Capítulo 3

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Hola! Aquí está un nuevo capítulo de este fic que me tiene softísima y fangirl perdida, aviso. Dedicado a la chunga más chunga de la terreta porque me ha pedido cero dramas y yo siempre le doy lo que me pide JEJE.

Disfrutad y ya me contáis en los comentarios qué os parece.

III

Con una sonrisa, luminosa y radiante, no pudo evitar que su mirada barriese durante unos instantes su habitación, llena de cajas por todas partes, en un desorden perfecto que únicamente llevaba escrito la palabra felicidad.

Suspiró, estirándose, haciendo frente a la pequeña molestia que sentía en su espalda, mas su felicidad estaba retratada en sus labios, en esa sonrisa que no se borraba, en sus ojos brillando llenos de vida, sin terminar de creerse que por fin, después de tanto tiempo, Inés dejaba Barcelona para mudarse a Madrid con ella, para empezar un nuevo tramo de su historia juntas.

Echando la vista atrás en sus recuerdos, rio bajito, pensando en el viaje en tren camino a Madrid junto a la jerezana, nerviosas ambas por ese nuevo comienzo, felices, unidas. Sus manos entrelazadas durante todo el trayecto, sus miradas chocando, brillando intensamente, al igual que sus sonrisas.

Sentir como Inés se apoyaba suavemente en su hombro, sin dejar de decir tonterías, denotando sus nervios, causados por la enorme felicidad que nacía en su pecho al pensar que no habría más despedidas en la estación, que no había más semanas o incluso meses viviendo a través del teléfono, se marchaba a Madrid para hacer de la capital su nuevo hogar, para quedarse junto a Irene, para empezar a preparar una boda que las tenía a ambas con mariposas revoloteando en el estómago. Su corazón se saltó varios latidos, disfrutando de ese viaje, de compartir la ilusión que las embargaba y sobre todo, no esconderse ya que su relación era de dominio público y no era extraño para nadie verlas juntas, paseando de la mano o robándose besos tiernos, mirándose con esas sonrisas que no eran capaces de ocultar.

Perdida como estaba en sus recuerdos más recientes, volvió a la tierra de golpe al escuchar como Inés discutía, seguramente con Pablo, provocando que pusiera sus ojos en blanco puesto que seguramente el origen de esa riña entre ambos sería una estupidez enorme. Cuando se juntaban, eran peores que dos niños pequeños riñendo por un juguete.

Echando un último vistazo a esas cajas que contenían toda la vida de Inés, suspirando al pensar en las horas que se iba a pasar ordenándolo todo, salió de la habitación, siguiendo el sonido de esa acalorada discusión, dispuesta a poner orden entre Pablo y la jerezana antes de que se le fuese de las manos.

Entró en el salón, con la ceja alzada, viendo como Leo y Manu estaban sentados en el suelo, con sus enormes ojitos fijos en su padre y en Inés, sin perder detalle de todo cuanto acontecía a su alrededor, abiertamente emocionados ya que sabían que la jerezana se quedaba a vivir con ellos a partir de ese momento.

Inés estaba sentada, con los brazos cruzados sobre el pecho y el rostro enfurruñado, mirando a Pablo con los ojos entrecerrados, intentando parecer amenazante, mientras su ex marido permanecía de pie, manteniéndole la mirada con aplomo.

-Me da igual lo que digas Bolchevique.- Más que hablar, Inés estaba haciendo uno de sus pucheros, intentando que su voz pareciese dura sin conseguirlo. –Has roto mi taza de Batman, me tienes que comprar otra.

-Que no he sido yo Ratona.- Respondía él, exasperado, resoplando casi por enésima vez. – Se ha roto en la mudanza, no es mi culpa que no la envolvieses bien.

-No me llames ratona.- Inés se giró, completamente indignada, negándose a mirarlo, casi parecía que no respiraba debido a su disgusto desmesurado por haber perdido su taza favorita. –Además, estoy segura de que la has roto tú, a ti no te gusta Batman porque es rico y tú eres un comunista.

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