The Scientist | Albalia

2. And ask me your questions

Octubre

Natalia

Miro la hora. 00:12. 

Me dejo caer en el asiento de la ambulancia pesadamente. Acabamos de atender el tercer accidente de la noche. Un coche se había llevado por delante a un motorista. Para lo aparatoso del accidente, ha tenido bastante suerte. 

Menos mal que llevaba casco y protección.

Miro de reojo como Miki y María se miran, probablemente debatiéndose entre quién va ser el que pregunte. Es el primer momento relativamente tranquilo que tenemos en lo que va de noche, así que es ahora cuando comienzan las preguntas.

La verdad es que les debo una explicación después de aparecer corriendo como una loca y demandar que nos pusiéramos en marcha a mi casa. Con las sirenas puestas.

- Tía, ¿se puede saber qué coño ha pasado con Alba? - Es María la que me interroga, reduciendo la velocidad en un ceda el paso. Miki se limita a mirarme con preocupación. 

Al ver que no contesto, María insiste - ¿y bien?

- Besé a Alicia - De repente María da un frenazo y Miki y yo tenemos que agarrarnos para no darnos de bruces contra el salpicadero

- ¡Joder, Mari! - grito, sobresaltada

- ¿Y se puede saber por qué coño has hecho eso?

- A ver-

- ¿Voy a tener que partirte la cara, Lacunza?

- María, déjala que se explique - interviene Miki por primera vez. No consigo leer su expresión, pero le miro con una gratitud infinita - Porque tienes una buena explicación, ¿verdad?

Yo asiento

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Unas horas antes

- Ali. Gracias por venir - Veo a la pelirroja acercarse a paso relajado por el parking del hospital y apago el cigarro que tenía entre los labios. Soy consciente de que aquí no se debe fumar, pero me relaja.

- Hola, Nat. - Le sonrío, agradecida por que haya venido hasta aquí. - ¿No me das un abrazo, después de tanto tiempo?

Me acerco a ella y la abrazo. Es menos incómodo de lo que esperaba. Al fin y al cabo Alicia es la única persona en el mundo aparte de Alba de la que puedo decir con seguridad que he estado enamorada. Hace muchos años ya que dejé de sentir nada por ella, pero siempre le guardaré cariño; ella fue mi primer amor, y yo el suyo. 

Nos separamos y yo me aclaro la garganta.

- Bueno, como te dije por teléfono, lo único que me falta es la llave del aula - le explico, de nuevo un poco incómoda. Pedirle un favor como este precisamente a tu ex no es lo más... normal. No sé cómo comportarme, y no sé cómo interpretar la expresión en su cara.

- ¿Ya tienes todo lo demás? - Me pregunta, sin mirarme a los ojos directamente

- Sí, esto es lo último - Ella asiente y mete la mano dentro de su bolso, sacando unas llaves de las que cuelga una etiqueta, "1B".

Alicia se queda mirando las llaves en su mano un rato. Yo la espero, paciente. Esta situación debe ser muy rara para ella. Siento haber tenido que pedírselo, pero es la única persona que conozco que me podía ayudar.

- Suerte la tuya que yo haya terminado trabajando en el mismo instituto en el que estudiamos - Me mira con algo de tristeza - Ya he dejado tu carta allí, por cierto. En el pupitre que me dijiste.