21. Epílogo [Parte III]

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Alba


- Natalia, ¿me puedes explicar qué es todo eso?

Natalia maniobra la montaña de libros que carga en sus brazos mientras intenta cerrar la puerta de casa con el pie. Me levanto a ayudarla porque la situación es un desastre inminente.

- Libros - Responde ella con simpleza. Cojo una parte de la pila y los dejo encima de la mesa - Gracias

- Libros - Repito, mirando la portada del que tengo a la vista. Leo el título y suelto una carcajada.

" ¡Socorro! Somos padres primerizos "

- Pero ¿qué es esto? - Yo sigo riéndome mientras Natalia organiza en la mesa todos los libros que ha comprado.

- Es que estaba en la feria del libro, y le pregunté al de la caseta por libros para padres - Señala la pila de libros que hay a la izquierda - Y me recomendó estos 

- ¿Y esos otros? - Pregunto, señalando los que están a la derecha

- Estaban de oferta, Albi

Yo me masajeo las sienes y suspiro. Yo la adoro, pero a veces... 

- Nat, tú eres consciente de que vamos a criar a un niño, no hacer un doctorado, ¿verdad? 

Natalia se queda mirando los libros recién comprados y después me mira a mí, rascándose la nuca.  

- Me he pasado un poco, ¿no? - Nat se lleva una de sus manos a la nariz con nerviosismo, donde solía llevar el septum. Hace tiempo que dejó de llevarlo, pero esa manía nerviosa la ha acompañado hasta hoy.

- Un poquito, sí - Contesto. Natalia empieza a recogerlo todo, cabizabaja y sin mirarme, y me siento un poco mal. La pobre solo está insegura, y mentiría si dijese que yo no me siento así a veces.

Me siento junto a ella y pongo una mano sobre la suya para que se esté quieta. Natalia me mira sorprendida.

- Un poco de lectura nunca viene mal - Le digo, y beso su sonrisa. Echo un vistazo al otro montón de libros - Como... "Consejos de supervivencia para padres adoptivos" - Ay, Nat. Sonrío y dejo un beso en su mejilla.

- Te adoro - Natalia me da un beso antes de cargar los libros y llevárselos a la habitación. 

- ¡Y yo a ti! - Respondo, alzando la voz para que pueda escucharme desde la otra habitación. La veo aparecer otra vez en el salón y estiro la mano para invitarla a que vuelva a sentarse junto a mí - Hablé ayer con Esther. Me ha dado el contacto de una asociación que organiza charlas para padres adoptivos. Te iba a preguntar que si querías que fuésemos

Natalia ríe, aún algo sonrojada, y asiente - Sí, me encantaría

- Sé que adoptar a veces tiene unas dificultades añadidas, pero vamos a tomárnoslo poco a poco, ¿vale, Nat?

Natalia se mira las manos unos instantes y después sonríe. Me besa con entusiasmo y yo me dejo caer hacia atrás en el sofá mientras Nat se coloca entre mis piernas. Yo la acerco a mí con un brazo alrededor de sus hombros y ella me retira el pelo de la cara con reverencia.

- Poco a poco

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Y es así, poco a poco, como construimos nuestra familia.

Los primeros días son difíciles. Llenos de silencios incómodos e inseguridad. Nadie está seguro de qué decir, ni cuándo, ni como. Mentiría si dijese que fue fácil, y sin embargo, también sé que pocas cosas que merecen la pena lo son. Pero los tres ponemos de nuestra parte. 

The Scientist | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora