11. Heads on a science apart

12.7K 642 230
                                    

Alba

Con manos temblorosas, descuelgo el teléfono. Sin que pueda siquiera empezar a decir nada, la voz de María se escucha con claridad a través del móvil.

- Antes de que te de un infarto, rubia, no le ha pasado nada a Natalia. Respira. - Obedezco a mi amiga y dejo salir el aire que no me había dado cuenta que estaba reteniendo.

- ¿Por qué me llamas entonces?

- Para ver cómo estás - María me habla con suavidad. Parece preocupada - ¿Has dormido algo?

Suspiro.

- Reche... - María también deja escapar un suspiro, más sutil que el mío.

- Lo siento, Mari. Es que... me cuesta dormir - Hay silencio en el otro lado de la línea durante unos segundos. Supongo que María está pensando en qué decir.

- ¿Dónde estás? ¿Estás en casa?- Me sorprendo a mí misma al dudar entre si contarle la verdad a María. Por alguna razón, no quiero contarle a María que he encontrado las cartas, ni quiero contarle sobre el agridulce viaje de esta tarde.

Es como si contarlo a alguien más fuese a romper la magia y el sentimiento de cercanía que siento con la mujer que amo cada vez que leo una de las líneas que ella me escribió, o cuando me siento en un lugar que significó algo para mí, para nosotras.

- ¿Alba?

- No estoy en casa. He salido a dar un paseo - Me aclaro la garganta - Para intentar despejarme un poco

- Eso está bien - María suena insegura, y soy consciente de que María está a años luz de su zona de confort. No sabe qué decir, ni qué hacer. Igualmente, yo le agradezco profundamente que a pesar de todo, siga cuidándome.

También me he dado cuenta de que se siente muy culpable por lo que pasó. Aunque no se le nota tanto como a Miki, que apenas es capaz de mirarme a la cara, lo veo en cómo mira a Natalia cada vez que pasa por la habitación, y en las miradas furtivas que me echa cuando cree que no me doy cuenta.

De lo que ellos no se dan cuenta, es de que no les culpo en absoluto. Igual que sé que Nat tampoco lo hace. Pienso en la chica, y me pregunto cómo estará. Lo último que supe es que su operación había sido un éxito, pero no había sabido nada más.

- Oye, Mari

- Dime

- La chica, Laura. ¿Sabes cómo está? - Juego con la manga de mi chaqueta y sujeto el teléfono con el hombro, expectante por la respuesta de mi amiga.

- Pues está fenomenal. Recuperándose - Casi puedo ver la sonrisa que sé que está esbozando ahora mismo - No tiene ninguna secuela neurológica

Pronuncia la última frase con orgullo. Se siente orgullosa de su compañera, y yo también. Me consuela saber que al menos la chica saldrá adelante; tiene una segunda oportunidad y podrá rehacer su vida.

Se me pasa por la cabeza que es injusto que esa chica esté bien mientras que Natalia sigue en la UCI y puede que no salga adelante por salvarla a ella. Instantáneamente se me revuelve el estómago por haberlo siquiera pensado. Me dan ganas de vomitar; ¿qué clase de persona piensa algo así?

"Eres humana, Albi" Casi puedo escuchar la voz de Natalia.

De pronto me entran unas ganas terribles de llorar. Necesito hablar con ella. Mirarla a los ojos, hablar con ella. Aclararlo todo. Saber que estará bien. Nuestra última conversación pesa más sobre mis hombros cada día que pasa.

- Alba. ¿Estás bien?

- ¿Eh? Sí, sí - Me paso la mano libre por la cara y me froto los ojos con fuerza, como si eso fuese a borrar todos los pensamientos que desearía no tener nunca.

The Scientist | AlbaliaWhere stories live. Discover now