Alpha

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Siempre he leído historias de hombres lobos, me fascinaba ese lazo que se hacía entre mates. Eso pensaba hasta que me pasó a mí.

Gabriela

Me desperté como todos los días, me duché y desayuné algo ligero.

Cada día me decía a mi misma que sería un gran día cuando siempre resultaba ser lo contrario.

Vivo con mis abuelos en Seattle, a las afueras, también está mi prima Coral que se ha convertido en casi mi hermana. Vamos al mismo instituto aunque ella es un año menor que yo. Tenemos 17 y 16.

Mis abuelos son dos señores mayores que casi no pueden con su alma, están a nuestro cuidado, mi abuela ha sido la madre que me faltó todos estos años y Agustín mi abuelo, el padre que me dejó abandonada. Mi prima es adoptada, casi como yo. Hemos tenido un pasado un poco difícil pero ellos son mi familia y los amo.

Coral ya me estaba esperando para salir, ya que podemos ir caminando.

Cuando llegamos todo fue una rutina salvo después del recreo.

Alumnos nuevos o eso creí.

De eso se hablaba.

Las clases pasaron casi rápido, casi porque es un infierno tener que soportar a la de biología, todo por la carrera.

En la cafetería que consiste en un mini bar con unas cuantas mesas al rededor, nos sentamos Coral y yo.

Sucedió algo inesperado pero deseado.

Un tipo alto de ojos verdes e imponente me acorraló a la pared en cuestión de segundos. Me quedé estupefacta mirando su rostro, es hermoso.

–Mía– susurró aspirando mi olor.

–¡Ah!– miré por el rabillo de mi ojo ya que estaba acorralada. Un tipo más bajo que este desconocido también tenía a Coral acorralada– ¡sueltame idiota!– le dio una patada en la entre pierna y él se tiró al suelo mientras maldecía.

Al momento Coral se sintió culpable y se tiró al suelo de rodillas para socorrerlo. No tiene caso.

Mientras tanto el desconocido observaba cada movimiento que hacía y de repente me miró con asco y delante de todos escupió:

– Eres una estúpida humana– cogió la bandeja y la tiró al suelo con todas sus ganas. Todos hicieron "oh".

Al momento el chico del suelo se levantó como un resorte.

– Alpha tranquilo– intento cogerle por los hombres pero el desconocido se apartó marchándose por la puerta no sin antes darme una mirada de asco.

El chico también me miró pero con pena y salió detrás del desconocido.

Aplha

No puede ser esas cosas no existen. Miré a Coral, que estaba estupefacta, la agarré del brazo y la arrastré hasta la biblioteca, donde la soledad reinaba casi todo el día.

Empecé a buscar como loca en la sección de sucesos sobrenaturales algo de hombres lobos, he leído sobre ellos, mates, alphas, lunas....

– Gabriela– Coral está a punto de llorar, lo sé– Gabriela para y vamos a buscar ayuda, ¿que ha sido eso?.

Me giró hacia ella.

– Son hombres lobos– ella me mira como si tuviera tres cabezas – sí lo sé, no existen, se supone pero eso que ha pasado es algo de ellos.

Se me encendió la bombilla, o quizá no tanto.

– Ven vamos a buscarlos no pueden andar muy lejos– agarré a Coral y ella se negó. Pero insistí y cedió.

Buscamos por todos los pasillos llenos de alumnos, por las clases, por la cafetería...hasta que llegamos al despacho. De el salían esos dos chicos junto al director que llevaba una cara de preocupado.

– Que casualidad señoritas – dice nervioso – Ahora las iba a buscar, se tienen que ir con estos chicos de aquí. Ya hablé con sus abuelos.

– ¿QUÉ? – Gritamos las dos al unísono.

– Callénse y obedezcan – el tipo alto, el Alpha, habló directo y sin pelos en la lengua. Que carácter.

Nos miramos y negamos mientras retrocediamos.

Chocamos con un chico que nos insultó levemente y los dos desconocidos gruñeron. No cabe duda.

Coral estaba que no cabía en sí, mientras que yo trataba de asimilar que todo lo que leí es real.

Estúpida HumanaWhere stories live. Discover now