Capítulo #11

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»Velada«


///G///

Al estar lista Gabriella salió de su habitación dándose una ultima vista en el espejo. Bajó las escaleras con calma y se encontró a su novio en el sofá, él lucia zapatos negros, pantalón de vestir color negro, camisa de mangas largas (que remarcaban mas sus músculos) junto a unas tiras negras que comenzaban desde la parte delantera de la pretina de su pantalón, subiendo por sus hombros y terminando en la parte trasera de esta. Sus cabellos castaños acomodados hacia un lado lo hacían lucir mas atractivo de lo que ya era. Ella se acercó a su novio y este al instante la notó bajar, se colocó en pie y se quedó sin palabras al verla.

Con ese hermoso vestido color crema que le llegaba a mitad de sus muslos, con sus cabellos castaños al natural, y sus ojos haciendo contraste con el anillo azul que él le había regalado unos meses atrás (en el día de san valentín), ella lucia mas que hermosa. Era su diosa... Y en ese momento se sentía muy afortunado al tenerla junto a el.

Tu sei adorabile... –(eres hermosa) le dijo en su muy buen acento italiano.

Ella rió por lo bajo y lo inspecciono de pies a cabeza. Se dio cuenta de que ella también era bastante afortunada.

–Tu también te ves muy bien.

Ese día ellos cumplían exactamente dos lindos años de noviazgo, ninguno había olvidado la fecha (20 de marzo) pero ¿como olvidarlo? Ambos recordaban eso y jamás se les olvidaría. A ninguno. Él se acercó a su novia y la tomó de la cintura, le sonrió coqueto, en cambio ella solo alzó una ceja.

–Te ves preciosa, amor.

Sin resistirse ambos unieron sus labios en un beso lento pero apasionado, la enamorada pareja no se dio cuenta de que a mitad de su beso Melissa y Bethany se adentraron a la sala de star con unas caras de fingido asco.

–¿Podrian dejar la miel de lado, por un momento? –ambos se separaron y Gaby rió.

–Los felicito a ambos...–Beth los abrazó.

Ellos se tomaron de las manos en una muestra de afecto, y Mel rodó los ojos en una mueca de hastío.

–Y diganme ¿donde iremos a cenar esta noche? –la castaña habló.

Que...?

Iremos...?

Gabriella soltó una carcajada en su cara y sin parar de reír se acercó a ella, limpió algunas lágrimas que se le habían escapado. Su hermana la observó con seriedad.

–Tu mi querida hermanita, no vendrás con nosotros no seas idiota. –la señaló con su dedo índice. – Tu y Beth se quedaran cuidando de mamá mientras no estoy... ¿Te quedó claro?

Mel rodó los ojos y luego suspiró, de acuerdo no había falla alguna, luego podría prepararse una rica lasagnna para ella sola y quizá entrar sin permiso a la habitación de su hermana mayor.

–Esta bien, –se sentó en el sofá. – Estúpida.

Vanessa (su madre) salió en ese instante de la cocina y sonrió al ver a su hija y yerno tomados de las manos. Ella, a pesar de que sabía que ya todas eran unas mujeres, las consideraba unas niñas, aun. Así que al verla las lágrimas salieron automáticamente de sus ojos verdes.

–No llores mamá. –su primogénita la abrazó con fuerza. – me harás llorar también.

–Lo siento, solo... –limpió sus mejillas. –... Ustedes crecen muy rápido.

Beth y Mel se observaron por un instante con caras tristes. Al menos la primera lo hizo.

–Bueno algún día teníamos que hacerlo ¿no? –ella asiente. – De acuerdo ya nos vamos.

Caminó hacia Falcó tomó de nuevo su mano, y dedicándole una sonrisa a todas salió.

Su noche sería perfecta, y lo sabía...

🍀🍀

Al bajar de la moto de Falcó, se quitó el casco de la cabeza y arregló sus cabellos al igual que su vestido. Fue entonces que se dio cuenta donde estaban, abrió un poco su boca y alzó las cejas. Ellos se encontraban frente al Golden palace uno de los restaurantes mas caros, lujosos y reconocidos de toda Italia.

–¿Porque me trajiste aquí...? –se quedó sin palabras.

–Lo mejor para ti. –él tomó su mano y la hizo avanzar hasta adentrarse.

En recepción una chica rubia, con tacones rojos (muy grandes y lindos), con vestido negro ajustado al cuerpo y una sonrisa de labios rojos los atendió. Se colocó junto a ellos con un porta papeles en las manos, los observó de pies a cabeza y los recibió.

–Buenas noches ¿en que puedo ayudarles?

–Tenemos reservación. –él habló por ambos.

Reservación...?

Ya lo tenia planeado...?

Gabriella se desconcertó por un momento pero luego observó cuando la chica de unos veinticinco años posaba su mano en el brazo de su novio.

–Necesito su nombre.

Am... Falcó Goretti. –era notoria la incomodidad en el cuerpo de su novio.

Gabriella observó con recelo a la rubia falsa que manoseaba a su novio en frente de ella. Apretó los labios y tomó mas fuerte la mano de él.

–Oh si, su mesa esta por aquí... –lo soltó y avanzó. –... Sigame por favor.

Él observó a su novia quien se mantenía con un semblante serio. Cuando llegaron a la mesa indicada, ambos tomaron asiento y la mujer les tendió los menús a cada uno. Gaby frunció el ceño extrañada.

–Espero y disfruten su estancia en el Golden palace es uno de los mejores lugares para venir a cenar... –sonrió mostrando sus blancos dientes. –... ¿Que desean cenar esta noche?

–¿Que ese no es trabajo de los camareros? –ella atajó.

La rubia apenas la notó y ladeó sus labios en una mueca de desagrado. Gaby la fulminó con la mirada hasta que llegó el verdadero camarero que los atendería.

–Ya estoy aquí, puedes regresar a recepción Katia. –dijo el joven.

Ella dándole una ultima mirada a su novio se largó de ahí. La castaña rodó los ojos en cansancio y miró al chico quien la miraba con una pequeña sonrisa en los labios. Falcó siguió su mirada y se encontró con la boba sonrisa del chico. Lo miró mal y carraspeo.

–¿Que te gustaría cenar, cielo? –dijo el con una sonrisa y posando su mano sobre la de ella.

Am... –observó el menú una ves mas y en ese instante se le antojó un poco de... – Estaría bien filete.

–De acuerdo, que sean dos filetes y una botella de vino.

–Esta bien, traeré su orden enseguida.

Cuando él se largó, Gabriella le dio un vistazo al lugar era hermoso y lujoso en realidad. Tenia algunos candelabros colgados en el techo, junto a ciertos detalles bañados en oro. El lugar tenia aspecto de llegar a ser un palacio.

Pero al bajar la vista se dio cuenta del porque tanto coqueteo y amabilidad por parte de la chica rubia para con su novio. Todos los presentes ahí eran ansiamos millonarios que llegaban (seguramente) todas las noches a cenar. Todos eran pasados de los cincuenta años... Lo entendió y se rió internamente.

Si que la pasaría bien esa especial noche...

Nunca lo olvides.Where stories live. Discover now