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Petra permanecía sentada en la parte trasera del coche, aun cuando el chofer había aparcado junto a la casa de la familia Smith, hacía aproximadamente diez minutos. El ambiente cálido recordaba la presencia del verano, mientras que la música sonaba con un volumen moderado en una de las tantas radios locales.

- ¿Está usted bien, señorita Ral? –indagó Lars.

- Si, por supuesto –respondió con un tono calmado y mostrando una amable sonrisa a través del retrovisor.

- Creo que, si permanece allí atrás por más tiempo, llegará tarde a su compromiso.

- Aun estoy decidiendo, si esto es una buena idea –indicó volteando a ver a través de la ventanilla polarizada.

- Comprendo... si desea ir a otro lugar, solo debe decírmelo.

- No yo, bajaré enseguida –se apresuró a contestar.

Uno de los principales motivos, por los que Petra dudaba en asistir a la mencionada cena, era él... Levi Ackerman, aquel reservado y misterioso sujeto, el mismo que había provocado cambios en su vida y aún más importante, aquel a quien no conseguía apartar de sus pensamientos. Intentaba convencerse a si misma que no lo conocía realmente, y debido a sus propias palabras, no se convertía  en una persona confiable del todo. No obstante, contradictorio a sus cavilaciones, Petra no era aquella clase de persona que juzgaba a un libro por su portada, por lo que intentaba aplicar el mismo principio en él, aunque resultaba algo más difícil de lo habitual debido a su impasible personalidad. Petra caminó a través del pequeño sendero del jardín, hasta llegar junto a la puerta principal. Enseguida presionó el timbre. Unos cuantos segundos y frente a ella se encontraba Erwin, quien le dio un afectuoso abrazo.

- Bienvenida Petra... -mencionó al momento que mantenía las manos sobre sus hombros.

Petra lo veía con una sonrisa en su rostro al igual que él. Después de todo resultaba agradable visitar a un viejo amigo. Pronto Erwin desvió su mirada asegurando, que la persona que esperaba, estuviese acompañando a la joven doctora. Mas, solo pudo observar un auto aparcado en la calle. Petra pudo notar entonces su expectante estado, lo que provocó que rodara sus ojos, lo conocía como para saber que aquella invitación se trataría de su mencionado "plan", y ella era tan solo una tonta excusa.

- Debes saber que no somos tan cercanos, como para compartir el coche.

- Petra yo no... -en aquellos instantes, y tras ver su expresión prefirió prescindir de sus palabras, no podía inventar una excusa- ¿lo has invitado?

- Si –respondió sin darle demasiada importancia- Erwin, tu esposa debe estar esperando por nosotros.

- Oh por supuesto, adelante –indicó apartándose de la puerta.

Marie resultó ser una persona encantadora, al igual que su pequeña hija, quien merendaba acomodada en su trona de color rosa. Disfrutaban de la exquisita comida casera, riendo y platicando. Petra podía percibir aquella cálida sensación de un hogar, como hacía años no sentía en la solitaria mansión Ral, a pesar de siempre estar rodeada de gente.

- Bien, traeré el postre –mencionó Marie alegremente.

Petra asintió mientras hacía gestos y caras para entretener a Jessie. Erwin la observaba en silencio, con una leve sonrisa en su rostro. Todo aquello se vio interrumpido por el sonido del timbre en el vestíbulo principal. El oficial Smith vio el reloj sujeto a su muñeca, dirigió una última mirada a Petra, provocando que esta también volteara a verle.

- Yo, abriré la puerta...

Petra tan solo asintió al momento en que se reincorporaba, más sin soltar la mano de Jessie. Erwin se encontró de frente con el serio rostro de Levi. Enseguida esbozó una sonrisa, invitándole a ingresar.

Entre las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora