Capítulo 14

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Hola! ya estoy aquí... Más pronto que de costumbre ajajajajajaja. En fin no me enrollo, disfrutad. Quiero dedicarle este capi a Ka y a María porque me han dado ideas muy buenas. Aviso que es mejos no ller ni comiendo, ni bebiendo, ni en lugares públicos y si es con un ventilador al lado mucho mejor jeje. Os leo en los comentarios :D

XIV

Había algo mágico en las calles de Barcelona, acogiéndolas entre luces y sombras, alumbradas por farolas y arropadas por el murmullo de vida que se respiraba en el lugar.

Tras dejar a Pablo, cansado y medio borracho en el apartamento, Inés se había empeñado en que debían disfrutar de su última noche antes de regresar a Madrid, de volver a la rutina y recoger sus vidas que habían quedado en pausa debido a aquel proceso judicial, por lo que Irene, con una sonrisa, llevaba a caballito a su esposa ya que la jerezana se quejaba amargamente del dolor de pies, aunque fuese únicamente para que la madrileña la llevase a sus espaldas, riendo ambas como niñas pequeñas que han cometido mil travesuras, ajenas al mundo que las rodeaba ya que este se había detenido en sus sonrisas, camino a aquella playa que las vio enamorarse hacía ya tanto tiempo.

Desde el secuestro Inés no se había atrevido a acercarse a aquel lugar que para ellas significaba tanto, la primera mirada, la primera sonrisa, sus primeros ratos de silencios y palabras, de música y pipas saladas, un primer beso seguido de cientos, el inicio de su historia representado en aquel lugar junto al mar donde veían atardecer... El mismo lugar donde Felipe había secuestrado a Inés manchando su santuario con la terrible imagen de esos dos meses de cautiverio...

Con ese monstruo entre rejas, ambas intentaban reconstruir sus cimientos y borrar lo mejor posible el recuerdo de ese zulo que aun visitaba a Inés en sus sueños, volver a la playa era el primer paso y pensaban hacerlo juntas, como todo lo que era importante, lo que merecía la pena.

Irene notaba el peso ligero de Inés en sus hombros, sus brazos rodeando su cuello mientras la sujetaba con fuerza para que no diese de brices contra el suelo, sin pararse a pensar qué debía imaginar la gente que se cruzaba en su camino al verlas, si la reconocerían como su presidenta paseando a media noche con su mujer cargada en sus espaldas, mientras Inés no dejaba de reír, quizás envalentonada por las copas que había tomado en el karaoke, besando la mejilla de la madrileña de vez en cuando y canturreando, provocando que su corazón palpitase sereno, que su sonrisa se ensanchase, que, aunque parecía imposible, se enamorase aun más de ella, como cada día que pasaba.

-Quan es fan foscos els dies i deixem de ser esclaus (Cuando se hacen oscuros los días y dejamos de ser esclavos).- Cantaba en su oído, haciéndole reír por las cosquillas de su aliento. –Les tristors són alegries i obrim portes sense claus.(las penas son alegrías y abrimos puertas sin llaves)- Frenó en seco, provocando que Inés bajase de su espalda de un pequeño salto al darse cuenta de que habían llegado a la playa. La jerezana se descalzó con prisa, enredando sus manos y tirando de ella hacia su rincón, sin dejar de entonar aquella canción aunque su voz se volvió temblorosa y un halo de angustia y miedo apareció en sus ojos castaños. –Quan es mor la rutina, a un racó de la ciutat...(Cuando muere la rutina en un rincón de la ciudad)- De pronto se quedó en silencio, intentando serenarse, intentando detener el tembleque de su cuerpo mientras los recuerdos la invadían, el miedo la apresaba y el ahogo se adueñaba de su garganta, provocándose pequeñas lágrimas de frustración.

-Barcelona s'il·lumina quan et tinc al meu costat.(Barcelona se ilumina cuando te tengo a mi lado)- Susurró Irene, terminando el estribillo que Inés había estado cantando, mientras recogía un mechón rebelde de su cabello tiernamente, mientras secaba aquellas lágrimas de miedo y dudas, acercándose a sus labios, atrapándolos con suavidad, envolviendo a su mujer en un abrazo de aquellos que siempre lograban reconstruirla, sin importar el daño que la había quebrado.

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