Capítulo 1 "Día de la fiesta"

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Día de la fiesta


Desde que había entrado, lo había visto. Sentado en aquel sofá mirando todo con obvio aburrimiento. La música sonaba, el tiempo pasaba. Sin embargo para él parecía que nada continuaba. Estaba quieto, podría apostar que incluso aburrido.

Tan tranquilo, muy al contrario de mí y mis piernas temblorosas.

Por eso acepte sentarme cuando me invitaron a jugar. Podría decir que presté atención al juego pero eso sería una gran mentira. Durante todo ese tiempo lo había estado viendo con la esperanza de que en algún momento me notara pero no lo hizo.

Me sentía estafada.

¡Los libros de novelas románticas me habían mentido!

¿En qué momento su mirada se cruzaba con la mía? ¿Cuándo se supone que se me caían los libros y él me los recogía? ¡Lo único que había hecho era chocarme con él y ni siquiera se había tomado la molestia en ayudarme!

Vaya estafa de príncipe azul...

Lo veo de nuevo y no puedo evitar preguntarme: ¿Cuándo cruzaba toda la habitación de manera dramática y me besaba de manera tan apasionada, que dejaba con la boca abierta a todos? ¿Y en qué parte de la historia me decía que me amaba? Porque esto se estaba tardando.

Uhm...

Hago una mueca de manera inconsciente. Parece que he encontrado la falla, el por qué nada de eso sucedería.

Él no me amaba.

Tan simple, tan sencillo, sin embargo tan doloroso pero real.

Yo era para él un fantasmita, uno molesto y que le jodía la existencia al verme. Podía apostar que, en algún momento él habría deseado traer a un padre y exorcizarme.

Cosa de la que no podía culparlo, desafortunadamente de niña no había sido la mejor persona con él. El karma es una mierda, porque ahora el me gustaba. Y lo tenía tan claro como el agua. 

Pero para ser sincera, no sé cuándo, ni cómo empezó, tampoco es que un día simplemente verlo causó que mi corazón latiera con rapidez y que en mi estómago se sintieran las mariposas, pero... si poco a poco noté que tenía vergüenza, que lo veía de reojo, que mi cuerpo se volvía torpe por la ansiedad y nerviosismo que el sujeto provocaba. Y en algún punto, eso no pareció ser suficiente.

Mis manos empezaron a picar por tocar su rostro, por sonreír cuando él lo hacía y querer besarlo cuando discutíamos.

Ahora...ustedes dirán. ¿Y por qué no lo haces? Bueno, además de posiblemente verme como una rara y hacer una vergüenza mundial, hay varias cosas muy obvias de él. El que no le agradara mi presencia, era desgraciadamente una de ellas.

Me lo había dicho, tan frío y directo como se lo caracterizaba. Soltó que no le agradaba y que me mantuviera lejos...y se fue. Así que desde ese día me había propuesto evitarlo, como es obvio...el plan no resulto como se esperaba.

Pues estoy aquí, sin dejar de verlo, sin conseguir una mirada y fuera de mi lugar de confort. Lo que se resume a que no estaba en casa comiendo helado mientras veía alguna cosa en la televisión.

Pero no era la única, él también parecía querer salir de aquella fiesta. Y eso hacía que mi curiosidad picara, la pregunta de: ¿Por qué estás aquí?, rondaba mi mente pero también a la par, me hacía desear acercarme.

Pero eso, definitivamente no era buena idea.

Así que verlo de lejos era lo único que se me ocurría hacer. Suspiro sintiéndome frustrada. Se veía tan solo, tan aburrido, tan...guapo.

Te enamoraréHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin