Capítulo 34

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POV Lauren

Aparqué el coche sin poder creer dónde estábamos. Está bien, era demasiado surrealista pensar que estaba en Mónaco y casada... Pero ver dónde iba a pasar los próximos días me hizo creer que estaba viviendo un pequeño cuento de hadas. La casa era, pequeña... Pero completamente lujosa, con un magnífico jardín frontal y con el patio trasero siendo la playa. Incluso Camila, ya viviendo algunos años sin tanto lujo, dejó escapar una expresión de sorpresa.

- Leonard siempre exagera. - suspiré saliendo del coche.

- Io non me quejaré. - Camila se rió y también salió del coche.

Puse los ojos en blanco, una vez mimada, siempre mimada. Y la amaba exactamente así. Con una traviesa sonrisa en los labios me acerqué a mi esposa antes de que se alejara demasiado del coche y la cogí en el regazo en un rápido movimiento. Camila dio un grito sorprendido, pero pronto se rió y me envolvió el cuello con los brazos. Cuando la miré por unos segundos me perdí en sus ojos marrones, siendo que sólo me desperté con un beso mojado en mi mejilla. Sin decir una palabra más, la llevé al frente de la casa y la bajé un rato para poder abrir la casa con la llave que Leonard me había dado antes de salir de su casa. El plan se cumplió a la perfección, nos casamos en París en una ceremonia sencilla e íntima, después seguimos directamente al hotel a cambiarnos de ropa y a recoger nuestras maletas. Dormimos todo el viaje en avión, estábamos cansadas ​​y agotadas emocionalmente. ¡Ser intensamente feliz, cansaba!

Y ahora estábamos entrando en ese lugar que sería nuestro pequeño paraíso por tres días. Camila entró en cuanto abrí la puerta, era de noche y el frío viento la hizo abrazar su propio cuerpo, después de todo, llevaba un vestido azul claro muy suave y corto. Yo estaba en mi estilo casual, pantalones cortos y una blusa, simple y práctica. En cuanto pasé la puerta busqué el interruptor de la luz y lo encendí, revelando un lugar acogedor pero obviamente costoso. Todo estaba perfectamente en su lugar, desde un arreglo de flores tropicales en el centro de la mesa hasta los cuadros oscuros y abstractos en las paredes blancas. Hice una mueca disfrazada y cerré la puerta detrás de mí. Camila se fue directamente a la cocina, abrió la nevera y sacó una botella de vino con una gran sonrisa en u rostro.

- Está todo abastecido. - comentó mirando los armarios de la cocina. - Hambre no pasaremos y no tendremos que salir a comer si queremos quedarnos en casa.

Me acerqué para ayudarla a abrir y servir al vino. El hecho de que una sonrisa siempre adornaba sus labios, aunque no se diera cuenta, denunciaba una auténtica felicidad en mi italiana. Y saber que la culpa era mía y sólo mía, me dejaba en un mundo paralelo de satisfacción y alegría que difícilmente podría describir. Tan pronto como las copas estuvieran llenas, dejé el vino a un lado y levanté la copa con el vino.

- A mi esposa, hermosa y peleona, pero mía y sólo mía. - dije en un brindis sin poder contener la sonrisa y la mirada posesiva.

- Io non soy peleona, sólo un poco detallista y que casi siempre tengo razón. - Camila se defendió como siempre, y luego se rió de sus propias palabras haciendo su propio brindis. - A mia donna, linda y desordenada, ma la mia ragazza, mia amica, la mia amante, il mio amore.

Le dimos un toque a las copas produciendo ese sonido de brindis cuando los vasos se tocaron. Tomé un gran sorbo mientras ella apenas bebió la bebida, la tiré por la cintura y suspiré sólo de sentir el calor de ese hermoso cuerpo femenino cerca del mío. Nos miramos un rato, la intensidad creció en el ambiente en cuestión de segundos, como si incluso el aire que nos rodea estuviera contaminado y electrizado con nuestro amor y deseo. Dejé mi boca muy cerca de la suya, pero me alejé cuando intentó besarme, provocándola a mantener esa intensidad. Deslicé la punta de mis dedos por su brazo, sintiendo esa suave piel en la punta de mis dedos a cada suave toque.

Simplemente CamrenWhere stories live. Discover now