tres

519 82 3
                                    


Son las seis de la tarde y el departamento estaba en completo silencio. John todavía no llegaba del trabajo y Mark aquel día había despertado con una gripe que no le dejaba siquiera levantarse de la cama, por lo que no había ido a la universidad ni al trabajo.

– John. – Susurro entre sueños.

Mark estaba durmiendo, se removía entre las sábanas y con la frente toda sudada por la fiebre. Entre sueños, llamaba a John mientras sus pesadillas le atormentaban y le perseguían.

Abrió los ojos de golpe, mirando el techo de la habitación. Se concentró en regular su respiración y de olvidar lo que su subconsciente le quería decir con su horrible pesadilla. Tanteó la cama en busca de su celular, prendió la pantalla y vio los números marcando las seis y diez de la tarde. Se preguntó dónde estaría John y porque todavía no había llegado.

Con pesadez en el cuerpo, y con ganas de llorar en los ojos, se levantó de la cama para arrastrarse al baño. Se miró un par de segundos en el espejo, preguntándose porque no podía seguir adelante, porque tenía que ser tan infeliz teniendo toda las posibilidades en las puntas de sus dedos para aferrarse a ser feliz. Su corazón estaba apretado. Quería gritar, llorar, patalear.

El sonido del hervidor le desconectaba del mundo, aunque fuera por el periodo de un minuto. Le tranquilizaba la idea de tomar una simple taza de té, recostado en el sillón leyendo alguno de sus apuntes o libros favoritos. Estaba dando todo lo de él para poder despejar su débil mente de los abrumadores pensamientos que le atormentaban desde que cerró los ojos para tomar una pequeña siesta aquella tarde.

Con una mano apoyada en una de las sillas, miró como el vapor del agua salía del hervidor y dejaba de sonar. Suspiró pesadamente, jalo su cabello hacia atrás con sus largos dedos y cerró los ojos hasta que el departamento volvió a estar en completo silencio.

– ¿Mark?

El sonido de la perilla de la puerta en hacer contacto con la llave del mayor asustó a Mark. Se había olvidado que tenía que llegar hace bastante ya. Las lágrimas salieron sin previo aviso cuando sus ojos se encontraron.

– ¡Minhyung! – No alcanzo a cerrar la puerta del departamento cuando el menor le abrazo por el cuello y lloraba descontrolado en su pecho – ¿Duele algo bebé? – Le tomó de las mejillas con sus grandes manos y con los dedos le limpio las lágrimas – ¿Te sientes bien?

– Todo lo que necesito en esta vida es a ti, hyung. – Dijo entre sollozos.

El corazón de John se apretó, igual como apretó al menor en sus fuertes brazos, levantándolo del suelo de paso. Le sentó en la pequeña isla de la cocina y le colocó en medio de sus piernas para tomar de nuevo el rostro de Mark entre sus manos y besarle los labios. 

– Y todo lo que necesito yo eres tú Markie – Le sonrió peinando el cabello del menor, le tomó de los hombros y besó su frente – ¿Qué ocurrió?

– Una mala tarde – Sorbió su nariz con un tierno gesto que hizo sonreír a John. – Extraño a mi familia, ya sabes hyung – Apoyó su mentón en el hombro del contrario mientras sentía como las grandes manos de John acariciaban su espalda bajo su polera de pijama – Quisiera ver a mamá y a Jisung.

– Podrías tratar de llamarlos y ver si puedes reunirte con ellos. – Le dejo pequeño besos en el cuello hasta llegar a su rostro para que se relajara. – No atormentes tanto tu cabeza, amor, a veces todo puede ser más fácil de lo que piensas. – Le sonrió cuando volvieron a juntar miradas. John en ningún momento sacó sus manos de su espalda baja, gracias a Dios.

– Podría... – Susurró.

– Ahora. – Le tomó en brazos haciendo que Mark le abrazara la cintura con las piernas y caminarán por el departamento en aquella posición. Cerrando la puerta de paso. – ¿Cómo está esa gripe? ¿Te tomaste el medicamento? – Camino hacia el sofá y se sentó en él dejando que Mark cayera sobre él.

– Eso iba a hacer antes que llegaras. – Le besó los labios y apoyó su rostro en el pecho del mayor. – Te amo, Johnny.

– También te amo Markie.

Con John todo era menos complicado.

Con John | ʲᵒʰⁿᵐᵃʳᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora