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Madrid. Noviembre. 2018

Te metí dentro de mi habitación y fui hacia la cocina porque me dijiste que tenías mucha hambre.

"¿Que ha pasado?" Me preguntó Maria apoyada en la encimera.

"Va ciega" dije simplemente, con la voz desanimada.

"Si, eso ya lo se, se le ve de lejos. Pero como ha sido"

"Pues no se como ha pasado todo la verdad. Estábamos en la cama durmiendo, me despierto y no esta. Cuando me la encontré ya estaba así. Creo que ha sido Mimi, creo no, estoy segura"

"¿Le has dicho algo?"

"Si, me he peleado con ella. Y de la nada me ha soltado que...que Natalia y ella han tenido algo" Me costaba hasta decirlo. Si era verdad te juro que todo esto termina, que ya no habrá más oportunidades.

María me vio mal. Intenté calmar mi respiración pero no pude. Intenté no llorar con la mano tapando mis ojos, pero tampoco pude. Se acercó a mi y me abrazó. Y yo me rompí ¿Cuantas veces te he perdonado por el simple hecho de no querer perderte? Te juro que ni una más.

"Te dije que las que lo dan todo también pueden fallarte" Y yo negué muchas veces, mientras me apretaba fuerte contra sus brazos.

"Es mentira, no puede ser verdad"

"Alba cariño, acepta la realidad. Natalia es ese tipo de persona, nunca va a cambiar, ni quiere cambiar" Yo me aparté, porque todo lo que decía era mentira. Tu no eras así, tu eras diferente conmigo.

"María no, te juro que no" María suspiró, dándose por vencida.

"Descansa" me dio un beso en la frente y se fue.

Me pediste patatas fritas y yo a las 2 de la mañana te las hice.

Abrí la puerta y directamente escuché tu voz.

"¿Alba?" Estabas en un lado de la cama, boca abajo, la mano te caía por el borde.

"Estoy aquí" Me siento en el borde de la cama, apoyando mi mano en tu espalda. Pongo la comida en la mesita de noche y tu abres los ojos.

"¿Que coño ha pasado Nat?" te susurro. Tu suspiraste.

"Me desperté y fui solo un momento, te juro que iba a volver a ti. Pero Mimi me convenció para que bebiera y me sirvió una copa. Me sentía muy bien en la fiesta y después me dio un bajón increíble. "

"Eres consciente de que te ha drogado ¿no?" Te cogí la cara para que me miraras, tu solo afirmabas con la cabeza. Suspiré triste, quería hablar contigo sobre lo que dijo ella sobre ti. Pero no podía en estas condiciones. No sabía si dormir a tu lado o no ¿Y si era verdad? Y yo durmiendo contigo como una gilipollas.

"Te he preparado comida"

"Gracias" intentaste sonreírme.

Comiste con los ojos cerrados y muy lento. Hasta que me di cuenta de que te habías quedado dormida. Me quedé un rato mirándote, tenía miedo de que al siguiente día todo cambiara. De que ya no te mirara de la misma forma. Por favor haz que no pase. Pero hay una cosa que no se puede cambiar, y es que la persona que eres ahora es la misma de la que estuve enamorada ayer, la misma de la que estaré mañana. Eso no va a cambiar del día a la noche, por muchas decepciones que me causes. Y eso me jode, me da miedo.

Te di un beso en la frente mientras acariciaba tu cara y me fui al sofá a dormir.

Unas horas después siento tu calor al lado mía, abrí los ojos y ahí estabas intentando hacerte un hueco. Levanté mi brazo para acogerte entre el poco espacio que había y te acurrucaste en mi. Tu rostro escondido en mi cuello y mis manos sujetándote con fuerza. Me gusta que no me sueltes en toda la noche, que te agarres a mi camiseta. Me gusta tu insomnio, que te despiertes en mitad de la noche y sentir tus caricias por un rato más, hasta que te quedas dormida.

Albalia | Lost When You're Not AroundWhere stories live. Discover now