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Levi apreciaba la ciudad, a través de los grandes ventanales de su oficina privada en el hospital. Se decía a si mismo que podría permanecer allí durante una eternidad, y jamás acabaría de comprender del todo el comportamiento humano. Empresarios y ejecutivos caminando apresurados a través de las transitadas avenidas, vagos escudriñando entre la basura, madres con sus hijos camino a la escuela, adolescentes riendo ridículamente en un intento de llamar la atención, robos menores de sujetos que no tardaban en correr, con toda la capacidad que sus músculos les permitían... y a pesar de todo aquello, sus pensamientos eran guiados hacia ella, la mocosa de cabello anaranjado, y aun cuando los días transcurrían en falta de su presencia, no lograba apartarla de su mente. De pronto, el teléfono sobre su escritorio sonó, provocando que desviara su vista hacia el aparato. Con cierto recelo, cogió la bocina.

- Ha pasado un tiempo pequeña rata, por lo visto, te he enseñado bien a como desaparecer...

Levi enseguida reconoció aquella áspera voz al otro lado de la línea.

- Si, ha pasado un tiempo, Kenny -respondió luego de una pequeña pausa, impasible.

- ¿Así es como le hablas a tu mentor y única familia, después de todos estos años? ¿acaso tu padre olvidó enseñarte modales? -mencionó soltando una fuerte carcajada, que provocó que Levi alejara levemente el móvil de su oído.

- ¿Para qué has llamado?

- Tengo un asunto que resolver, y no se me ocurre alguien más adecuado que tu para este trabajo. Iré directo al grano, la paga es buena, harías algo más que esos ridículos juegos de niños que provocas en la prensa, y saldarías parte de tu deuda.

- No seré tu jodida marioneta otra vez -soltó tajantemente.

- Escúchame pequeña rata, no olvides que me debes un par de favores...

Levi se permitió pensar por un momento, sabía que se encontraba entre la espada y la pared en aquellos instantes. Sin duda Kenny encontraría la forma de destruir su vida por completo, si su respuesta continuaba siendo un rotundo "no".

- ¿Tienes miedo? ¿acaso mami no puede protegerte? -mencionó burlonamente.

- ¡Que te jodan maldito pedazo de mierda!

- Ese es mi querido sobrino... -mencionó tras nuevamente soltar una fuerte carcajada- las instrucciones estarán en el buzón de tu casa -dijo justo antes de colgar la llamada.

- ¡Mierda! -gruñó chocando el aparato contra el escritorio.

Un par de golpes en la puerta y esta se abrió quedamente.

- Doctor Ackerman, el próximo paciente aguarda por usted.

Levi observó con una gélida mirada a quien osaba interrumpirlo, más asintió en silencio en un increíble esfuerzo de no descargar toda la ira que lo invadía en aquellos instantes.

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- Entonces... ¿no notó nada fuera de lo normal?

- No oficial, estuve en mi puesto todo el día.

- ¿La visita de alguna persona no residente del edificio? -preguntó el oficial Dietrich.

- No, señor. Mi trabajo consiste en registrar a cada visitante. Pueden revisar las grabaciones de las cámaras de ser necesario -añadió el viejo conserje.

- Bien, necesitaremos una copia.

En la privacidad del pequeño cubículo que representaba su oficina, Mike revisaba las cintas de video en su ordenador. Todo parecía ir normal, como había asegurado el viejo empleado, no había nada ni nadie sospechoso rondando el apartamento donde vivía la ex oficial Anka Rheinberger. No obstante, el botón de pausa fue presionado.

Entre las sombrasWhere stories live. Discover now