Capítulo 1

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Natalia POV

Barcelona - Diciembre.

He estado en la terraza por horas fumando mientras miraba a la luna, todas las noches hacía lo mismo porque me recordaba a ti.

Recuerdo que no te gustaba que fume, siempre me decías que estaba destrozando mis pulmones y tenías toda la razón del mundo, pero era la única manera que tenía para desestresarme. Odiaba fumar, el olor a tabaco, todo. Pero sin embargo lo hacía. Poco a poco había ido disminuyendo la cantidad de cigarrillos por día hasta que lo dejé completamente.

Ahora he vuelto a fumar y lo odio, pero me quita el estrés. Cuando estaba contigo no tenía estrés, sentía que no necesitaba fumar y de alguna manera me habías ayudado a dejar el cigarro y te lo agradecía.

Ha pasado ya mucho tiempo desde que te vi la última vez y no sé absolutamente nada de tí desde ese entonces, pero te extraño como el primer día.

Y sé que me debes odiar con toda tu alma y me parece lógico porque no tienes idea de todo lo que ha pasado conmigo. Joder, si supieras, Albi.

Espero que algún día pueda volver a verte y que me des una oportunidad para poder explicarte todo lo que ha pasado, el por qué me fui.

Mis padres desde chica me habían inculcado que debía estar con un tio para ser feliz, pero yo sabía que eso no pasaría del todo. Desde que era pequeña me había sentido atraida por las tias (y por los tios también, aunque no mucho) y no sabía que hacer porque era consciente de que no iba a tener la aceptación de mis padres y eso me daba miedo, muchísimo en realidad.

No te das una idea de lo que estaba viviendo, de la mierda por la que estaba pasando cada día al escuchar las barbaridades que decían mis padres de las personas homosexuales.

Yo me preguntaba por qué existía ese tipo de gente, con ese pensamiento y la cabeza tan llena de mierda. ¿Que más daba con quien estaba si yo era feliz?

Mis hermanos muchas veces discutían con mis padres cuando ellos hacían comentarios homófobos y yo me quedaba callada, sabiendo toda la mierda que vendría hacia mi cuando les contase la verdad.

Santi y Elena sabían sobre mi sexualidad y me apoyaron siempre en todo y nunca voy a dejar de agradecerles por eso.

Los extraño muchísimo, necesito volver a verlos pero no puedo acercame a ese entorno otra vez porque me encontraría con mis padres y no quiero.

Cuando les conté a mis padres que era bisexual y que estaba enamorada de ti me rechazaron, me trataron como a una puta mierda y eso me destrozó completamente.

Recuerdo esa noche como si hubiera sido ayer. Mis padres volvían del trabajo y yo les dije que tenía que decirles algo importante. Recuerdo que ellos no se habían tomado muy en serio lo que tenía que contarles hasta que les dije que era bisexual.

Recuerdo que la cara de ambos se había transformado completamente y mi madre fue la primera en reaccionar. Se levantó del sofá para venir hacia mi y darme una cachetada y luego de eso me empezó a gritar un montón de barbaridades que prefiero no repetirlas. Mi padre, por otra parte, se levantó del sofá y subió las escaleras sin siquiera mirarme a la cara.

Minutos más tarde bajaba una maleta y yo no entendía absolutamente nada lo que estaba pasando, hasta que me miró y me dijo 'Mañana mismo te vas a un internado. No quiero a una enferma aquí' y yo me quedé de piedra. Lo único que hice fue llorar toda la noche.

Me habían quitado el móvil y todo con lo que pudiera comunicarme contigo, no tenía manera de hacerlo. Intenté escaparme de mi casa en la noche, pero mi padre me tenía encerrada, como a una maldita rehén.

Al ser menor de edad no podía hacer nada, y era lo peor de todo.

Cuando me mandaron al internado conocí a la Mari, ella estaba ahí porque sus padres no la aguantaban, según lo que ella me había dicho. No duramos ni un mes ahí.

Porque nos escapamos.

No podía soportar que mi padre haga lo que a el le diera la gana conmigo y escapé con Maria.

Lo recuerdo como si fuera hoy, esa noche había una lluvia torrencial, parecía que se iba a venir el puto mundo abajo. Pero decidimos que era el momento de escapar y eso fue lo que hicimos.

Al rededor de las cuatro de la madrugada, salimos por una ventana que había en una habitación vacía. Nadie se había dado cuenta que estaba abierta excepto nosotras, claro.

Cuando logramos por fin salir ambas intentamos ir a algún lugar con reparo. Solamente teníamos una mochila cada una con un poco de ropa y nada más.

El internado estaba todo cubierto con un alambrado al rededor y había un pequeño paredón. Bueno, no tan pequeño.

Días atrás habíamos visto una escalera en uno de los lugares de aceo y entonces fuimos a buscarla para poder escapar de ahí.

Y lo hicimos.

Un camionero nos llevó hasta Barcelona y estábamos ahí sin nada. Por suerte Maria conocía a una amiga que tenía una cafetería y nos dió trabajo a ambas.

Si no fuese por Marta estaríamos en la mierda.

Ella también se ofreció a ayudarnos a pagar un piso. Quedamos en vivir las tres en el mismo y así repartimos el alquiler entre todas.

Intenté buscarte por todos lados, pero no estabas.

La primera persona con la que hablé fue con Marilia, porque recordaba su número y cuando conseguí un móvil le hablé inmediatamente para preguntarle de tí. Ella me dijo que te habías ido hace unos días y nadie sabía a donde. Ni siquiera tus padres sabían en donde estabas.

Espero que estés bien, necesito saber que lo estás y necesito saber también que no me olvidaste.

Por favor, espero que no me olvides nunca porque necesito estar junto a tí sea como sea.

No me olvides. | albalia.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن