Capitulo 31

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Entré en mi casa exasperado, busqué como un demonio a Bianca. La cual estaba tan tranquila durmiendo. Entré a su habitación pegando un fuerte golpe en la puerta.
De inmediato ella se levantó clavando sus ojos en mí se levantó cuidadosamente de no arrugar su camisón.

— Vaya, qué sorpresa de tenerte en mi cuarto. Pienso que esta noche...

— Está noche te largas de mi casa con tus padres no si antes ir al juzgado a declarar por lo que has echo.

— ¿Yo? Qué yo sepa no he echo nada. — No sí encima se va hacer la gilipollas. De la misma mala leche que fluía por mis venas la agarré de su brazo gritándole lo embustera que era.

— Si hay algo que no soporto en esta vida, es que me tomen por tonto. Y sé por fuentes cercanas que tú has hablado con una periodista para que publicasen la vida de Alba y no es poco que has metido a mi hija por medio. Y eso sí que no te lo perdono. Haz me lo quieras a mí, pero tratándose de Alba y mi hija no te lo voy a permitir Bianca.

— Se lo merece. Además yo no he contando nada que no sea cierto.— Su descareza hace que el veneno fluya más por mis venas.

— Eres de lo peor. Y porqué no le has contando a tu amiga la periodista como te acostabas conmigo y al mismo con mi primo Alois y para rematar te inventaste un embarazo y un acuerdo matrimonial. ¿Acaso tú también tienes amnesia? — Veo como la cara de Bianca se desfigura mirándome con asombro. Da unos pequeños pasos hacia atrás hasta terminando cayendo en la cama. Sus ojos siguen clavados en mi, su cara está pálida. Al parecer no contaba que yo hubiera empezado a recordar.

En ese momento pasa su padre. Comienzo a discutir con su padre diciéndole en su cara la clase de personas que son. Inmediatamente les aviso que deben de recoger sus cosas e irse de mi casa.
En mitad de todo el revuelo llega mi abogado y una pareja de policías.
Mi abogado se había puesto en contacto con la policía poniendo una denuncia contra Bianca por las declaraciones que había echo.
El padre de Bianca se niega a que la policía se lleve a la comisaría a su hija. No es un delito hacer una entrevista pero sí hablar referente de otra sin su consentimiento y más el haber mencionado a mi hija. Por su puesto va pagar una buena suma dinero por esas declaraciones.

Seguidamente tras declarar Bianca en la comisaría, todo queda visto para juicio. Allí tendrá que enfrentarse a la multa que le pondrá el juez.
Ahora queda esperar a que salga el juicio y Bianca y su familia paguen de algún modo todo el daño que nos ha causado.

Estaba agotado por todo lo ocurrido y también echaba de menos a mi hija y Alba.
Dormí un rato, nada más despertarme fui a casa de Alba para poder hablar con ella sobre lo ocurrido y saber cómo está.
Al parecer, desde que se publicaron esas declaraciones, las cosas para Alba no le han ido demasiado bien. La prensa no deja de perseguirla para intentar sacarle alguna información.
Nada más estar uno enfrente del otro, Alba me ataca acusándome por lo sucedido culpándome por todo.
Intento hablar con ella exigiéndole que me escuche.
Mis palabras sin insonoras para ella pues no me da ni un minuto para explicarle todo, su enfado asciende terminando en una acalorada discursión.

Furioso por la terquedad de ella, busco mi auto y comienzo a manejar por la ciudad sintiéndome cada vez más irritado.
¿Porqué demonios Alba me ignora y no me deja de explicarme?
¿Acaso, ya no le importo?
Mierda. En qué momento comencé hacer las cosas mal, porqué demonios me tiene que salir todo torcido.

Llamo a mi abogado, necesito saber que al menos Bianca pagará de algún modo todo este daño que ha nos echo.
Mi abogado me confirma que en dos semanas lo más tardar será citada para ir juicio. Después se hará lo que dicte la sentencia.
Debería quedarme más tranquilo. Pero no puedo, me cuesta poder dormir y saber que mis llamadas son rechazadas una y otra vez por Alba hace que me sienta como un imbécil.

La Obligación de Quererte Where stories live. Discover now