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Los haces de luz que se colaban por las grandes ventanas de la oficina del doctor Ackerman, indicaban indudablemente el medio día, y con ello la hora de almorzar. Levi caminó a través del pasillo hasta llegar junto al elevador. Se detuvo por unos cuantos segundos, no obstante, y como era de costumbre, prefería el camino largo mediante las escaleras de emergencia. ¿La razón? Aprovechaba la ocasión para estirar un poco sus músculos, y aún más importante, evitaba el incómodo momento de estar en un pequeño cubículo con personas a su alrededor. Sin demasiada prisa bajaba cada escalón con las manos en los bolsillos de su oscuro pantalón, perdido en sus propios pensamientos. Su mente analizaba cada palabra pronunciada por Erwin Smith aquella mañana y su invitación, para unirse a una de las organizaciones más importantes del departamento de justicia del país. Aceptar aquella interesante propuesta, significaba que su trabajo en aquel hospital debía llegar a su fin. Al considerar todas las situaciones en que lo solicitaban en la sala de emergencias, resultaba imposible controlar ambos trabajos a la vez. Sin embargo, aun cuando no se fiaba del todo de Grisha Jäger, había firmado un contrato por los siguientes seis meses y no podía infringirlo. "Por lo demás... prefiero la compañía de la mocosa". Fue entonces cuando detuvo sus pasos bruscamente, no podía continuar mintiéndose a sí mismo, en su interior un sinfín de singulares y desconocidas sensaciones comenzaban a surgir. Inclusive, al contrario de sus propias convicciones, había estado considerando la idea de invitarla a una estúpida cita. ¿El problema? Las palabras amables no formaban parte de su extenso vocabulario, tampoco el comportamiento social adecuado para una situacion como aquella.

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- Esto es absurdo, no podemos interrogar a cada persona en la ciudad -mencionó molesto Dietrich.

- No se trata de toda la ciudad, han reducido las posibilidades a una lista considerablemente más pequeña. Si quieres escuchar mi opinión al respecto, es mejor que obedezcas las órdenes, este caso es diferente a los habituales -explicó Mike.

- Lo sé, lo sé... este sujeto no actúa de la misma forma...

- No -mencionó interrumpiéndolo- es porque está involucrada una de las familias más influyentes del país.

Ian observó de reojo a su compañero, y sin atreverse a pronunciar una palabra más, continuó comiendo la comida en su plato.

En una de las tantas habitaciones, se encontraba Nile interrogando a las personas cuyos nombres aparecían en los archivos. Sin entregar demasiada información procedente de los asesinatos, lograba obtener lo que necesitaba de cada sujeto, dentro del oscuro cuarto, y bajo la atenta mirada de Erwin, tras el vidrio polarizado.

- Bien, aquel era el último -indicó el oficial Dawk, luego de que el sujeto en cuestión abandonara la habitación.

- De acuerdo, puedes descansar un momento, contactaré a los siguientes por ti -señaló Erwin a través del micrófono.

Erwin cogió la bocina del teléfono, tras sentarse en la cómoda silla detrás de su escritorio. Murmuraba para si los nombres a medida que avanzaba en el listado de candidatos y realizaba las llamadas correspondientes. Algunos reaccionaban asustados tras escuchar su identidad, otros tan solo asentían sin más. Todo aquello resultaba de lo más habitual, hasta el preciso momento en que leyó un nombre conocido para él.

- Ackerman, Levi... -murmuró.

Sus ojos se abrieron un poco más de lo normal y enseguida llamó a uno de los subordinados a cargo del oficial Dawk para reportar lo que para él, era un error.

- ¿Sucede algo, señor? -preguntó luego de ingresar al despacho.

- Por lo que sé, este inventario de posibles sospechosos fue reducido según el área donde ocurrieron los asesinatos, el género del individuo, y si poseían algún tipo de antecedente en su haber, aunque solo se tratase de algo insignificante como una multa de tránsito.

Entre las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora