4

10.8K 374 27
                                    

Madrid. Noviembre. 2018

Esta semana María y yo habíamos pedido tener el turno temprano para una ocasión especial. Los amigos que conocimos en verano venían a visitar, se pillaron un apartamento cerca de aquí. Tu eras del mismo sitio que ellos, pero te ganabas la vida en Madrid, con tus mierdas de vender droga y con tu música.

Salimos del trabajo a las 2:30 am. Estamos en los baños del staff cambiándonos de ropa y maquillándonos para salir lo antes posible. Miré de reojo como en ese espejo tan pequeño María se miraba el culo con esos jeans. Yo ya sabía lo que iba a decir, la conozco como si la hubiera parido.

"Te puedes creer que estoy harta de hacer sentadillas y esto ni sube, ni crece, ni mierdas" lo dijo tan seria que me tuve que reír.

"Anda calla que vas muy guapa" dije dandole una palmada en el culo.

No pude ir el primer día, ni el segundo a ver a mis amigos porque claramente Natalia estaba con ellos. Eran sus amigos antes de que yo lo fuera, los conocí por ella. Hoy se había quedado en que ella no iba a estar con nosotros. Se que era egoísta por mi parte, pero es que no puedo verla. Ya tengo bastante cuando pasa por mi trabajo, con esos segundos mirándola ya basta para quedarme toda la noche soñando con lo que éramos.

Ibamos a hacer una fiesta entre nosotros, nada grande, unas cuantas cervezas y charlas de como nos había ido desde aquel verano.

"Crees que voy bien" digo no muy segura, a la vez mirándome de atrás al espejo. Llevaba una falda negra de cuero un poco corta y pegada, con un top negro liso de mangas cortas. María paro de maquillarse un momento y me vio a través del espejo.

" Estas muy buena Alba, si no fueras mi amiga te daría" Esta siempre con las bromas, aunque esta iba enserio por lo calmada que parecía.

"Tienes unas cosas"

A veces cuando me arreglaba pensaba en si te fuera gustado como me quedaba la ropa. En como me la fueras quitado al terminar la noche.

Barcelona. Agosto. 2018

Semana 3

Ya me iba acostumbrando a ver las vistas de la playa desde tu balcón , a escuchar el catalán y a tus caricias en mi cuerpo. Desde ese día en el que te conocí no paraba de pensar en que somos, en que quieres de mí, porque yo estaba dispuesta a dártelo todo.

Noté tus besos pausados, tu boca deslizándose por mi espalda, sentí el calor y el escalofrío. Todo lo que sentía contigo era tan contradictorio, me lo dabas todo y a la vez nada.

Nos echamos una siesta después de comer, las consecuencias de la resaca. Eran las 3 de la tarde y yo me encontraba media desnuda en tu apartamento, en tu cama de 90. El ventilador nos salvaba de un ataque de calor, aunque no hacía mucha diferencia teniéndote como te tenía.

Todavía notaba tus besos ardientes en mi espalda, estaba despertándome poco a poco. Tu estas casi encima de mi cuerpo ya que la cama era demasiado pequeña, aunque la cama fuera sido inmensa yo seguiría queriendo estar así, tan cerca tuya.

"Nat" digo en un susurro, ya que no tenía fuerzas para nada. Levanto el brazo y te agarro suavemente del pelo.

"Que buena estas" dijiste siguiendo los besos hasta mi nuca, paraste cuando me diste una mordida en el hombro. Siempre me hacías eso y no sabes lo que provocaba dentro de mi.

Me di la vuelta, ahora mirándote de frente, con la mirada y la sonrisa cansada. Cogí un poco de sabana y me cubrí la mayor parte de mis pechos. Tu solo miraste mis acciones atentamente con esa mordida de labio que te caracterizaba.

Albalia | Lost When You're Not AroundDonde viven las historias. Descúbrelo ahora