#37: Un paseo por Venecia.

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                                               —¿Venecia? —Louis comentó, impresionado— ¿pasaremos la luna de miel en Venecia?

Harry sonrió con cariño: —¡Sorpresa!

Llegaron casi al atardecer, justo cuando el sol empezaba a esconderse para dar paso a las estrellas y la luna y una noche llena de absoluto romance. Louis no sabía aún hacia dónde iban cuando estaban en el avión, pero cuando aterrizaron en la ciudad y leyó el nombre del aeropuerto, quedó pasmado e impresionado. Eso no lo estaba esperando. Él realmente no esperaba estar en Venecia. Eso era mucho para él incluso viniendo de Harry.  

Al salir del aeropuerto, un par de guardias de seguridad los estaban esperando al igual que algunas fans que, sin saber exactamente cómo, sabían que Harry y su pareja iban a estar en Italia. Ellos pasaron por entre medio de todos, tomados de la mano con sonrisas relucientes mientras las chicas gritaban por un autógrafo de Harry o sacaban fotos.

Louis sonrió inhalando el aire de Italia al salir del aeropuerto; es que aún no se lo creía del todo. Era Venecia. La malditamente hermosa Venecia. Si bien se encontraba en Europa a no más de 10 ó 14 horas de viaje desde Londres en auto —obviamente, en avión eran 2 ó 3 horas—, eso no le quitaba lo mágico. Lo hermoso. Lo especial. Incluso, lo romántico. Louis siempre había querido ir a Venecia tanto por las construcciones como por los canales y los ríos que la ciudad tenía, dentro de toda la cultura histórica. El concepto en sí de la ciudad le llamaba la atención, esas ganas de pasar por las construcciones antiguas, mirar los puentes que cruzaban hasta la otra calle, navegar por el río que desembocaba en el mar.

Eso era simplemente genial.

Louis siempre había querido ir y Harry sabía eso. Y ahora... ahora estaba ahí, a punto de pasar la luna de miel con su esposo, con la persona que más amaba en su vida, y con todo su corazón, en una ciudad de ensueño. Nada podía ser más perfecto que eso. Absolutamente nada.

Él le sonrió a Harry, pasando sus manos por su cuello para darle un suave beso mientras esperaban que el auto que los iba a llevar al hotel, llegara.

—Eres increíble, Harry. Increíble.

Harry parpadeó; su sonrisa haciendo que los hermosos hoyuelos, que Louis tanto amaba, aparecieran en su cara. Su mirada se iluminó cuando preguntó a Louis:—¿Te gustó?

—Es completamente hermoso —Louis exclamó—, no me esperaba esto.

El rizado besó su frente, para luego mirarlo y pasar su mano despacio, disfrutando la caricia, por la mejilla de Louis hasta llegar a su mentón. Levantándolo para que Louis lo mirara directamente a los ojos. Sus ojos brillantes bajo su toque.

—Lou, sabes que te mereces esto y mucho más.

Louis hizo todo el intento de no morir de ternura y de no sonrojarse, aunque lo último parecía casi imposible. En cambio, evitando desmayarse por lo dulce que sonó eso, besó la mano de Harry, cambiando de tema, tarareando suavemente:—Es como Ámsterdam.

El chico de ojos verdes se acomodó a su lado, pasando su brazo por los hombros de Louis, atrayéndolo hacia sí. Casi al mismo tiempo en el que el castaño apoyaba su cabeza en el pecho de Harry, entrelazando su mano libre con la suya propia. Harry miró hacia abajo a Louis, hablando en su pelo.

—¿Alguna vez has ido a Ámsterdam?

—No...

—¿Quieres ir?

Louis rodó los ojos ante su propuesta. Él sabía que Harry estaba dispuesto a llevarlo a cada parte que él quisiera incluso si no lo pedía. Y era afortunado a tener a alguien que lo dejaría todo para hacerlo feliz. Sin embargo, Louis no iba abusar, porque por mucho que fuera su esposo, Louis no quería ser del tipo dependiente de alguien y menos gastar el dinero que con tanto esfuerzo Harry había ganado. Suspiró.

Hey, Dad. [Larry Stylinson] [M-preg] [AU]Where stories live. Discover now