Capítulo 30

5.9K 312 14
                                    

POV Lauren

Mi cuerpo estaba arrojado en la cama. Llevaba un pijama de algodón que estaba todo arrugado y un poco sucio ya que era la ropa que llevaba básicamente todo el fin de semana. Abandonada. Así es exactamente como me sentí y me dejé llevar con la ausencia de Camila. Era como si no tuviera mucho que hacer aparte de despertarme, comer cualquier tontería del refrigerador, ver alguna película cualquiera. Sabía que ella llegaría al final de la tarde y había programado mi celular para despertarme dos horas antes para poder ordenar nuestra casa antes de que llegara y se volviera loca con mi desorden.

¡Sí, nuestra casa! Al final de mi primer semestre en Oxford, aprovechamos el tiempo libre de un semestre a otro para conseguir un rincón sólo nuestro. Estamos viviendo juntas desde entonces... Y ahora no faltaba más que dos meses para que obtuviéramos nuestro título. La pasantía de Camila hizo que viajara casi siempre, a veces algunos días, otras, una semana entera. Era el tiempo en que más me descuidaba y me dejaba morir de nostalgia de mi italiana. Esta vez había ido a Ámsterdam para asistir a una importante conferencia política, lo recuerdo bien porque se pasó horas y más horas hablando de que habría importantes figuras internacionales. Para ella era como una mina de oro para el área que quería seguir. Mi trabajo era más sencillo, podría pasar horas en mi oficina sin sentir que el tiempo pasaba, sólo yo y mi material. Normalmente sólo salía cuando sentía hambre o necesidad.

Escuché un sonido diferente casi despertándome del sueño profundo en el que estaba, pero no me importé, giré el cuerpo y abracé la almohada de Camila... Pero entonces me desperté asustada con la puerta del dormitorio abriéndose con fuerza, golpeándose contra la pared.

- ¡LAUREN JAUREGUI! ¿Qué desorden es esto?

Mi cuerpo saltó de la cama tambaleándose debido a la interrupción del sueño, mis pies se enredaron en la sábana que estaba tirada de cualquier manera en el suelo, resultando en una bonita caída... Gemí fuertemente de dolor, pero ni eso hizo que mi prometida estuviera más complaciente. ¡Estaba realmente furiosa! Sus ojos me miraban con rabia, sus labios apretados casi formando una línea como siempre hacía cuando se controlaba para no maldecirme.

- ¡Regresaste temprano! - exclamé en una momentánea e ingenua felicidad, hasta que recordé que la cocina había acumulado dos días de trastes sucios y que no había quitado la suciedad de nuestra habitación. - ¡Espera, regresaste más temprano! iba a limpiarlo, ¡lo juro!

- ¡No tienes que limpiar para complacerme! - ella gritó como siempre hacía cuando se peleaba conmigo, su sangre italiano la dejaba bastante expresiva y siempre gesticulando dramáticamente. - ¿Cuántas veces tengo que decirte para que dejes la casa ordenada ?! ¡Mira esto! ¡La toalla empapada en la cama!

Ella tomó la pieza realmente húmeda y me lo tiró con fuerza. Desviarse fue imposible, porque todavía me encontraba enredada en la sábana. Esas peleas eran bastantes comunes, nuestras personalidades eran diferentes así como nuestro comportamiento cotidiano. Si cuando estábamos saliendo el problema era superar a la sociedad, después de comprometernos nuestro reto era sobrevivir una a la otra. Camila era organizada, elegante, una ama de casa dominante que protegía su territorio con uñas y dientes, por así decirlo. ¿Y yo? Descuidada, desordenada y que sólo hacía las cosas como último recurso, pero era extremadamente estricta con mis cosas. Y como ellas siempre estaban en un lío "organizado", donde siempre encontraba mis cosas, Camila se entrometía y trataba de ordenarlo. Entonces ya no encontraba más nada.

- ¡¿Cuántas veces tengo que decirte que nuestra casa puede recibir visitas en cualquier momento?! - Camila continuó peleando, empezando a caminar de un lado a otro, a veces pasando la mano por la cabeza como si así, pudiera mantener el control. - ¡Incluso tengo miedo de traer a mis amigos del trabajo aquí y cuando atraviese la puerta verán la casa en este estado deplorable! ¿Qué tan difícil es mantener las cosas organizadas? ¿Es demasiado pedir, por casualidad?.

Simplemente CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora