For you.

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—te matarán.

Esas habían Sido las dos sencillas frases recubiertas con razón, de su buen amigo Free de la Hoya. Este le miraba desde la comodidad de la puerta con su típica expresión gélida e indiferente.

—no me importa—respondió, mientras acomodaba un último accesorio en su vestimenta, más específicamente un antifaz color plateado.

—claro que sí—ahora Free acercándose a él.

Valt se dió la vuelta claramente ofendido, aunque antes de poder abrir la boca para decir algo más Free lo interrumpió, dando un golpe en su frente.

—y te importa principalmente porque ya no podrás verlo—explicó, mirando el reflejo de ambos en el espejo.

—te odio…—farfulló el chico.

—eso tampoco es cierto—optó por decir su acompañante sacando de sus casillas al menor, logrando su cometido sólo pudo sonreir divertido—. Buena suerte, Romeo…—deseó, saliendo de la habitación dispuesto a también retirarse de la propiedad.

Y era entendible, principalmente porque se suponía que ellos no deberían estar ahí a esa hora, sino en sus casas durmiendo o haciendo cualquier cosa. No en los cuartos de la enorme residencia, preparándose para allanar la fiesta de sus superiores.

Pero él lo valía.

Valt soltó un suspiro, acomodando el moño en su cuello de tal modo que se viera presentable y no como el chiquillo que se encargaba de los jardines de la casa. Cambiando sus pantalones agujerados por unos nuevos y en color negro, al igual que su camiseta manchada de tierra y sus zapatos por un conjunto; un saco, blancos y un par de zapatillas en mejor estado que las que llevaba antes.

—"que guapo soy…"—pensó con una sonrisa, observándose nuevamente en el cristal del espejo, enorgullecido con su cambio; posteriormente salió de la habitación.

A pesar de saber que Free tenía razón no desistió y empezó a caminar tal y como había estado ensayando las últimas semanas —con ayuda del rubio— para poder parecerse a los nobles.

Prácticamente pasó desapercibido por todos, utilizando un tono elegante y respetuoso para dirigirse a sus semejantes, ninguno se dió cuenta de que aquel caballero muy bien vestido y de impecables modales se había colado en la fiesta o que se trataba de nadie más ni nadie menos que uno de los sirvientes de los organizadores.

Sus ojos observaron el salón, espacioso, con varias personas que conversaban o se acercaban a bailar junto a sus acompañantes. Había comida en las mesas de los costados, deliciosa comida, que si no fuera porque tenía prisa en verle, hubiera ido a rebajar enseguida.

Continúo mirando todo de reojo; la música era una constante, suaves notas de violín que sus oídos recibían gustosos, acompañadas de la mano por un piano.

—"así que está es una fiesta de ricos…"—se permitió admirar. Para un muchacho de orígenes humildes como él, esas cosas fácilmente lograban impresionarle y ponerle ansioso. Sin embargo por hoy debía mantenerse tranquilo, como si aquella clase de ambientaciones estuvieran presentes en su vida todo el tiempo.

—"oh, te encontré"—pensó, instintivamente sintió sus labios curvarse en una sonrisa, mientras empezaba a avanzar de la misma manera que antes hacia su objetivo; un lindo príncipe de cabellos plateados y hermosos ojos carmín que se veía en aprietos cuando la hija del duque se acercó a pedir un baile con él—. "Es una lastima… Shu no sabe bailar…"—rió ante su pensamiento, era uno de los muchos secretos que se enorgullecía de saber acerca de él.

𝐂𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚𝐦𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 [one shots/Shalt]Where stories live. Discover now