Superando el odio [Tobirama]

Capítulo 17: Refuerzos

La voz de Hashirama cerca de la tienda les hizo separarse de inmediato, se miraron sonrojados sin saber qué decirse unos segundos y después el Hokage entró en la tienda. Los miró sin entender para nada la situación, sonrió y se sentó junto a Izuna en el suelo.

-No sabéis la alegría que me da de ver cómo habéis conseguido llevaros bien- dijo alegre.

Los dos jóvenes desviaron la vista avergonzados.

-He mandado a algunos a buscar algo para la comida, vosotros dos deberíais descansar mientras llegan los refuerzos.

-Yo ya me encuentro mejor- se apresuró a decir Izuna- Ayudaré con la vigilancia.

El Hokage asintió y ella salió de la tienda a toda prisa sin mirar a Tobirama. No tenía valor para hacerlo. No después de lo que acababa de pasar. Por un momento pensó que la apartaría pero él había correspondido a su beso con ganas. Ahora estaba mucho mas confusa que antes, ya no se trataba solo de simples abrazos o caricias, se habían besado y había sido increíble. Ella no tenía ni idea de que un simple beso pudiese sentirse tan bien. Como no había besado a nadie antes no tenía referencias, pero tampoco había sentido nunca tanta atracción por ningún hombre. Y ese hombre tenía que ser su enemigo Tobirama Senju. Por primera vez en muchos años se sintió tan perdida que no sabía que hacer. Quería alejarse de él y seguir odiándole por todo el daño que le había hecho a su clan. Quería estar a su lado por todo lo que le hacía sentir cuando estaban juntos. También le aterraba lo que él pudiese pensar al respecto. Si sólo estaba jugando con ella, su orgullo no podría soportarlo y estaba segura de que a este paso su corazón tampoco y si él tenía las mismas dudas que ella sería aún peor. Sacudió la cabeza con fuerza y trepó a un árbol alto desde donde podía ver mejor el terreno, después activó su sharingan. Era imposible que Tobirama sintiese algo por ella y seguramente ella sólo estaba confusa. Sólo tenía que poner algo de espacio entre los dos y centrarse en su trabajo y todo se acabaría solucionando.

Intentó enfocarse en ese último pensamiento mientras vigilaba el bosque aunque no podía evitar evocar a cada rato la sensación de los labios del Senju sobre los suyos.

Tobirama, por su parte, estaba increíblemente frustrado. Izuna había salido corriendo literalmente y él necesitaba hablar con ella. Necesitaba saber si estaba todo bien, si había alguna posibilidad de que ella hubiese sentido lo mismo que él. Le daba igual el dolor del vientre, tenía que levantarse e ir a buscarla. Lo había intentado varias veces sin mucho éxito hasta que su hermano había terminado por inmovilizarlo con su jutsu para que se estuviese quieto. Comenzaba a oscurecer y ella no había vuelto a acercarse a su tienda en ningún momento.

A la hora de la cena su hermano volvió a la tienda con algo para comer, no había probado bocado desde que salieron del castillo el día anterior y estaba famélico. Aprovechó para tratar de sonsacarle información sobre lo que había estado haciendo la Uchiha, al parecer había ido con los que quedaban ilesos a reconocer el terreno por si acaso así que ni si quiera estaba cerca del campamento. Terminó su cena rápido y se dispuso a dormirse esperando que a la mañana siguiente ya se pudiese levantar para ir a buscarla. Necesitaba hablar con ella urgentemente aunque si lo pensaba despacio ni si quiera sabía que decirle. Aún no tenía del todo claro lo que le pasaba con ella , por su puesto que le atraía y se moría de ganas por besarla de nuevo pero ¿Eso era suficiente? ¿Era suficiente para pasar por alto los cien años de guerra entre sus clanes?. Suspiró molesto mirando el techo de lona de la tienda. Nunca se había encontrado en una situación similar, por primera vez en su vida no sabía que hacer. Se negaba a reconocerse a sí mismo que se estuviese enamorando de ella pero no podía ignorar la necesidad que tenía de estar cerca suya. Aunque no supiese que decirle, quería al menos ver la expresión de ella cuando se acercase, por que si sus sentimientos le tenían desconcertado los de Izuna sí que no sabía como interpretarlos. Ella le había profesado un odio mucho más intenso que el que él había sentido por ella, a pesar de todo lo que había ocurrido en las últimas semanas dudaba que ella pudiese sentir algo por él.