Capítulo 31

5.1K 293 3
                                    

POV Camila

No lograba quedarme quieta. Estaba caminando de un lado a otro esperando a que Lauren regresara. Nuestra sala se había vuelto repentinamente demasiado pequeña para mi desesperación. ¿Y si no regresa? ¿Y si estaba realmente enojada? No es que hubiera razones lógicas para que Lauren se enojara, pero la forma en que me miró mientras le contaba lo que pasó me conmovió y me dejó totalmente insegura. Mi mente me traía malos recuerdos todo el tiempo, de cuando peleábamos y ella desaparecía por horas. Cuando era más grave, volvía con un olor a bebida y me pedía disculpas torpemente. Normalmente la sacaba de la habitación diciendo que no dormiría con una borracha, pero al día siguiente la atacaba por no poder soportar la nostalgia.

Vivir con Lauren ha sido un desafío delicioso e molesto. Pero no sabría vivir sin esta agitación, sin las tontas y románticas sorpresa que me hacía. Estábamos llenos de defectos, pero también teníamos plena confianza y mucho amor. Tanto amor que a veces nos dolía en nuestros pechos por no saber cómo sacarlo. Estaba a punto de morderme las uñas, algo que hacía cuando estaba realmente en mi extremo, cuando Lauren finalmente abrió la puerta y apareció encapuchada por el frío que hacía en las calles de Londres.

- ¿Dónde estabas? - lo exigí en la misma hora, dejando transparentar toda mi preocupación. - ¡Ni siquiera llevaste el celular!

- Lo siento - me lo pidió y sorprendentemente me dio una amplia sonrisa. - Tengo una sorpresa para ti.

Arqueé una ceja, ¿ella me tenía una sorpresa? ¿Qué significaba esa sonrisa? No tardé en darme cuenta que tenía en sus manos una botella de vino tinto, que era la que más me gustaba. Al notar dónde miraba, ella rió bajito y fue hasta el armario del comedor a tomar nuestras finas copas.

- Espero que lo aceptes, o tendría que tomar medidas drásticas. - Lauren dijo mientras llenaba las copas. Se acercó con una en cada mano y ofreció la de su mano derecha. - Primero bebe un poco, siempre nos relajamos más con un poco de vino, no es para emborracharnos ni nada.

Desconfiada hasta el extremo, tomé un pequeño sorbo y sentí el dulce líquido bajar suavemente por mi garganta, calentándolo. ¡Realmente necesitaba un trago de esos! Lauren se sentó en nuestro suave sofá y yo rápidamente me puse a su lado, ella estaba evidentemente animada y tímida, como siempre lo estaba cuando estaba a punto de hacer algo que consideraba tonto o romántico.

- Será una de nuestras mayores locuras. Pero primero quiero hablar contigo sobre el trabajo en Roma...

- No me iré. - la interrumpí firmemente. - Ya te lo dije, no te dejaré.

- Lo harás.

La miré totalmente sorprendida, incapaz de pronunciar ninguna palabra. Mi expresión debería estar como "¿De qué mierda estás hablando?", porque pronto Lauren estaba tratando de contener la risa. Le dio un buen trago al vino y dejó la copa sobre la mesita de centro. Se acercó a mí y me tomó de las manos como yo lo hice con antes de que se escapara.

- Sólo serán tres meses, comparado con lo que hemos vivido, lograremos sobrevivir. - Lauren dijo con calma. - Siento mucho por mi reacción anterior, pero realmente estaba temblando de miedo y sintiéndome culpable. Así que necesitaba algo que me diera fuerzas y lo conseguí.

- ¿Que hiciste? - pregunté en un hilo de voz, sin entender mucho. - Lauren, no me iré, no puedo...

- Si puedes. Como ya dijiste, tenemos que ser menos dependiente, tu vida laboral será de viajes, quieres ser diplomática y estás recorriendo un hermoso camino y lleno de esfuerzos. No seré yo quien se interponga en tu camino porque soy la persona que más te admira, que se despierta en medio de la noche y te ve estudiando algún artículo o libro de leyes. Soy la primera en verte en la cima de tu vida y estar a tu lado, esperando en casa con una sonrisa y dándote la bienvenida. No rechazarás esa propuesta Camila, llamarás a ese romano y usarás todos tus argumentos para convencerlo de que te acepte de nuevo.

Simplemente CamrenWhere stories live. Discover now