V

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Salieron de la habitación en silencio, pero cargados de determinación. Los adultos permitieron que la pequeña fuera primero para que les indicara el camino. Ella los condujo por largos y estrechos pasillos, evitando todo guardia que pudieran encontrar en su camino. Eran sigilosos y presurosos. Luego los llevó hasta el Gran Salón donde años atrás se produjera una traición. Varian miró el trono del rey en soledad, habían retirado el trono de la reina. Era obvio, sólo Luzbel tenía poder allí.

- El gran Salón – Dijo. –Este lugar me pone un poco...

- ¿Nostálgico? – Lo interrumpió Cassandra.

- Enfermo- Aclaró Varian. -Iba a decir enfermo.

La niña se detuvo frente al trono y se agachó, luego movió un tapiz que se encontraba en el suelo, revelando una puerta secreta. Cassandra abrió los ojos, no recordaba ese pasadizo escondido.

- ¿Cómo es que no sabía de esa entrada secreta? – Soltó un poco ofendida.

- Heh, ¿Guardándole secretos a la dama de compañía? – Soltó Varian, mofándose de la reacción de Cassandra.

- Cállate, tonto - Dijo luego de darle un puñetazo en el hombro. Varian rio ante la acción.

- ¡Shhh! – La niña los fulmino con la mirada y los hizo callar.

- Perdón – Susurró Cass, cubriendo su boca con su mano derecha.

- ¿Esto a dónde nos lleva? – Añadió Varian con curiosidad.

- Al Infierno - Respondió la princesa, levantando la puerta.

Varian miró a Cassandra con una expresión que se leía fácilmente como: -¡Qué dramática!- Cassandra soltó una risita silenciosa y giró los ojos con gracia. Los adultos siguieron a la niña a través de aquella oscura instalación. Avanzaron unos cuantos metros por el inmenso pasillo, evitando un par de trampas colocadas audazmente en el suelo. La ayuda de Ariadna para evitarlas fue necesaria, después de todo, ella conocía el camino.

Sin embargo, no evitaron todo. Un par de lanzas, flechas saliendo de las paredes y piedras cayendo del techo. Todas ellas les pasaron muy cerca, pero pudieron evitar salir heridos cada uno por su cuenta. Varian y Cassandra pudieron notar claramente cuán hábil era la pequeña.

En cierto momento y gracias a una trampa, el piso cedió, separando a Cassandra de Varian y Ariadna, quienes habían quedado del otro lado. Ella necesitaba cruzar, tenía que dar un salto. Se asomó hacia abajo y miró el fondo, no era profundo, pero había estacas en las cuales podría terminar empalada. Suspiró y miró al otro lado. Era lejos, sería un gran salto, pero podría hacerlo. Retrocedió para tomar impulso.

Varian y la pequeña la observaban desde el otro lado. La niña tragó saliva. La mujer emprendió carrera y dio un fuerte impulso en la orilla del agujero. Voló un par de segundos y cayó al otro lado. Sin embargo, el trozo de piedra bajo sus pies se desmoronó y Cassandra por poco cae al vacío, pero logró tomar el borde y quedar suspendida.

Más el pedazo que tomó era pequeño y comenzaba a resbalarse. Cuando eso pasó, un par de manos la tomaron de la muñeca y le sostuvieron de caer. Ella miró un segundo abajo, imaginándose cayendo, tragó saliva y volvió la vista arriba, encontrándose con unos ojos celestes. Varian le sostuvo de caer.

-Sostente, Cassie.

Con fuerza, él la elevó y la ayudó a llegar arriba. Cassandra respiró aliviada al verse fuera de peligro y cerró los ojos unos segundos. Al abrirlos se encontró con la mirada preocupada de la niña y con el joven respirando agitadamente. Seguro había corrido a ayudarle al verla caer.

Golden PrisonWhere stories live. Discover now