¿Un trabajo?

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Gabriela

Entré al despacho y poco después entro él.

- Pensé que querías verme lo más mínimo Jacob- dije todavía de pie.

- Bueno esto es importante y nos va a beneficiar a los dos- dijo sentado él en su silla de cuero.

- Bien te escucho - le invité a que prosiguiera.

-Vas a trabajar - abrí los ojos de par en par, pensando en que no había escuchado bien- en una cafetería de la ciudad, te iré a llevar y te recogerá Sam, el nuevo chofer-.

- ¿Y por qué tendría que aceptar el trabajo? - ya convencida de que no era ninguna broma, me senté en una de las sillas en frente del escritorio.

- Porque tendrás que pagar el destrozo de la cocina - dijo totalmente tranquilo.

La rabia me consumió al pensar que si Betty lo hubiera hecho no hubiera tenido que hacer nada.

Dude si hablar o no, el ambiente estaba muy tenso.

- Seguro que si Betty lo hubiera hecho...no tendría consecuencias- me miró de una manera que no pude descifrar - además, pensé que no querías que saliera - tome un bolígrafo azul que había encima de la mesa para empezar a juguetear con él.

- Solo saldrás a la cafetería y estarás allí durante un mes, he conseguido que te paguen más para que puedas terminar antes, además no hace falta decirte que no puedes tener "amiguitos" y no te podrás escapar ya que habrán hombre vigilándote por fuera y por dentro - dijo serio, se acomodó más a su lugar.

- No se si sentirme famosa o acosada, pero esta bien, al menos veré a gente diferente y otro ambiente. ¿Cuando empezaré? - apoyé los brazos en la mesa y solté el bolígrafo, él a su vez no paraba de observar mis movimientos.

- Mañana, que es lunes - hizo una pausa y suspiró - Gabriela no lo tomes como un regalo sino como un castigo, no está bien escuchar conversaciones ajenas-.

- Bueno, de todas maneras no me arrepiento de saber la verdad, la verdad de lo que soy en esta casa - miré hacia la ventana a su espalda y me reí sutilmente - ¿ por qué odias tanto a la raza humana? ¿Mataron a tu familia? - sentí como su cuerpo se tensaba - si es así, yo no tengo la culpa y estoy totalmente en contra de todas las guerras, aunque Betty consiga sacarme de quicio y me haga enseñar mi lado menos racional... -.

- Tuviste razón en decirle todo lo que le dijiste, eres la reina y la Luna, nadie te puede quitar ese puesto por muy raza superior que sea - lo volví a mirar.

- ¿Por qué no me das ese puesto? - traté de que me dijera por qué tanto odio.

- Gabriela... no soy una persona que olvida fácilmente- se echó para atrás en su silla que parecía ser 10 veces más cómoda que estás que estaban aquí- se que hago mal en pagarla contigo pero simplemente no puedo evitarlo -.

- O no lo intentas- me levanté de mi asiento, tenía algo en mente- ¿tienes miedo a enamorarte? - me fui acercando más y más a él hasta sentarme en la mesa, justo a su lado.

Me miró de abajo a arriba y acabó en mis labios. ¿Qué le podía más, el deseo o la rabia?.

- Sí, tengo miedo a caer rendido a tus pies - nos miramos por unos largos segundos.

- Yo no merezco que me trates como lo haces Jacob - me bajé de golpe y me alejé.

- Perdón- se levantó y se acercó a mí.- perdona todas las veces que no me puedo controlar - se intentó acercar más pero me alejé.

- Demuéstrame que tus disculpas son sinceras- pensaba que ganaba la batalla pero...

- Yo no tengo que demostrar nada a nadie - pum, un muro más construido por el ego de Jacob.

- Entonces tu orgullo te matará- y salí por la puerta.

Fui a buscar a Coral que estaba el sillón con Erick, muy acurrucados viendo la tele. Decidí retractarme para no interrumpir y me fui a dar un paseo en el jardín aunque mi corazón quería estar igual con Jacob.

Hoy estaba nublado, las vallas parecían mas grande de lo normal. Habían algunos guardias vigilando las entradas y alguno que otro me miraba alerta por si intentaba hacer algo.

Me sentí observada así que empecé a mirar a todas las ventanas de la casa hasta que di con una mirada verdosa mirándome desde lejos. Mantuvimos la mirada unos cuantos segundos hasta que él se fue de la ventana.

Espero que mañana me vaya bien en la cafetería.

A la hora de almorzar ya había hablado con Coral, me dijo que eso podría ser una oportunidad para devolverle a Jacob todo lo malo que me ha hecho aunque yo desechaba esa idea debido a los vigilantes que seguro le dirían con pelos y señales todo lo que pasaba a Jacob. Ni come ni deja comer, ese parece ser su lema.

Para almorzar nos sentamos todos cuando por la puerta entraron algunos hombres vestidos de traje que se sentaron en los sitios restantes de la gigantesca mesa.

- Vaya Jacob, veo que tu familia es extensa - habló un señor con una voz muy varonil, se veía elegante.

- No es su familia padre - habló un hombre más joven, bastante guapo.

Jacob pareció darse cuenta de mis pensamientos ya que carraspeó la garganta mirándonos sin escrúpulos a los dos.

- Yo soy su beta y esta mujer tan hermosa -señalo a Coral a su lado - es mi mate, Coral-.

Todos se saludaron y se presentaron.

- Yo soy Gabriela, la luna de la manada y la mate de Jacob - dije tranquilamente, ganando una risita por parte de Betty.

- Encantado señorita Gabriela- habló el mismo chico de antes, con una sonrisa tímida- me llamo Ivor-.

Estúpida HumanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora