Capítulo 4

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Hola! AL final no he podido no escribir. Eso sí, he escrito con fiebre así que de ante mano pido perdón por lo que haya salido, mis más sinceras disculpas. 

Espero que lo disfrutéis.

IV

Llegó a su casa con prisa, corriendo demasiado ya que la reunión a la que había asistido se había alargado más de la cuenta, ocupando prácticamente toda su mañana.

Giró la llave en la cerradura, con la mano en el pecho, agitada y recuperando el aliento, escuchando al otro lado de la puerta los gritos de Leo y Manu, seguramente jugando y consiguiendo de Inés y Pablo lo que quisieran ya que los tenían completamente dominados.

Estaba convencida de que Pablo llevaba horas esperándola ya que habían quedado de salir juntos de casa para subir a esa carroza, en ese día que Madrid se cubría con los colores del arcoíris, el desfile del orgullo al que no faltaban ni un solo año.

Cuando entró en casa, corrió a dejar las mil carpetas con documentos que levaba encima, pasando por delante de sus hijos, dejando un beso en sendas cabecitas, antes de buscar a Inés con la mirada para saludarla, encontrándola sentada en el sofá, con los brazos cruzados y el ceño completamente fruncido, con Pablo a su lado, los dos guardando silencio, un silencio que puso en alerta todas sus alarmas... No podía esperar nada bueno, seguro que se habían vuelto a pelear y ambos, orgullosos y cabezotas, se negaban a hacer las paces.

Dejó las carpetas de cualquier manera sobre la mesa, pensando que ya las ordenaría después, mientras se acercó a Inés, depositando un suave beso en sus labios, provocando que esta sonriese aunque fuese únicamente una milésima de segundo, antes de que la jerezana volviese a fruncir el ceño, mostrándose extremadamente molesta.

-A ver, vosotros dos.- Dijo suspirando, intentando sonsacarles el origen de la tensión que se respiraba entre ellos. -¿Qué ha pasado ahora? ¿Os habéis peleado?

Inés no quiso ni mirarla, girando la cara, completamente ofuscada, dejando que fuese Pablo quien esclareciese el asunto.

-No nos hemos peleado Ire.- Respondió, mirando a Inés por el rabillo del ojo. –La Ratona se ha enfadado cuando ha recordado que hoy es el orgullo y que Ciudadanos no participa del desfile.

-No estic enfadada, estic molt trista. (No estoy enfadada estoy muy triste).- Susurró, en catalán, con la voz pequeñita y cortada, dando a entender que empezaría a llorar, seguramente de impotencia, en cualquier momento. –No és just amor meu, jo volia anar-hi, m'he comprat una bandera, m'he fet les ungles amb els colorins, i aquest Bolxevic m'ha recordat que no puc anar. (No es justo amor mío, yo quería ir, me he comprado una bandera, me hice las uñas con los colorines y este Bolchevique me ha recordado que no puedo ir).

Irene suspiró, entendiendo de una vez el estado de humor de Inés, mientras cruzaba con Pablo una mirada cómplice y acariciaba los castaños cabellos de la jerezana, mientras esta hacía un gran esfuerzo por no mostrar su frustración deshaciéndose entre lágrimas.

-Pero Petita meva...- Le dijo con mucha ternura, provocando que sus enormes ojos almendrados la miraran fijamente. –Que ciudadanos no vaya al desfile no quiere decir que tú no puedas ir.

-Pero no en una carroza como tú.- Replicó, volviendo a su gesto de indignación absoluta, cruzando nuevamente los brazos mientras le temblaba ligeramente el labio. –No es justo Irene.

Cruzando una vez más la mirada con Pablo, casi pidiéndole permiso para lo que pensaba hacer, recibiendo una sonrisa de su ex marido por respuesta, cogió a Inés suavemente por la barbilla, girando su rostro y besando sus labios lentamente, calmándola unos instantes.

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