5. No one ever said it would be this hard

11.3K 558 35
                                    

Natalia

Sé que María tiene parte de razón, pero soy absolutamente incapaz de quedarme aquí sabiendo que mi paciente puede estar muriéndose ahora mismo. Encuentro la entrada al patio con relativa facilidad y escaneo el espacio rápidamente para buscar a la mujer.

La encuentro hecha un ovillo. Corro hacia ella y me arrodillo a su lado. Con sumo cuidado de no moverla, intento llamar su atención con suaves palmadas en la mejilla. La llamo un par de veces y abre un poco los ojos, claramente desorientada.

- Ey, hola. No te asustes. Soy médico del SAMUR. Nos llamaste antes, ¿te acuerdas? - La mujer me mira aterrorizada, encogiéndose más sobre sí misma.

La mujer cierra los ojos con fuerza y yo insisto, cogiendo una de sus manos en la mía. Está fría, y yo rezo porque sea por la temperatura y no porque se esté desangrando - ¿Cómo te llamas?

- Laura

- Yo me llamo Natalia. Te voy a ayudar, ¿vale? - Entonces, por fin, Laura me mira. Se aferra a mi mano y me fijo en su antebrazo. Tiene un corte largo y limpio en él. Eso no se lo ha hecho en la caída.

- Por favor - Me susurra, agitada. La mirada de terror de la chica me sobrecoge, pero ahora no puedo pensar en nada que no sea su salud. Yo la intento calmar; lo último que necesito es que haga un movimiento brusco cuando no sé si puede haberse lesionado la columna en la caída.

- Nadie te va a hacer daño, ¿vale? - La chica me mira con lágrimas en los ojos. 

Siento la presencia de María detrás de mí, que está preparando el material básico para la evaluación inicial de las constantes.

- Necesito que me digas qué es lo que te duele - Paso mis manos por las partes del cuerpo que tengo accesibles a mí en esta posición y me apunto mentalmente que tiene el hombro dislocado. No consigo ver  bien qué otras lesiones puede tener porque sigue hecha un ovillo.

La chica se queda mirándome, sin saber qué decir. Yo insisto - ¿Te has golpeado la cabeza al caer?

- Sí

- ¿Qué más te duele, aparte del hombro y la cabeza? ¿Te duele el pecho?

- N-No

- ¿La tripa? - Ella asiente

- Vale. Cariño, te voy a poner un collarín para poder girarte y verte mejor ¿de acuerdo? - Me sobresalto al escuchar la voz de María. Yo la miro agradecida por su apoyo mientras ella le coloca el collarín para que podamos girarla y colocarla en la camilla de cuchara.

Con sumo cuidado la giramos. Cuando lo conseguimos, reparo en la sangre en la parte delantera de su camisón.

Tiene una de sus manos sobre lo que parece ser la fuente.

- ¿Me permites?

Laura aparta sus manos y me acerco para inspeccionar el daño. Es una herida penetrante, y no me hace falta quebrarme mucho la cabeza para darme cuenta de que ha sido provocada por un arma blanca; seguramente la misma que le provocó el corte en el brazo. 

La herida no parece excesivamente profunda; si ha sido provocada por un cuchillo, no lo clavaron entero. Claramente se había defendido de su atacante.

Rápidamente, María me alcanza las compresas que están en la bolsa y presiono la herida. Ha perdido bastante sangre, pero la hemorragia parece controlarse bien con la compresión de momento. No es muy profunda, pero de todas formas no puedo descartar una perforación. 

Las manos de María sustituyen a las mías y me pongo a trabajar con rapidez. La exploro y le tomo las constantes. Tensión; algo baja pero aceptable. Taquicárdica y taquipneica, pero con buena saturación de oxígeno. Hago una exploración neurológica rápida; de lo que puedo evaluar, normal. Pero no me gusta nada que haya perdido la consciencia mientras estábamos en ruta. Ahora mismo lo que más me preocupa es una posible hemorragia interna por la caída.

The Scientist | AlbaliaOnde histórias criam vida. Descubra agora