25.- La cura no es el burrito

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POV CALLE

Esperaba impaciente fuera de la oficina de Poché a que me permitieran el paso, porque se que lo hará, lo tenía que hacer. Mire a Carol asentir varias veces la cabeza, pero no pude escuchar ni siquiera algún murmullo.

—Señorita Calle...— la secretaria de Poché se dio vuelta para verme mientras cerraba la puerta a su espalda.

—¿Entonces...?— pregunté esperando su respuesta —¿Me dejarás pasar?— alcé una ceja.

—Perdón, pero la señorita Garzón no quiere verla— contestó con nerviosismo en su voz mientras jugaba con sus manos.

—Debe ser una broma— bufé tratando de calmarme. Miré hacia todas partes pensando en que hacer, hasta que se me ocurrió algo —Bien, entonces será por las malas— dije esquivando a Carol para entrar a la oficina.

Cuando abrí la puerta de un golpe logré ver a Poché sentada en su escritorio con su típica pose de jefa autoritaria, y su mejor amigo a un lado con una carpeta en manos. Cuando se escuchó la puerta abrirse, ambos dirigieron su vista a mí sorprendiéndose al verme.

—¡¿Tú que haces a...

—Guarda silencio— interrumpí a Poché que se estaba levantando de su silla.

—Perdón— dijo Carol detrás mío —Le dije que no podía verla y entró a la fuerza— explicó ella rápidamente.

Miré como el amigo de Poché comenzó a reírse a carcajadas y Poché lo miró de mala manera. Él se acercó y le susurró algo a su oído. No me importaba realmente si había interrumpido una charla entre ellos, pero hablar con Poché es más importante ahora.

—Te veo después cariño— él habló entre risas todavía —Suerte— le dio palmaditas en su hombro y después caminó hacia a la entrada. Llegó con Carol y pasó un brazo sobre su hombro para así salir los dos y dejarnos solas.

—Muy bien— ella comenzó a caminar en una postura intimidante hacia el mini-bar —¿Qué tanto te urge tanto hablar para entrar así a mi oficina?— preguntó sirviéndose un whisky.

—Sabes bien de que quiero hablar— le contesté con molestia al escuchar de nuevo su voz arrogante.

En realidad tenía muchas cosas de que hablar con ella, pero había una cosa en específico era la que más me preocupa y la que más me importa ahora mismo.

—¿Me vienes a reclamar por qué regresaste sola a Nueva York?— ella cuestionó recargándose en la encimera del bar —Por favor Daniela, ya eres grande, puedes andar sola— rió levemente mientras le daba un trago al vaso de cristal.

—No vine de hablar de eso— caminé hasta quedar en el centro de la gran oficina —Se perfectamente que soy una adulta lo suficientemente responsable que sabe enfrentar sus problemas y no lo hace huyendo como una adolescente e irse a meterse a un bar, quien sabe dónde, y amanecer en otra ciudad— escupí todo mi enojo en esas palabras.

Deje mi bolsa en una de las sillas enfrente del escritorio de Poché y giré mi cabeza para verla. Ella frunció el ceño al escuchar todo lo que le dije.

—Si te vienes a quejar porque no puedes vivir la vida, no es mi maldito problema— dijo con molestia dejando a un lado su whisky para cruzarse de brazos.

—Puedo vivir la vida de diferentes formas, sanas— añadí alzando la voz —No acostándome con cualquiera que se me cruce en el camino— hablé notando perfectamente la marca en su cuello desde mi lugar causándome molestia.

—¿Cómo lo sabes?— susurró con confusión en su voz. Ella seguía sin entender como sabía eso, hasta que noto mi mirada en su cuello, rápidamente colocó una mano ahí —Se dejó llevar por el momento— dijo orgullosa.

Mi Ilusión Es Estar Contigo - CACHÉ | TERMINADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora