Capítulo #7

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»Palabras«


///A///

Cuando las clases en la universidad habían terminado, Alessandro tomó su liviana mochila y la colgó en uno de sus hombros, afuera ya lo esperaban Bruno y Franccesco sus dos mejores amigos. Los tres estaban en el campo de medicina recibiendo la misma especialidad. Cirugía. Los tres estaban interesados en ser unos grandes (y reconocidos) cirujanos. La idea les gustaba, interesaba en cierto modo y, ya que los tres eran adinerados no se les dificultó el proceso de acceso rápido a la universidad.

Cuando caminaban por los pasillos de la institución las chicas se le quedaban mirando, adorando y hasta babeando. Y eso le levantaba el ego de muchas formas. »Ser el mas guapo, adinerado y deseado tiene sus beneficios« decían los tres amigos, y claro que los tenían. Ya que debido a todos sus atributos ellos podían llevar a la cama a la chica que quisieran. Estando estas a su merced. Y lo sabían.

–¿Este fin de semana iremos a la isla? –preguntó Bruno captando la atención de sus amigos.

–Yo por mi parte, si iré.

Franccesco afirmó su presencia en el lugar. Pero Alessandro guardó silencio. La isla era su lugar favorito, el único lugar donde podían descansar de los problemas (ya que no por ser millonarios no tuviesen problemas, todo el mundo los tiene), un espacio de relajación total. Los tres con su dinero rentaban una hermosa cabaña (si así le podemos llamar), con todos los lujos necesarios dignos de niños ricos como ellos. Todos los fines de semana lo visitaban, la isla estaba a tan solo diez minutos en yate. Ya que estaba un poco apartada de la ciudad.

–¿Y tu Sandro? –los chicos insistieron.

–Yo... no lo sé...

Él no asistía con frecuencia por una razón en especial. Su padre. Un hombre de poder, duro, estricto t recto. No es que no lo dejase ir, sino mas bien el no asistía debido a que, cada fin de semana su padre desaparecía (según él "por trabajo"), y no regresaba hasta lunes por la tarde, y eso no le gustaba a Alessandro, que el se fuera y dejara a su madre y hermana solas. Aunque sabía que estaba Adriaen el hermano mayor, pero este tampoco se mantenía en casa, y sus razones eran comprensibles. Él de lunes a viernes trabajaba como cardiólogo en el hospital de sus padres y los fines de semana los dedicaba a visitar el orfanato donde hacía donaciones mensuales. Todos estaban de acuerdo, satisfechos por el comportamiento de él, sabían por lo que había pasado y lo dejaban caminar solo. Mientras que a Amellia (su hermana menor) y a él los cuidaban con mayor atención.

–... Pero, si voy les avisaré. –ambos asintieron para luego despedirse de él e irse.

Como todo niño rico ellos se trasladaban de un lugar a otro en algún vehículo. Bruno tenía un hermoso auto rojo, mientras que Franccesco un convertible amarillo. Alessandro cruzó el aparcamiento y luego subió a su auto deportivo color negro con tonalidades en morado en ciertas partes de este. Arrancó y poco después llegó a la gran mansión, la cual llamaba casa.

Bajó de su auto cuando aparcó frente a la puerta principal, se adentró a la casa y se encontró esa gran sala de estar vacía (como siempre). Solo ocupada por Marco, uno de los guardias de la familia O'Greydi, suspiró en cansancio y subió las escaleras a mitad de estas se encontró con su hermana. Ella al verlo sonrió y lo abrazó.

–Hola Sandro. –su vos se escuchaba apagada.

–Hola Ami.

Cuando el abrazo acabó ambos hicieron una mueca de cansancio, luego cada quien por su lado. Su hermana, al igual que cada integrante de la familia O'Greydi, era linda. Comenzando por si madre: un mujer bastante linda, cabellos rubios, tes blanca, ojos azules, y una personalidad admirables. Su padre: un hombre alto, tes blanca, cabellos negros, ojos verdes y un carácter de mierda. Luego estaba su hermano mayor: un hombre alegre, cariñoso, alto, de  tes blanca, cabellos negros, ojos azules y una personalidad linda. Y por ultimo, su hermana: ella era una chica linda, cabellos rubios como los de su madre, ojos verdes como los de su padre, un poco alta, tes blanca, y un carácter tierno. Todos eran como unos malditos ángeles caídos del cielo. O eso decía la gente, todos eran bellos y era un gran paso si alguno de ellos llegase a hablarte.

Pero Alessandro estaba harto de las cosas fáciles...

🍀🍀

///B///

Al fin el viernes había llegado, Bethany no podía sentirse mejor, aunque aparte de eso su semana había sido distinta. Ya que, en varias ocasiones se había topado con el grupo de amigos de la ves anterior, se sentía invadida en todos los sentidos porque cada ves pasaban con mas frecuencia por los pasillos. Pero como había dicho antes: solo los ignoraría.

Al salir del salón de clases ella se encontraba sola, Hanna no había podido asistir debido a su resfriado momentáneo. Ella lo entendió, luego iba a visitarla. Avanzó por el pasillo hasta el aparcamiento ahí iba a esperar a su hermana, ya que no le gustaba estar sola en algún lugar donde hubiese muchas personas, como en el café, así que decidió aguardar allí. Casi no habían personas en el lugar debido a la hora.

Cuando captó algo de movimiento en la entrada de la universidad alzó la vista y sonrió al encontrar a su novio. Él estaba distraído tecleando en su celular, mientras mantenía una sonrisa coqueta en los labios. Ella esperó a que se le acercara, pero no lo hizo. Mas bien, caminó hasta su auto, subió y sin dedicarle una mirada a su novia, salió de ahí. Ella no lo entendía pero si sabia que el había estado comportándose extraño esa semana. Suspiró en cansancio y se recostó en el auto azul de su hermana.

–Mira a quien tenemos aquí...

Al escuchar esa vos, ella se alarmó y se giró en su dirección encontrándose con la varonil y sexy cara de Alessandro.

–¿Que quieres? –ella se mostró indiferente.

–¿Estas esperando a alguien, niña? –él se acercó un poco mas y ella retrocedió.

–Eso no te importa. –ella no era agresiva pero le fastidiaba el que la llamase "niña".

–Valla, calma... solo fue una pregunta. –él alzó las manos en señal de paz. Ella se cruzó de brazos. – Creo que no nos hemos presentado aun.

Ella frunció el seno confusa. ¿Él siempre era así, o solo era una broma?

–Soy Alessandro O'Greydi. –el continuó y le tendió la mano.

Ella alzó las cejas y dudó en si estrechar su mano o no. Con algo de timidez bajó sus brazos de su pecho y tomó su mano. Esta era suave y cálida.

–Bethany Anderson.

Él sonrió con amabilidad y ella sin pensarlo se la devolvió. Ambos se miraban a los ojos hasta que...

Ejem... –Gabriella estaba frente a ellos.

Ambos soltaron inmediatamente sus manos. Beth le sonrió a ella con nerviosismo.

–Ya es hora de irnos Beth. –su hermana observaba al chico.

–Si. –se giró hacia él. – Adiós Alessandro.

Dicho esto ambas subieron al coche y poco después arrancó. Él sonrió y en vos baja dijo:

–Adiós Bethany.

Y esa había sido la primera ves que habían intercambiado palabras...

Nunca lo olvides.Where stories live. Discover now