Sabor a Limon.

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(Drabble).

Aquella tarde mientras atendía su modesto café, probablemente, si le hubiesen avisado de esa visita, procuraría cerrar mucho más temprano. Porque su equilibrada y mediocre existencia seria repentinamente sacudida.

En la ciudad se había extendido el rumor de que recibirían a un famoso artista extranjero, pero por el trabajo él no había logrado saber demasiados detalles acerca de la noticia; además, era muy normal esa clase de cosas por ahí.

También lo había escuchado por cadena nacional, pero de todas maneras, eran cosas tan banales, simplemente eventos que hacían feliz a cierto porcentaje y el otro pasaba de ellos sin importarle si quiera un poco. El correspondía a esa parte de la población.

Probablemente si le hubiesen dicho quién era, haría lo posible por cubrir su negocio aun entre el barro de la torrencial lluvia.

—buenas tardes—saludo al escuchar la campanilla que advertía la entrada de un nuevo cliente, dejo el vaso que pulía sobre la mesa dedicándole una sonrisa y luego llevo su vista a donde se encontraría la persona, ligeramente ofendido por no tener respuesta y por el charco de agua que se había formado en la entrada, mismo que tendría que secar después. Sin embargo, esa sonrisa rápidamente se opaco al ver de quien se trataba. Sus ojos no podían estar más abiertos y tuvo que apoyarse sobre la barra por la impresión.

—sigues aquí—fue lo que recibió del otro lado.

Las lágrimas rápidamente agobiaron su vista.

—¿Qué haces aquí?—pregunto queriendo sonar seguro, pero su propio tono le traicionaba.

En ese momento le gustaría que todo fuera una ilusión por las noches de insomnio y tal vez por la fastidiosa costumbre de su corazón de quererle recordar aun.

...

Cuando acordó ahora estaba atendiendo a esa persona. La peor parte era que debido a la tormenta de afuera el negocio estaba prácticamente vacío a excepción de ellos.

No le había costado nada saber que pediría, después de todo aun recordaba el tipo de té que le gustaba y el amargo sabor de su garganta al querer revivir esas épocas.

Le dirigió una mirada; ¿Qué había estado haciendo todo ese tiempo? ¿Qué era lo que probablemente veía? ¿Aún le recordaba cómo le gustaría? No podía contestar esas interrogantes con solo ver su perfil.

Cuando la taza, ahora vacía, fue puesta nuevamente en el plato que también había ofrecido, se decidió a preguntar.

—¿Qué haces aquí?—interrogó mirándolo, la verdad no había rencor en la forma en la que había dicho ello, porque después de todo, y ojala fuera cierto, ya nada sentía por ese hombre sentado en el taburete.

—¿Eso es lo que le dices a todas las personas que visitan tu negocio?—contraatacó con cierta gracia.

—solo a las más indeseadas...—respondió soltando un suspiro; ¿Qué pasaba con lo que había dicho? ¿Qué había pasado con su juramento? ¿Qué pasaba con los dos? todos esos recuerdos ni siquiera parecían exactamente reales—. Pensé que habías sido claro con que no volveríamos a vernos.

—nunca dije eso.

—te fuiste; yo no veo ninguna diferencia—contesto hábil de reflejos, ligeramente arrepentido—. Pensé que habías dicho que estaríamos juntos siempre...

—¿Querías que me aferrara a ti? ¿Qué renunciara a todo?

—bueno, yo lo hice. Incluso ahora...—hablo mirando sus manos; la verdad le había dolido, no poder completar su sueño, pero de todos modos lo haría de nuevo—todavía...—suspiro, ¡Que ganaba con decírselo? obviamente no cambiaria lo que tiene—. Por favor vete... lo que sea que estés haciendo aquí es solo asunto tuyo.

Sin embargo, justamente cuando iba abrir la puerta del café para invitarlo a salir del establecimiento, su compañero le tomo por la mano y le beso de una forma que juraría estaba a punto de sucumbir a ello. Sus manos se aferraron a la camisa, tirando de ella buscando apartarlo, un golpe o patada. Mientras sus ojos le traicionaban y dejaban salir torrentes de lágrimas. Se preguntó si todo eso era un juego o los dos se sentían de la misma manera, puesto que Shu también había comenzado a llorar.

En ese momento pudo ser un beso común, de dos amantes que aun sentían sus corazones palpitar por el otro; que con cada pulso solo se llenaban más de alegría, pero las cosas realmente no funcionaban así.

Se abrumó demasiado. Maldiciendo a su corazón que jamás pudo olvidarlo, a su mente que aun abrazaba aquellos recuerdos por más dolorosos que fueran, porque el simple hecho de que tuvieran que ver con él, era suficiente para tacharlos de especiales.

Y el aroma agrio del té de limón se fundía junto a sus labios, porque era el único sabor lo suficientemente cercano a ese cariño que aun les quemaba.

𝐂𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚𝐦𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 [one shots/Shalt]जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें