tonta cuando estoy cerca de Héctor. Sí él me ama como yo lo quiero a él, ahora deberá ser él quien luche por mí, estoy absolutamente segura que ya no le voy a poner las cosas tan fáciles.

Con todo lo que había ocurrido seme había olvidado agradecerle al señor Gulker su ayuda.
Lo llamé y al no responder a mi llamada le mando un mensaje.

Hola señor Gurkel, le he llamado para agradecer el haberme llevado al hospital. Gracias.

Ya está. Ahora voy a leer el periódico para ver si hay algún trabajo, porque sin trabajar no puedo estar, los gastos seme acumulan y ya mismo tengo al casero tocando la puerta para pagar el alquiler.
Veo un anuncio en el cual necesitan camareras para un bar de copas.
Llamo de inmediato, maldita mala suerte ya han cogido a una camarera.
Sigo buscando hasta que veo otro anuncio como repartidor de pizzas.
Llamo y este puesto si está libre.
Quedo con el dueño en hacer la entrevista mañana mismo por la tarde. Perfecto, así me dará tiempo de ir al fisio para quitarme el esguince.

Nada más salir de la clínica, y aún con mi pie vendado me voy directa hacia la pizzería, me duele el pie pero al menos puedo caminar.
Llego a la dirección de la pizzería, saludo a un chico que se encuentra haciendo pizzas. Éste me comunica que en diez minutos el jefe me hará la entrevista.

La Obligación de Quererte Onde histórias criam vida. Descubra agora