6. Tell me you love me

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Alba

Es el teléfono móvil lo que me despierta.

A pesar del enorme cansancio me levanto con gusto. Si el teléfono ha sonado es que Natalia ya debe haber acabado su guardia. No quiero perder tiempo en verla y aclararlo todo; tengo la sensación de que llevo sin verla una semana en vez de unas horas, de las cuales la mayoría he estado durmiendo.

Nunca se me ha dado bien enfadarme ni discutir con Natalia. Nos picamos todo el tiempo, pero es muy poco común que tengamos discusiones fuertes (y mucho menos del calibre de la de anoche).

Suspiro aún con los ojos cerrados, y me doy cuenta de que el teléfono sigue sonando insistentemente.

Cuando me dispongo a hacer que pare de una vez, una mano tatuada me lo impide. Sonrío tanto que creo que se me va a salir de la cara. Natalia me la devuelve y no puedo hacer otra cosa que no sea tirar de ella hasta que cae encima de mí en nuestra cama.

La beso con hambre y ella utiliza la mano que no tiene ocupada en sostenerse sobre mí para apartar las sábanas que se interponen entre nosotras. Buena idea.

Mi plan inicial era hablar con ella, pero la sensación pulsátil que se instala en mi entrepierna me persuade a continuar con el beso mientras clavo ligeramente mis uñas en el cuello de mi novia. Podemos hablar después.

Natalia se separa medio centímetro de mis labios. - Alba - me llama. Yo no le hago caso y continúo lo que estamos haciendo. Me deshago de su chaqueta en un movimiento fluido y Natalia me lo permite, pero vuelve a separarse.

- Quiero explicarte lo que - No la dejo continuar, la empujo y me impulso para que nos demos la vuelta y yo quedo encima con una pierna a cada lado de ella.

- Ahora no - Natalia me mira con los labios entreabiertos y los ojos oscuros, dejando sus manos sobre mis muslos. Me quito la parte de arriba del pijama con rapidez y ella sigue con su mirada clavada en mí. Me encanta ver cuánto le gusto; cuánto le afecta cuando hago lo que quiero con ella.

Sin dejar de mirarla, deslizo una de mis manos, que hasta ahora estaban descansando sobre su abdomen, hasta la suya. La llevo a donde más lo necesito, por debajo del pantalón.

Natalia deja escapar una respiración entrecortada y yo choco nuestros labios. - Ahora me vas a follar, Nat

Obediente, la mano de la morena se cuela por debajo de mi ropa interior y -


...Abro los ojos ante el insistente sonido que viene de mi derecha.

Joder, ha sido un sueño.

Alargo la mano hasta la mesilla de noche, y a ciegas, cojo el dispositivo entre mis manos. La humedad entre mis piernas se hace notable. Lo que me faltaba. Encima de no haber descansado nada ni siquiera había podido desfogarme.

Frunzo el ceño, porque lo que estoy escuchando no es el sonido que tengo asignado como alarma, sino el de una llamada. ¿Lo habré cambiado? La verdad es que no me suena haberlo hecho.

Con un suspiro, me acerco la pantalla para poder ver bien. Veo dos cosas; la primera, que son las 4:52 de la mañana. La segunda es que, efectivamente, se trata de una llamada.

¿Por qué me estará llamando María a estas horas?

Con un cosquilleo de preocupación en el estómago, descuelgo la llamada y me llevo el móvil al oído.

- Alba - El tono de la rubia me pone alerta de inmediato. Puedo escuchar, de fondo, cómo trata de calmar su respiración. Debe haberse alejado el teléfono de la cara, porque es casi imperceptible.

The Scientist | AlbaliaWhere stories live. Discover now