Capítulo 7

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"Los grandes entrenamientos mágicos"

Narra Hikari

Después de una extraña presentación dio por comenzada la clase de biología... pienso que realmente no había tanto problema en ella, siempre me han gustado las ciencias.

Y finalmente después de cincuenta minutos en donde el tema principal fueron las plantas, las estomas y todas las cosas que tengan que ver con la composición de una pequeña planta, dio por finalizada la clase de biología.

Suspire sonoramente al visualizar el horario y observar con horror que la siguiente clase era matemáticas... Si verán, yo tengo cierto talento para ellas, pero créanme que las aborrezco con toda el alma. Son horribles y aburridas... Ok tal vez estoy exagerando, solo tal vez.

Siguiendo con el tema de las matemáticas, supongo que es una obligación estudiarlas... Digo algún día me van a servir de algo ¿No?

Créanme que estoy dudando mucho en la respuesta, y las dudas en mi mente se incrementan al observar fijamente las tres llaves doradas.

Os voy a ser sincera... yo aún pienso que esto es un sueño y que voy a despertar y mi vida volverá a ser monótona y normal.

Y es que de tantas miles de millones de personas que existen el mundo, justamente yo soy la elegida para cargar con una responsabilidad tan grande como lo es la magia celestial. Supongo que era mi destino, esto no pudo haber sido una simple casualidad.

Volteo mi vista hacia al lado, y observo a Aiko escribiendo en una pequeña libreta de colores verdes y azules. Al ver puras letras y ni un solo número me supongo que lo que está escrito ahí no tiene nada que ver con ecuaciones y formulas.

Dirijo mi vista hacia el frente observando a Haru, puedo ver que solo está garabateando en una hoja de su cuaderno... Tal parece que nadie está interesado en apuntar algo relacionado con la clase.

Centro mi vista en la ventana, observo la cancha del colegio, es enorme, puedo observar a algunos alumnos en la típica clase de deportes, comienzo a reír levemente al ver en sus rostros una expresión de fastidio por los ejercicios que obligatoriamente tiene que hacer, casi al mismo tiempo que observan con anhelación los balones los cuales están en uno de los extremos de la chanca.

Centro mi vista nuevamente en las llaves que tengo en mis manos y no puedo evitar volver a caer en las mil y un dudas que tengo... ¿Por qué yo? Existen muchísimas personas más fuertes, más agiles, más valientes... ¿Por qué justamente yo? No tengo nada de especial, claro en este punto obviamos mis recién descubiertos poderes, solo soy una simple adolescente más.

Y entre pensamientos, dudas, y sí, tengo que admitirlo, quejas. Las clases finalmente terminaron.

Narrados omnisciente

Una vez tocó el último timbre el cual daba la salida a todos los estudiantes, nuestro seis jóvenes magos se encaminaron a paso lento y algo nervioso hacia la chancha del colegio.

¿Qué porque hacían eso? Pues muy simple. Digamos que un cierto profesor de Biología no era muy bueno con las indirectas... ''No es como si seis jóvenes magos fueran a reunirse después de clases en la cancha principal'.

Todos suspiraron sonoramente al recordar ese hecho, y había sido el quien les había hablado de discreción...

Una vez que todos estaban reunidos en la cancha, se limitaron a verse unos a otros preguntándose qué era lo que tenían que hacer. El tiempo pasaba y como no había señales del profesor todos se pusieron a conversar entre ellos, a conocerse un poco y saber algo más que los simples nombres y habilidades.

Finalmente después de unos cuantos minutos, los seis jóvenes magos elevaron su vista hacia el cielo, el cual comenzó a tintarse de colores rojizos hasta nuevamente entrar en ese estado de petrificación. A todos los invadió un sentimiento de extrañeza y se limitaron a pensar que era exactamente igual a lo que había sucedido esa misma mañana en la ceremonia de bienvenida.

Frente a ellos comenzaron a aparecer unas especies de runas antiguas, y unos segundos después desaparecieron para que instantes después en la chancha surgieran seis pequeñas habitaciones y dentro de estas parecían haber pequeños monstruos o demonios. Al mismo tiempo, más alejado comenzó a surgir una gran explanada con unas pequeñas gradas atrás.

Los seis jóvenes magos observaron confundidos y extremadamente sorprendidos este hecho. Sentían esa adrenalina y emoción por saber las cosas que tendrían que hacer.

Y al final simplemente se escuchó el grito del profesor...

-¡Que inicien los grandes entrenamientos mágicos!- 


Una escuela ¿Normal?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora