XI (Segunda Parte)

2.8K 99 297
                                    

En la oscuridad de su prisión, Lilith pensaba en aquellos forasteros, en Ariadna, en esa niña que, luego de conocerla por tanto tiempo, había ganado su corazón... ¡Qué no daría por tener la posibilidad de salir de allí, de acabar con esa escoria que no hacía más que lastimar a su princesa!

"Su Princesa". Al pensar eso, Lilith se dio cuenta que de hecho, estaba realmente encariñada con la pequeña princesa... Quería protegerla... ¡Y lo haría! Incluso de su hermana, Nausicaa... Ya no se quedaría de brazos cruzados... ¡Era hora de actuar!

El demonio miró la cadena que la retenía, tratando de ver cómo escaparse.

Justamente en ese momento, Nigel se acercó a ella, entrando desde el frente, venía acompañado de dos guardias fuertemente armados.

Lilith odiaba a ese canalla con toda su alma, pero las reglas dictaban que debía respetarlo, así que hizo una reverencia. Él la miró despectivamente.

-Hemos recibido notificación de que hay un par de infiltrados escurriéndose por el castillo - Le dijo al demonio. - Hay cadáveres de quimeras al inicio del laberinto. ¿Los detuviste?

- No pude - Dijo bajando la cabeza, aceptando su error. Nigel se puso furioso.

- ¡Demonio Inútil! -Le gritó. - ¡¿Por qué los dejaste ir?! - Levantó la mano, listo para abofetearla, pero se calmó. Estaba tan acostumbrado a golpear a Ariadna, que se dejó llevar.

- Esa maldita mocosa los está ayudando, ¿Verdad? - Dijo refiriéndose a la princesa.

- Ariadna es la princesa, yo sigo sus órdenes - Se defendió la dama.

- ¿Quieres seguir órdenes? Bien - Dijo el molesto consejero, lanzando una llave hecha de roca negra a sus pies. - Estás despedida.

- ¿Qué? - Preguntó extrañada tomando la llave. - Pero tú no puedes...

- Lord Luzbel me dio la oportunidad de decidir si eras útil o no, y no lo eres. ¡No sirves para nada! ¡Estúpida Demonio!

Soportando su coraje,  Lilith abrió las cadenas y se puso de pie, mirando a Niguel, quien le soltó totalmente exasperado.

- ¡¿Qué diablos quieres?! ¡Largo de aquí! ¡Ahora tengo que ir con la otra fenómeno para que arregle tu error! Necesito traer de vuelta a Ariadna, el Conde pagó muy buena cantidad por ella!

- ¡¿Pagar?! - Repitió congelada ante aquello. - ¡¿Vendiste a Mi Princesa a un hombre?!

- Así es - Dijo sin darle importancia, acostumbrado a hacer lo que le placía. - Ya me dio el monto y la mocosa ya se lo dio a los pueblerinos. No puedo cancelar el trato, pero ten por seguro que esa maldita bastarda va a sufrir las consecuencias de creerse la heroína de un burdo cuento infantil - Dijo caminando rumbo a continuar el laberinto.

La sangre de Lilith hirvió de furia. Ese desgraciado se atrevía a amenazar a la pequeña princesa. ¡Se había atrevido a vender a una niña! Ella apretó los puños, no iba a seguir siendo una observadora nunca más y eso incluía el permitir que hirieran a Ariadna sin razón, ella iba a protegerla, después de todo, ahora era libre y podía elegir hacer lo que quisiera.... Y decidió defenderla...

- El único que va a sufrir las consecuencias... ¡Serás tú! - Gritó y, cual felina se arrojó sobre ellos.

Lilith dejó salir su verdadera fuerza y se deshizo de los guardas con infernal velocidad, para luego lanzarse sobre el miserable de Nigel y hundirle los colmillos en el cuello. El hombre cayó al suelo por el impulso, abría los ojos con horror, no entendía lo que pasaba, estaba en shock viendo a esa mujer sobre él.

Golden PrisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora