Capítulo 16

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Bueno SE VINO. Preparen bragas de repuesto por favor, yo las necesito muy fuerte.

Este capi va dedicado a Belén porque no me canso de quedar retratada.

Disfrutad y dejadme muchos comentarios para saber que os gusta jeje.

XVI

Estaba demasiado oscuro para que solo fuesen las seis de la tarde. Hacía ya poco más de una hora que había llegado a casa tras recoger a Leo y Manu del colegio, merendando los tres juntos frente a los dibujos, su eterno cola cao y las galletas de dinosaurio, riendo a carcajadas con las aventuras de la pequeña pantalla.

En esos momentos, escuchaba a los niños jugando en la habitación, imaginando un millón de historias diferentes con sus muñecos, ya bañados y con sus pijamas favoritos puestos, mientras ella se observaba en el espejo de su dormitorio, con una sonrisa dulce en los labios y su mano sobre su vientre, acariciándolo lentamente pues, aunque imperceptible, sabía que su pequeño bebé estaba creciendo en su interior.

Miró el reloj al percatarse de que había oscurecido demasiado, repasando mentalmente la agenda de Irene y suspirando pues sabía que su mujer iba a llegar tarde, cuando el sonido de un trueno retumbó en todo el lugar, comprendiendo de golpe el porqué de tan inesperada oscuridad a media tarde, una tormenta.

Suspiró, sabiendo lo que vendría a continuación, contando hasta tres en su mente, vislumbrando la claridad de un relámpago mientras los gritos histéricos y el correteo de los gemelos en dirección a su habitación llegaban nítidos a sus oídos, tal y como ella estaba esperando.

-Mami, Mami...- Gritaban ambos con voz temblorosa, recorriendo a gran velocidad la distancia que separaba su habitación de la de Inés, entrando como un torbellino, con sus ojillos castaños cargados de terror. –Mami hay truenos.

-¿Truenos?- Respondió ella, dibujando en su rostro una exagerada sorpresa. –Yo creía que alguien estaba moviendo muebles en el cielo.

-No mami.- Dijo Manu, apresuradamente, negando con demasiada efusividad con su cabeza. –Es tormenta y a Leo le da miedo.

-No es verdad.- Gritó Leo, corriendo a las piernas de Inés y abrazándose a ella con fuerza. –A Manu le da más miedo.

Inés se agachó, quedando a la altura de ambos que la observaban con el pánico infantil dibujado en sus ojos, tan transparentes como inocentes, mientras un nuevo trueno resonaba y los dos empezaban a temblar, abrazándose a ella con fuerza.

-Bueno terremotos.- Suspiró, besando sus cabecitas y estrechándolos en sus brazos. –Solo se me ocurre una cosa que podemos hacer en medio de una tormenta.

Dos pares de ojos, completamente abiertos y curiosos, se posaron sobre ella sin soltarla ni un momento, como si su simple contacto bastase para que los pequeños se sintiesen completamente a salvo y seguros.

-¿Qué es mami?- Verbalizó finalmente Leo, cubierto de curiosidad, mientras Manu la miraba intensamente, esperando su respuesta. -¿Qué vamos a hacer?

-Vamos a acampar.

En cuestión de segundos, los tres pusieron la casa patas arriba, moviendo hacia el salón todo tipo de enseres que encontraron necesarios para su acampada en casa, desde colchones y mantas hasta toda la colección de peluches y muñecos de dinosaurio de los gemelos, colocándolo todo de tal forma que montaron una carpa enorme en medio del salón, abierta directamente hacia la chimenea donde Inés había encendido fuego, preparando así lo que ella denominaba la fogata del campamento, donde pensaba quemar malvaviscos mientras entretenía a los pequeños con historias que mantuviesen sus mentes alejadas del miedo irracional que sentían ante las tormentas.

With youWhere stories live. Discover now