Capítulo 7

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Hola! Sí, lo sé, es tardísimo otra vez pero... MERECE LA PENA. ME MUERO DE SOFTISMO.

En fin. disfrutad y dejadme muchos mensajes para saber que morís de softismo conmigo, ya sea aquí, en whats o en twitter jeje. OS AMO.

VII

Aun le costaba creérselo, tras meses de duro trabajo y arduo esfuerzo, los resultados de las elecciones le dejaron una sensación de euforia indescriptible en el estómago. Habían vencido, se había convertido en la primera mujer en llegar a la presidencia en España, todo un logro sin precedentes que le llenaba de orgullo. Sus ojos brillaban con lágrimas de felicidad que se conglomeraban en sus pupilas, su sonrisa parecía no querer borrarse mientras estaba quieta, con la mirada fija en ese recuento ya cerrado, asimilando que lo había logrado, que había vencido... Sintiendo la mano de Inés enredada en la suya, su apoyo incondicional, su cariño.

Buscó la mirada de su prometida y la encontró con una de esas sonrisas que achinaban sus ojitos, esas que gritaban la profunda alegría de Inés, una sonrisa cargada de orgullo hacia ella, compartiendo su felicidad.

Sintiendo como la euforia y la alegría se adueñaban de sus miembros provocándole un ligero temblor, tiró suavemente de Inés, atrayéndola, mientras la jerezana rodeaba su cuello con los brazos sin dejar de sonreír.

Sus labios se buscaron sin prisa, conociendo el camino para encontrarse casi de memoria, estrechando su abrazo alrededor de su cintura mientras sus ojos se cerraban, envueltas en la calidez de ese tierno beso, sintiendo que el mundo desaparecía y que el tiempo se quedaba quieto entre sus labios.

Un beso lleno de promesas, roto antes de tiempo ya que todos sus compañeros la reclamaron para felicitarla, entre abrazos cargados de alegría, obligándola a contar el contacto con Inés y perderla de vista unos instantes, los suficientes para no darse cuenta de cómo la jerezana se escabullía sin ser vista y desaparecía, saliendo de aquel lugar casi con prisa.

Tras las muestras de cariño de todos los presentes, intentó serenarse pues debía salir y agradecer a sus votantes el cariño y la confianza que habían depositado en ella, fue entonces cuando reparó en que Inés no estaba presente, interrogando a Pablo con la mirada mas este, también confundido, buscó a la jerezana sin éxito entre todos los presentes.

Con una sensación desagradable en el estómago, pensando que quizás Inés se había agobiado con el gentío, decidió que debía buscarla antes de pronunciar su discurso, al fin y al cabo Inés era mucho más importante para ella que su nuevo cargo de presidenta, siempre sería su prioridad. Excusándose con sus compañeros, se dirigió a la salida, cuando escuchó los gritos y los aplausos que venían de fuera, los gritos de sus votantes y, por encima de ellos, la inconfundible voz de Inés.

Sonriendo sin poder evitarlo al pensar que la jerezana era incapaz de no hacer tonterías, sus pies la guiaron hasta el escenario que habían montado para poder dirigirse al pueblo, parando antes de dejarse ver, para escuchar lo que Inés estaba diciendo, con el pecho alborotado y esas mariposas rebeldes bailando en su vientre como cada vez que su prometida la sorprendía de algún modo.

-Sé que no me esperáis a mí.- Gritaba Inés, con una pronunciada alegría en sus palabras, mientras todos los ahí reunidos reían divertidos y aplaudían a la jerezana, quizás contagiados de su humor chispeante. –Irene saldrá en unos minutos, aún está asimilando que se ha convertido en la presidenta de España. –Esto último lo dijo tan eufórica, que casi podía verla, levantando el brazo enérgica, enalteciendo los ánimos de su público que rugía cargado de alegría. –Debería estar decepcionada, ya que nosotros los naranjitos nos hemos quedado con las ganas.- Seguía hablando y ella no podía contener ya la risa, enamorándose más si cabía de aquella mujer que la tenía en una nube, literalmente. – Pero bueno, para que voy a mentir, estoy demasiado feliz porque Irene lo merece... No se lo digáis a nadie, que sea un secretito... Yo también la voté.- Tuvo que taparse la boca para no delatar su presencia, sintiendo la risa tonta emerger de sus labios, imaginando a Inés con su carita de niña feliz diciendo aquello, sabiendo que la estaban grabando y sin importarle lo más mínimo, declarando una vez más ante todo el mundo lo muchísimo que la quería y la apoyaba. –Ahora cuando salga... Que tiemble España entera, quiero quedarme sorda con vuestros gritos alabando a nuestra presidenta... ¿Practicamos?

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