El asesinó de la zapatilla de cristal

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Sus ojos se posaron sobre la gran contrucción que tenía en frente. Una brillante mansión de un color escarlata, que tenía sobre ella la inmensidad del cielo nocturno y la realeza de la luna, quienes mostraban y deleitaban al mundo presumiendo su color.

En esta se alzaba la fiesta del siglo, la mayoría asistiría y si no fuera por aquel trabajo el no estaría ahí.

La carroza se detuvo frente al portón, dos hombres le ayudaron a bajar creyendo en la delicada y hermosa figura que le brindaba aquel vestido azul oscuro.

Iba bien vestido, por ello, no se sorprendió de ser quien hiciera un debut aquella noche. Con sus cabellos azulados cual mar, ojos tan brillantes y de un delicioso color café captó enseguida la atención de todos los invitados. Pero ellos no eran a quienes buscaba encontrar, su visita tenía otro objetivo.

Se quedó en una esquina de aquel salón, bebía una copa con un vino rojizo y comía uno que otro dulce que se encontraba en la mesa. A lo largo de la noche recibió varias invitaciones a bailar o a salir afuera si es que la fiesta no era de su agrado, y tienen razón no lo era, a culpa de esta venía sufriendo por el corcel que llevaba en la cintura, sin mencionar cuanto trabajo le costaba andar con zapatillas de mujer.

Apresar de todo esto rechazaba cualquier intento, el solo deseaba encontrar a quien había venido a buscar para largarse después. Y justamente lo encontró, con una sonrisa ladina mientras pensaba lo antes mencionado.

Era un chico, obviamente más alto que el, bestia un traje oscuro, un antifaz negro y un sombrero de copa a juego con todo lo demás. Llevaba su cabello blanco caído sobre sus hombros, y a decir verdad nada de él estaba mal, estatura correcta, y penetrantes ojos carmín, demasiado hermoso para ser verdad o pero él no se quedaba atrás.

Se acercó hasta donde estaba el chico, el cual venía acompañado por un adulto, un hombre despreciable y egoísta. Jefe de una poderosa organización, y su mandamás personal, a quien le gustaba usar su sobre nombre Ashtem para ser llamado.

Este le sonrió al verle.

El peli azul ahogo las ganas de golpearlo.

"¿Es aquí?" Pregunto el peli blanco a su acompañante sin perder en ningún momento de vista sus acciones.

"Claro que sí, ya la he visto, de hecho ya viene..." Aviso cortando un poco su altura al inclinarse para decirle aquello.

"La esperaré...después de todo la noche es joven" insinuó.

Justamente en ese instante una hermosa joven se acercó hasta ellos con una sonrisa altamente inocente. Ashtem ahogo una carcajada.

"Buenas noches" saludo cortésmente fingiendo aquella voz femenina que cabe destacar no le salía nada mal.

"Buenas noches señorita, como prometí hace tiempo, aquí le presento a mi sobrino...preséntate" lo invito mientras fingia un saludo cortés, y la relación que llevaba con el albino. Dos pasos que dió al ser empujado por su supuesto tío fueron suficientes para quedar a la par frente a la supuesta chica.

Repasando la de arriba a abajo discretamente.

Dato uno; era muy plana.

Dato dos; ...

Lo único que noto era eso, muy plana.

"Buenas noches, es un placer conocer a una belleza como usted" tomo su mano la cual estaba cubierta con un guante blanco y piso sus labios en sus nudillos.

𝐂𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚𝐦𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 [one shots/Shalt]Where stories live. Discover now