Capítulo 14

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Aviso: El capítulo tiene contenido sensible. Léelo bajo tu propia responsabilidad

1 de enero

POV Natalia

Lo primero en lo que reparé al despertarme era en el tremendo dolor de cabeza que tenía. Tenía que dejar de beber tanto, porque estaba claro que no me hacía ningún bien. Me llevé la mano a la frente de manera instintiva mientras trataba de poner en orden los acontecimientos de la noche anterior. Una vez llegamos al bar, había hablado con Miki y le había contado que seguí su consejo. También le dije que Alba seguramente quería matarme por no haberle contado antes que Eilan Bay y yo éramos la misma persona. Él sólo me había dado ánimos, asegurándome que al final todo se acabaría arreglando, cosa que le agradecí. Recordaba haber bailado con Alba muy, muy pegada a ella y lo cachonda que me había puesto. Y luego en el ascensor de casa de la Mari…quería fingir que no me acordaba de esa parte, pero era imposible. Esos labios no podían olvidarse en mil vidas. Había sido muy intenso y la verdad, me había encantado. Sabía perfectamente que ahora debía enfrentarme a mis miedos, porque le debía a Alba varias explicaciones, y todo pasaba por tener que contarle aquella parte de mí que tanto me aterraba.

Abrí los ojos despacio, como si temiese encontrar algo o, mejor dicho, no encontrarlo. Me relajé nada más ver que Alba dormía a mi lado profundamente, con el brazo extendido por encima de mi cintura, abrazándome. Sentí el impulso de despertarla con un beso, pero dadas las circunstancias no sabía si era la mejor idea que podía tener. A la mierda. Acerqué mi cara lentamente a la suya haciendo que nuestras narices se tocasen. Al ver que no se movía, decidí dar el siguiente paso. Con calma, dejé un suave beso en sus labios, y contuve la respiración esperando alguna reacción de su parte. De nuevo, nada. Volví a besarla, esta vez ejerciendo un poco más de presión. Justo cuando iba a separarme, noté que me correspondía. Puso la mano en mi nuca, jugando con algunos mechones sueltos mientras me besaba con ternura. Ojalá todos mis despertares fueran así.

-Buenos días churri – dije separándome un poco para poder observarla

-Buenos días Nat – sonrió, haciéndose un ovillo en mi pecho

Depositó varios besos en mi clavícula y yo me limité a cerrar los ojos, dejándome llevar por aquella sensación de felicidad que me invadía pero que sabía que no podía durarme para siempre.

-Albi – se separó para mirarme - ¿podemos hablar?

-Claro – se notaba que estaba nerviosa por el tono que habían adquirido sus mejillas

-Anoche… - busqué su mano por debajo de las mantas, acariciando el dorso de la misma – perdóname

-¿Por qué Nat? – apretó mi mano, dándome ánimos – Aclaremos una cosa: las dos sabíamos que acabaría pasando – soltó una pequeña carcajada – Quiero decir, no hay más que vernos. Era cuestión de tiempo. De hecho, te lo agradezco, – ahora era yo quien se reía – porque yo nunca me habría atrevido a besarte. Y no sabes las ganas que tenía de hacerlo

-Bueno, ahora puedes hacerlo – me sorprendí a mí misma diciendo aquello. Alba me atrajo hacia sí lentamente, besándome de manera pausada, con mucho cuidado – Pero aún así, te debo un par de explicaciones

-Cuando estés lista para dármelas, yo estaré lista para escucharlas – le acaricié la mejilla con ternura

–Lo estoy. Quiero hacerlo – se le dibujó una sonrisa – Pero primero, deberíamos levantarnos y comer. Va a ser una tarde muy larga – hizo un mohín, enfadada

-Naaaat – frotaba la nariz contra mi cuello, ronroneando – no me apetece levantarme. Quiero quedarme así, contigo

-Sólo diez minutos más, ¿de acuerdo? – cedí ante sus súplicas

Sinmigo Where stories live. Discover now