Capítulo 1

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Ana Guerra se detuvo al borde del puente y cerró los ojos mientras buscaba su centro de equilibrio.

Los cálidos rayos de sol y una suave brisa acariciaban su piel. Era un día muy hermoso para estar viva. Soltó la barandilla y nada se interpuso entre ella y el salto al vacío... Quince metros de caída libre hasta las rápidas aguas del río.
La adrenalina la recorrió por dentro al pensar en lo que estaba a punto de hacer.
Su respiración se aceleró y el sudor le empapó las sienes y las palmas de las manos.
Apretó y aflojó los puños varias veces mientras intentaba relajar su respiración.
Unas voces detrás de ella rompieron la paz que estaba intentando lograr. Abrió los ojos y miró por encima del hombro.
Mimi Doblas...
La última persona a la que esperaba ver en aquellos momentos. La última persona a la que quería volver a ver. Ni siquiera después de morir. Dios no podría ser tan cruel para juntarlas en el mismo rincón del Cielo.
Pero si no había más remedio, que así fuera. Mimi estaba allí y sólo tardaría unos segundos en convencer a los hombres que la sujetaban para que le dejaran ir a por ella.
Volvió a mirar al frente, extendió los brazos como las alas de un águila y se precipitó al vacío al tiempo que el grito de Mimi resonaba en las paredes rocosas del barranco.
Y mientras caía en picado como un ave rapaz lanzándose sobre su presa, los últimos ocho años de su vida pasaron a toda velocidad por su cabeza, como una película a cámara rápida de su relación con Mimi Doblas.

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Flashback

Ana corría por el patio en dirección al University Center. Llegaba tarde a la reunión, pero no había podido evitarlo. Una vez más, se había visto obligada a darle esquinazo a su guardaespaldas, quien estaba leyendo un libro sobre el Antiguo Egipto en la planta baja de la biblioteca, convencido de que Ana estaba en un grupo de trabajo en una de las salas del segundo piso. Si el pobre supiera cuántas horas pasaba en la biblioteca mientras ella estaba en cualquier otro sitio, los dos se verían en serios problemas.
Era un hombre muy fácil de engañar. Demasiado fácil para el ego de Ana. Para él, las excelentes notas de Ana avalaban las muchas horas de estudio. Ana estudiaba, sí, pero no tanto como él creía, ni muchísimo menos. Al igual que el padre de Ana y que muchos otros hombres de su país, su guardaespaldas no creía que una mujer pudiera conseguir unas notas semejantes sin emplearse a fondo en la tarea. Todos los miembros de su equipo de seguridad pensaban igual.
Cuando ella descubrió las ventajas de aquel rasgo, originalmente tan irritante, dio gracias por que su padre hubiera insistido en asignarle guardaespaldas de su país natal.

Ana vivía en Estados Unidos desde que tenía seis años, y desde siempre le había molestado la actitud de sus guardaespaldas. Hasta que entró en la universidad y descubrió lo fácil que era conseguir un poco de libertad con la mentira del estudio.
Sonrió al pensarlo. La vida tal vez no fuera perfecta, pero sí era muy divertida.
La sonrisa se transformó en una mueca de dolor al chocar contra una roca vestida de mujer. El impacto la hizo tambalearse y caer sobre su trasero en la hierba.

—Uf...

—¿Estás bien? —le preguntó la roca. Tenía una voz tan poderosa como su físico.

Aturdida tanto por el golpe como por aquella voz, Ana levantó la mirada y recorrió casi metro ochenta de musculatura hasta que sus ojos se encontraron. Los de la mujer eran verdes, oscuros y enigmáticos, aunque en aquel momento su expresión no podía ser más clara.
Estaban brillando de preocupación. Por ella...
Ana recuperó la sonrisa y alargó la mano.

—Sí, muy bien, gracias. ¿Me ayudas a levantarme?

La mujer también sonrió.

—Por supuesto —dijo, y extendió el brazo hasta que sus manos entraron en contacto.

La princesa y la guardaespaldas (Warmi)Where stories live. Discover now