8

8.1K 275 19
                                    

Madrid. Principios de Octubre. 2018

Me mentías. Me decías que habías encontrado trabajo. Decías que ser camarera nunca había sido tu pasión, pero por ahora era lo mejor que habías encontrado. Yo estaba orgullosa de ti, tampoco me podía olvidar que tenías 19 años, eras una niña Nat. Vivías sola, te buscabas la vida como sabías, me cuidabas, mimándome, regalándome tus besos y caricias.

Nos iba bien, llegábamos a fin de mes, con bastante dinero de sobra. Yo sospechaba, te veía demasiadas veces fuera del portal, fumando, esperando a algo. Pero nunca me atreví a preguntar, ya no teníamos discusiones y tu no le dabas golpes a las paredes, con eso me bastaba y decidí confiar en ti. Parecía que por fin este era nuestro momento y que nadie ni nada se interpondría.

Hasta ese día que todo cambió. Ese día decidí alejarme de ti, me prometí a mi misma nunca más volver.

Estaba viendo algún programa tonto en la tele, la pizza estaba en el horno. Y oí unos golpes en la puerta. Supuse que eras tu, siempre te olvidabas las llaves.

Abrí y no eras tu, vestían casi todo de negro.

Solo me salió decir "Quienes sois"

Ni respondieron esos hombres empezaron a destrozar nuestra casa, tiraban todo, nos destruyeron. Yo estaba en shock, el pecho me bajaba y me subía. No podía escapar había uno vigilando fuera de la puerta. me quedé de pie estática.

¿En que mierda te habías metido Nat?

Empecé a gritar, ni socorro, ni ayuda. Grité tu nombre. Tenía miedo a que te pasara algo, a que después fueran a por ti, porque si eso pasa me muero.

Y de repente, distraída por ti en mis pensamientos, no me di cuenta de que ya veía todo negro. Algo retumbó en mi cabeza.

No se cuanto rato, horas, o días estuve en la oscuridad. Pero escuché tu voz de fondo, como si estuviera en un túnel, poco a poco veía La Luz y tu voz se iba estabilizando en mis sentidos.

Abrí los ojos de golpe y tu me rodeabas. Mi cara en tus manos desesperadas, la tuya mojada de lagrimas que ya no tenían forma.

"Alba dios, estas bien. Estas bien" te decías a ti misma. Atrajiste mi rostro a tu pecho, besando mi cabeza con desespero.

Me dolía la cabeza, me iba a explotar. Fui consciente de que me habían golpeado, pero realmente sentí que lo habías hecho tu.

No te calmabas y tu llanto aumentaba. Te costaba respirar, estabas asustada, me pregunté si estuve inconsciente durante mucho tiempo o si creías que estaba muerta.

Yo solo te abracé para calmarte.

"Te amo, te amo. Lo siento cariño" me repetías. Acariciando mi pelo, mi cara. Mirándome a los ojos. Sabías que la habías cagado Nat. Me miraste triste, con los ojos rojos. Yo te miraba cansada, decepcionada. Acercaste tu cara a la mía y me besaste. Yo no te correspondí, me quede con los ojos abiertos mirando a la nada.

¿Que coño te pasaba Natalia? Yo nunca te mentiría, nunca me atrevería a ponerte en peligro. Y todo por tu mierda de negocios ilegales, el dinero sucio.

En ese momento no dije nada. No estaba en condiciones, pero ya lo tenía todo pensado, se acabo todo Nat.

"Mi amor como estas" era el día siguiente y tu me traías una bandeja con comida a la cama, con una sonrisa cansada, como si no hubieras dormido en toda la noche. Nunca supiste cocinar pero lo intentaste por mi, solo de pensar en ello sonreí. Pero ahora no estaba en la posición para pensar en lo que me enamoraba más de ti.

Te sientas a mi lado y me acaricias el lado de la cara con el dorso de tu mano. Con la tristeza que te comía por dentro.

"Es mejor que ya no estemos juntas" te solté en un hilo de voz, no por miedo a tu reacción pero si a no estar sin ti. Esto me rompía tanto como a ti.

