43.- No soy ciega

12.2K 894 101
                                    

CALLE

—¿Entonces Laura y los medios no mentían cuando decían que estás saliendo con la dueña de los Sloan resort?— preguntó con sorpresa Kim.

—¿No me crees?— cuestioné entre risas.

—No, o sea si, pero aún no lo proceso— tomó un gran sorbo de su vino y se recargó en el camastro —Maldición, así se hace mujer— extendió el brazo para chocar los cinco.

—¡Niñas, la comida está lista!— nos hizo saber Johann desde el asador, choqué los cinco con Kim y nos dirigimos para el comedor.

Había decidido invitar a mis amigos a una parrillada para disfrutar un domingo en compañía, no quería estar sola ahora que no estaba Poché.

Desde que llegué a Nueva York no había tenido el tiempo suficiente para estar con ellos, y ahora que mi novia no estaba en el país me comenzaba a sentir sentimental.

—Esto huele delicioso— admití —Aún sigo sin entender porque no eres chef y porque no trabajas conmigo— Johann era excelente cocinero, siempre se lo hacía saber y también lo quería reclutar pero me rechazaba porque amaba más cantar que cocinar.

—Prefiero cantar que trabajar para ti— fruncí el ceño al no poder interpretar lo que dijo.

—¿A qué te refieres con "prefiero cantar que trabajar para ti"?— lo enfrenté cruzándome de brazos.

—Que delicioso se ve todo, como que ya es hora de que vayamos comiendo— interrumpió Kim , entrecerré los ojos sin quitarle la mirada a Johann que solo me mostraba un rostro nervioso.

El almuerzo transcurrió entre risas, bromas y una pequeña guerra de patatas, me sentía afortunada de tener a mis amigos más cercanos en la misma ciudad. Kim se había mudado a NY hace un par de años junto su esposo, y Johann se encontraba en en la ciudad por unos días para grabar en una disquera reconocida.

—¡Ya llegué plebes!— se hizo presente la voz de mi mejor amiga desde la entrada de la casa.

Desde que le di un juego de la tarjeta de mi casa, ahora ella venía como si fuese la suya, mi jacuzzi ahora más de ella.

—Que lastima, pero la comida se acabó— bromeó Kim enseñándole su plato de comida.

Laura abrió la boca sorprendida por un momento y cerrandolo de inmediato para formar un puchero.

—Está jodiendo, ven a comer antes de que se enfríe— con pasos pesados se acercó a la mesa y tomó del plato un pedazo del asado.

Esperamos que Laura terminara de comer para levantarnos de la mesa. El timbre de la casa sonó haciéndome saber que Ramón había vuelto de la veterinaria.

—Holi gordo, ¿Como te fue con Kat?— Ramón se limitó a ladrar y mover su cola con alegría —Te agradezco mucho que lo hayas traído hasta aquí Katherine, espero no sea molestia para ti— agradecí a la chica encargada de la veterinaria.

—Es un placer, señorita Calle— respondió viéndome fijamente con esos ojos azules como el mar.

No sabía cuánto tiempo nos habíamos mirando fijamente hasta que un carraspeo interrumpió el momento.

—No sabía que tenías un perrito, Calle— habló Kim inclinándose para acariciar a Ramón.

—Algo así, es de María José— respondí.

—Yo me paso a retirar, tengan una linda tarde señoritas— se despidió de ambas antes de dirigirse al ascensor de visitantes y verla por última vez en cuanto las puertas metálicas se emparejaron.

Mi Ilusión Es Estar Contigo - CACHÉ | TERMINADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora