#9: Ahuyentando a los pretendientes.

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                                                                Harry se miró en el espejo del baño haciendo algunas muecas raras a su reflejo. Acomodó sus rizos de tal manera que quedaban todos hacia atrás, dándole un aire un poco intelectual; las ojeras debajo de sus ojos que adquirió días atrás, desaparecieron y todo gracias a Ben. Alisó un poco su camisa blanca, y sonrió. Él estaba listo para comerse el mundo y otras cosas.

El rizado salió del baño y se dirigió hacia su habitación para dar los últimos toques a su vestimenta, algún pañuelo u otra cosa que le diera algún detalle propio y único a su ropa, o algo que lo hiciese ver diferente. Harry se veía jovial, fresco como una lechuga y todo gracias a dormir bien. Los sueños de Harry se habían detenido cuando Ben decidió ir a dormir con él en vez de ir a su habitación como solía hacer antes.

Sin embargo, los recuerdos de Louis le acechaban al ver a su hijo y sus ojos azules, o incluso, cuando el menor tenía esa actitud tan irritante como la que su ex-novio tenía, de todas maneras, Harry sabía que no era culpa del menor ser igual que su padre, era culpa de la genética. Todo es culpa de la genética.

Aun así, el rizado no sacaba por completo a Louis de su cabeza, sobre todo después de esos sueños que se repetían constantemente y en diferentes escenarios, todos terminando en lo mismo. Un beso, una palabra dulce y un adiós. Era por eso, por este motivo, que él tenía una cita en casa para olvidar a Louis,— no se arriesgaría de dejar a Ben solo, no después de lo que hizo con su casa— como muchas otras veces lo había hecho.

Y no, Harry no era muy conocido por enfrentar sus problemas cara a cara, por el contrario, él se iba por la salida fácil, una salida donde él no saliera lastimado otra vez, donde no se rompieran los pedazos pegados de su corazón. Y una cita era una salida perfecta, al menos para él. Algo sin compromisos, por el momento.

Ben pasó por fuera de la habitación de su padre tarareando alguna canción de un programa infantil, pero se detuvo en la puerta al ver a Harry todo arreglado y perfumado, y lo más sorprendente, duchado. Frunció el ceño y entró en la pieza como si nada, mirándolo de pies a cabeza.

—Papá, ¿vamos a salir? —preguntó, sentándose en la cama. Balanceando sus piecitos.

Harry lo miró a través del espejo, sin dejar de arreglarse:—No, Ben. No vamos a salir.

—¿Saldrás tú? —Ben hizo un puchero— Prometiste que no saldr-

El rizado mayor le cortó inmediatamente antes de escuchar alguna queja salir de sus finos labios. Una de las cosas, quizá, más irritantes de Ben, es cuando se pone a reclamar y empieza a gritar o hacer un escándalo cuando no consigue lo que quiere.

—No, Ben —Harry dijo— No voy a salir.

—Entonces, ¿por qué estás vestido de esa forma? —Ben preguntó, ladeando la cabeza— dudo que te vistas de esa manera para ayudar a Charlotte hacer aseo.

El rizado rodó los ojos, dejando el espejo de lado para sentar a un lado de Ben. La cama se hundió a su lado, y Harry le sonrió acariciando la cabellera rizada de su hijo suavemente.

Hey, Dad. [Larry Stylinson] [M-preg] [AU]Where stories live. Discover now