Quise llorar, golpear las paredes tal y como tu lo hacías. Partirlo todo, ya nada valía nada. Me contuve, con la mirada perdida.

Tu no te lo creías, ni yo tampoco.

"Alba, esto no va enserio ¿no?" Dijiste con la esperanza de que fuese una de mis tonterías. Solo te lo pude confirmar afirmando con la cabeza. Sin darme cuenta lagrimas caían por mis mejillas.

Parecía que tu ansiedad había vuelto. Saliste del cuarto y en cuestión de segundos empecé a escuchar como rompías nuestras cosas. Escuché cristal y seguido salí del cuarto.

Corrí hacía ti, tu en el suelo. Las manos llenas de sangre y tus ojos del mismo color de ello, encharcados.

Cogí un paño y lo envolví en tu mano cortada. Me estabas poniendo nerviosa, había demasiada sangre. Y tu solo la mirabas, sin ningún dolor, solo en shock.

Me preocupaba por ti, mientras te miraba desconcertada, perdida. Me pregunté si seguirías haciendo estas tonterías, porque ya no estaría yo para cuidarte, y decirte que todo va a estar bien. De verdad que todo va a estar bien, cariño.

Ignorabas tu mano herida, tu charco de sangre. Solo me observabas como si fuese la última vez que me ibas a ver.
"No me dejes, por favor. Yo te quiero" una lagrima solitaria pasaba por tu hermosa cara.

De rodillas me acerque a tu cuerpo sentado. Y te abracé, tu rostro en mi cuello, ahora mojado.

"Shh no pasa nada Nat. Todo va a salir bien. Eres fuerte"

Esa fue la última vez que te abracé, que sentí tu respiración en mi cuello, la última vez que te dije: Te quiero.

Madrid. Noviembre. 2018

Después de decirte que en aquellos días me volvías paranoica, loca. Te dije cosas que te dolieron, te dije que fue como si tu me lo hubieras hecho, como si tu me fueras golpeado, en vez de ellos. Realmente me sentí así. y tu solo te quedabas apoyada en la pared escuchando mis reproches. Hasta que te cansaste.

"Es mejor que me vaya, no puedo soportar lo que estas diciendo" dijiste derrotada. No querías escucharme más, te dolía.

Quería hacerte daño con mis palabras, porque tu lo habías hecho durante mucho tiempo, era una lucha constante. Tenía una rabia contenida, rencor. Pero no me sentí mejor, me sentí como una mierda, tal vez esto no es lo mío, lo de hacerte daño.                                        

Aunque era correcto lo que estabas haciendo. Lo de irte. No quería que lo hicieras. Pero mientras pensaba como decirte que no te fueras, que no huyeras, ya te habías ido.

Volví a la fiesta. María ya estaba borracha, igual que todos. Yo sentada en el sofá, sobria, pensando en ti. Mi mirada se quedaba fija en la pared, perdida, como cuando no estoy contigo.

Pensé en la rabia que te tenía. Solo quise quererte bien, ser tuya sin complicaciones. No se lo que hacer ahora, pero si se lo que quiero hacer.

Sabes esas noches donde me llamabas, rogándome. Yo te cogía el móvil. Solo te escuchaba, necesitaba algo de ti, aunque solo fuese tu voz. Ni lo intentes. Pero ahora moría por que lo hicieras, te juro que esta vez te contestaría.

Estoy a punto de pillar la carretera. Ir a 40 por el mismo camino que cogí cuando me fui. Esta vez iba hacia ti.

Estoy en tu puerta, en la nuestra. Esperé un rato, estaba a punto de irme, esto era absurdo. Hasta que abriste, con los ojos cansados y tu mano en tu pelo alborotado. Eras preciosa. Tus ojos no se sorprenden, pero tu respiración se acelero.

"Alba que haces aq-" y te corto. No con palabras, pero solo con acercarme más. A centímetros. Te miro con miedo a lo que era capaz de hacer, pero deseándolo.

Albalia | Lost When You're Not AroundWhere stories live. Discover now