catorce; parte dos

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Cuando la noche llega, Mark le acompaña. Abrir la puerta con sus llaves fue una gran tarea para un estudiante universitario que había estado toda la tarde bebiendo junto a Jaemin y Jeno.

"Deberías venir a nuestro departamento, Marku" Las palabras no suenan tan mal ahora que ve a John sentado en el sofá en pijama leyendo de sus papeles del trabajo. Ni siquiera es capaz de verle al rostro.

– ¿Has bebido? – John deja sus papeles aún lado para mirar detenidamente los pasos que da el menor para rescatarlo si es que se cae.

– No es tu problema. – Se le traba la lengua y lanza lejos su chaqueta junto las llaves, dando justo en una pierna del mayor. – Desaparece de mi vista.

John se queda callado, observa cómo se tropieza con sus propios pies caminando por el pasillo para encerrare en la habitación. Y pasan unos minutos para escuchar al menor gritar y como destroza todo dentro. Pasa sus dedos largos por su cabello dejando caer un par de lágrimas y no puede creer lo que ha provocado, ha destruido lo único que a formado y protegido con tanto amor.

Al entrar a la habitación encuentra al menor recostado en el suelo en forma de ovillo, sus manos aprietan sus brazos y sabe que está llorando por que su espalda hace pequeños movimientos poco rítmicos. Mira como toda la ropa del menor está esparcida por el suelo junto con una maleta abierta, una punzada le da al corazón y se niega a que esto termine de esta manera, tan cruel y sin ni siquiera intentarlo.

Toma al menor de los brazos y lo recuesta en la cama, Mark le lanza los brazos y piernas tratando de golpearlo para que se alejara de él pero John no se detiene y se acuesta con él abrazándolo a su cuerpo recibiendo todos los insultos del menor junto con sus golpes, pero no duelen porque ha dolido más verlo irse apagando de apoco.

– ¡Déjame!

– No Mark, no te dejaré. – Le apretó más a su cuerpo mientras que con una mano le acariciaba la espalda tratado que se relajara.

Si no hubiera estado borracho probablemente el menor hubiera empujado lejos al mayor para esconderse en el baño, pero estaba tan cansado y frustrado que dejó de golpearlo y se apoyó en su pecho, las lágrimas vinieron cuando se relajo y sintió el corazón de John en su oído junto a una de sus manos acariciarle el cabello.

Mark Lee había aceptado la realidad por fin.

Lo único que se podía repetir en el cerebro era que el mayor le había engañado, y se dejó estar por el cálido y confortable calor que emanaba John, por sus caricias y susurros.

– Me engañaste, John. – Con las pocas fuerzas que tenía levanto su rostro para encontrarse con los vidriosos ojos del castaño. – Me engañaste.

– Perdoname, amor. – Fue un sollozo lo que comenzó todo para que John estallara en llanto para abrazar más fuerte al menor y que empezara a besar la frente de Mark repitiendo que lo sentía en cada segundo.

– Me engañaste. – Susurró apoyándose en el pecho del mayor de nuevo.

Se durmieron en aquella posición, Mark todavía con la ropa con la que había estado todo el día y John abrazándolo como si su vida dependiera de eso.

Con John, había agotado toda su energía y lágrimas.

Con John | ʲᵒʰⁿᵐᵃʳᵏWhere stories live. Discover now