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- ¿Me pregunto, como un humano es capaz, de hacerle algo como esto? –mencionó el oficial Dawk.

Tan solo a unos cuantos metros de distancia, se encontraba la escena del crimen. Los agentes de campo habían cerrado el perímetro con una reforzada cinta de seguridad, y aun cuando este solía ser uno de los acostumbrados protocolos a seguir, en aquel momento era indispensable, ningún civil podía ver aquella macabra escena.

El hecho fue notificado por uno de los trabajadores, de una vieja fábrica de metales cercana a la autopista estatal número cinco. Al llegar al lugar, pudo ver charcos de sangre en el suelo y sobre la tronzadora industrial. 

En aquellos momentos, la intensa luz de la cámara iluminaba los restos una y otra vez, tomando fotografías y capturando el máximo de detalles. Sobre una cubierta de plástico, dispuesta fuera de aquel taller, yacía un cuerpo humano. Exactamente trece pedazos de carne cortados de forma horizontal, separados por pocos centímetros unos de otros, que en conjunto demostraban que se trataba de un hombre.

- No quiero a la prensa en esto, aseguren la mayor discreción –ordenó Nile a su grupo de trabajo.

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Aun cuando Petra reiteró una docena de veces, que debía pedir un taxi por su cuenta, en aquellos momentos se encontraba sentada junto a Levi en su ostentoso coche. Una desconocida melodía sonaba con un volumen moderado, mientras podía ver el paisaje urbano junto a la calzada.

- Por tu acento... puedo suponer que eres extranjero... -indicó de improviso, volteando a verle- ¿dónde vivías, antes de arribar a este país? –preguntó.

- Créeme mocosa, no deseas conocerme... –mencionó al momento en que detenía el coche, debido a la luz indicada por la señal de tráfico.

- Te equivocas –expresó con determinación. 

Levi rotó su cuello para observarle. Fue entonces cuando Petra prestó atención a sus propias palabras. Inevitablemente una vez más, el rubor se apoderaba de sus mejillas.

- Es decir, s-solo si tú quieres hablar, yo no... -agregó nerviosa.

Nuevamente dirigió su vista hacia el frente, al mismo tiempo en que presionaba el acelerador.

- Italia, en una pequeña villa al sur de la gran isla de Sicilia. Después de cinco años la rutina fue suficiente para mí –hizo un pausa- ¿Qué hay de ti?

- Nací en este país, aunque me he mudado de aquí a allá un par de veces. Bien, es mi turno –mencionó con una nueva sonrisa en sus labios.

- Tch... ¿Acaso se trata de un interrogatorio?

- Solo quiero, platicar contigo... -expresó- Además, no soy detective o algo por el estilo –respondió con un tono irónico, y una pequeña risa divertida.

Tras el largo trayecto hasta llegar a la mansión Ral, Petra pudo notar que el estar junto a Levi, por primera vez le parecía agradable, incluso más de lo que su propia razón le recomendaba. Y es que aquello le resultaba inexplicable, por una especie de sexto sentido que no lograba comprender del todo, su intuición le repetía una y otra vez que debía apartarse de su lado. 

Levi aparcó el auto junto a la entrada principal. Bajó de este y tras rodearlo, abrió la puerta para ella.

- He cumplido con escoltarte sana y salva esta vez, no expongas nuevamente tu vida de aquella manera –dijo mirándola directamente a los ojos, como si se tratase de la orden de un capitán a un soldado.

Entre las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora