Capítulo 20: Al fin en casa

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Madara paseaba junto a la entrada de la villa como un perro enjaulado. Debía de haber ignorado a todos y haber ido él mismo a buscar a su hermana. Más bien no debía haberla enviado allí. Sabía que era peligroso, lo que estaban haciendo suponía un peligro ya no sólo para los otros clanes, también para las demás naciones. Tenía que haber acompañado él mismo a Hashirama y no dejarse convencer por sus ideas estúpidas. Su amigo era el líder no él. Nadie se sentía más a salvo si él se quedaba a cuidar la villa, ni si quiera los de su propio clan. Sabía de sobra que seguía causando miedo incluso entre los suyos.

Estaba horriblemente preocupado por Izuna y tan molesto que iba a explotar. No sólo su pequeña hermanita había estado en grave peligro si no que quien la había salvado era el bastardo de Tobirama. Ahora encima tendría que agradecerle. "Estúpidos Senju" pensó molestó. Para terminar de empeorar su humor divisó a lo lejos una figura que le gustaba aun menos que el Senju de cabellos blancos. Hashi Hyuga.

-Madara-sama- dijo al llegar su altura- Veo que usted también ha venido a recibirlos.

Madara asintió molesto. Obviamente iba a venir a recibir a su hermana. Y a su amigo estúpido al que pensaba gritarle un buen rato por haberla puesto en peligro. "El que no hacía falta que vinieses eres tú" pensó mientras trataba de calmarse. Nunca aceptaría esa maldita boda ni mucho menos al Hyuga. Estaba seguro de que no podría hacer feliz a su hermana y por mucho que ella se empeñase en decir que le parecía bien la conocía demasiado como para saber que mentía. Volvió a respirar hondo para calmarse. A fin de cuentas aún tenía un año para deshacerse de él. En cambio Hashirama tendría que afrontar su boda muy pronto aun que aún tartamudease al hablar con su prometida.

Madara sonrió con malicia al ver como una nueva integrante de cabellos rojos se unía a la comitiva de bienvenida.

-¿Te enteraste de los problemas que tuvieron por el camino verdad?- le preguntó a la pelirroja en cuento se acercó a él.

Mito le sonrió, sabía de sobra lo que le moreno pretendía. A decir verdad, le causaba cierta gracia la amistad que tenían aquellos dos.

-No te preocupes Madara me encargaré de él. Si va a ser el líder de la aldea tiene que empezar a tomarse las cosas en serio.

Madara asintió satisfecho, su amigo se lo tenía merecido. Había escuchado de Hashirama sobre el breve tiempo en el que su padre, Botsuma Senju, quiso juntar su clan con el clan Uzumaki. Hashirama le había contado maravillas sobre aquella chica preciosa de cabello de fuego pero también le había dicho que era aterradora cuando se enfadaba. Esperaba que la Uzumaki le echase una buena reprimenda por todo aquello.

Sus pensamientos pararon de golpe al notar movimiento entre los árboles y se puso en guardia en seguida. Un sonoro suspiro de alivio se escapó entre sus labios al reconocer el chakra de Izuna. Por fin estaban de vuelta.

Cuando Izuna saltó al pequeño claro del bosque que daba entrada a la villa sintió como todos sus músculos se relajaban de golpe, y no fue sólo ella. Casi se podía escuchar como la tensión de estos días desaparecía del cuerpo de todos sus compañeros. Divisó a Madara junto a la entrada con aspecto nervioso y sonrió. Seguro que su hermano se había preocupado de más. Se acercó a él a paso rápido y trató de no quejarse cuando el líder Uchiha le envolvió en un abrazo sobreprotector.

-Estoy bien, de verdad- dijo tratando de quitárselo de encima segundos después- Hashirama me curó en seguida, no tengo ni cicatrices.

Madara la inspeccionó no muy convencido para después encarar a su amigo que se acercaba alegremente.

-¿¡Cómo dejaste que saliese herida!?- le gritó molestó.

El recién nombrado Hokage comenzó una sarta de disculpas mientras el aura su alrededor se hacía cada vez más sombría.

-¡Ya vale hermano!- gritó Izuna cansándose de todo aquello- Ya te dije que estoy bien, el que salió peor parado fue Tobirama.

El albino que había estado observando la escena a unos metros de distancia solo bufó como respuesta.

-Está bien- Interrumpió finalmente la Uzumaki conteniendo la risa.- Será mejor que valláis todos a descansar. Ha sido un viaje duro. Y no te preocupes Madara que yo me encargo de éste.

Después la pelirroja agarró a Hashirama por el cuello de la camisa y lo metió a rastras en la villa. Izuna tuvo que esforzarse en reprimir las carcajadas ya que el Hokage a parte de sorprendido por la reacción de la Uzumaki, también parecía un poco feliz.

Mientras observaba a la pareja alejarse, se dio cuenta de que había alguien más esperando para saludarla y sintió de pronto un nudo en el estómago. Se había olvidado completamente de él.

-Hashi, gracias por venir a recibirnos- dijo cortada- Y por encargarte de las tareas de vigilancia. Kagami me lo contó.

El Hyuga se acercó a ella con gesto neutro e hizo una pequeña inclinación de cabeza como saludo que Izuna se apresuró a imitar.

-No tienes que agradecerme nada, me alegra ver que estás bien.

Ella asintió confusa. No esperaba que el Hyuga fuese a venir a recibirla. Buscó a Tobirama con el rabillo del ojo y le sorprendió comprobar que se había marchado, de alguna forma se sintió un poco aliviada. "A él no le molestaría verla con Hashi ¿Verdad? ¿O quizás si?" pensar en esa última posibilidad la puso demasiado nerviosa. Aún no había aclarado nada con él y sólo con cuatro días confusos y dos besos había olvidado por completo que estaba prometida con otro hombre. Dios tenía que centrarse.

Hashi debía de haber estado diciéndole algo mientras ella tenía una crisis mental por que ahora la miraba demandante, esperando su respuesta a una pregunta que ella no llegó a escuchar. Se maldijo a si misma por su estupidez y asintió con timidez esperando que eso contentase al Hyuga.

-La recogeré mañana al medio día entonces- Dijo él haciendo de nuevo una suave reverencia para despedirse.

Izuna miró a su hermano confundida. Y éste le devolvió una mirada molesta. ¿A qué demonios le había dicho que sí?

Tobirama había perdido el interés en la conversación en cuanto descubrió que el Hyuga estaba allí. Casi lo había olvidado ella iba a casarse. Hashi Hyuga le molestaba de una forma casi insana. ¿Cómo podía llamarse a sí mismo ninja si sólo se dedicaba a la política? Tanto Hashirama como él habían recibido clases de su padre, pero el antiguo líder Senju terminó prefiriendo educar a sus hijos antes en la guerra que los libros. Con Izuna había pasado lo mismo, no había forma de que ella fuese feliz con un tipo como él.

Haciendo caso omiso a lo que decía su cabeza, se escondió entre los árboles siguiendo un impulso. Nunca le había agradado Madara pero le gustó ver la cara de desaprobación que le ponía al Hyuga, estaba bastante seguro de que no se lo pondría nada fácil al moreno si realmente pretendía que esa maldita boda se celebrase.

-He estado muy preocupado por tu bienestar estos días- le escuchó decir al líder Hyuga- Se que prometí a su hermano que no celebraríamos la boda hasta que cumpla los dieciocho y cumpliré mi promesa. Pero realmente me gustaría que fuésemos estrechando lazos entre nosotros. Quiero presentarte formalmente ante los miembros de mi clan, me gustaría que comenzases a pensar en ellos como en tu familia.

Tobirama observaba la escena apretando los puños. ¿Es que no tenía vergüenza? Al principio pensaba que el Hyuga sólo tenía interés por ella por el maldito acuerdo con su clan pero realmente parecía preocupado por la Uchiha. La forma en que la miraba dejaba entrever que no era sólo la política lo que le llevaba a acercarse a ella. Esperó a que Madara se molestase o dijese alguna burrada pero sólo se quedo mirando su hermana con fastidio. Izuna en cambio no parecía sorprendida ni tan si quiera incómoda.

Estaba realmente furioso y eso le asustaba. Él siempre mantenía la calma, incluso en la peor de las situaciones pero ahora no se podía controlar. Había llegado a la villa con la esperanza de visitar a Izuna por la noche y aclarar por fin esos sentimientos confusos que lo estaban volviendo loco. Pero estaba claro que ella tenía otros planes. Vio como asintió sin reparos ante la proposición del Hyuga y se le fue el alma a los pies. Trató de serenarse y pensar con la cabeza fría como hacía siempre. Ella estaba haciendo lo que tenía que hacer. Por el bien de la aldea. El único que se comportaba como un niñato inmaduro era él. Además ella era Uchiha."¿En qué demonios estabas pensando?" Se recriminó molesto. Debía centrarse y recuperar el control de una vez por todas.

Superando el odio [Tobirama]Where stories live. Discover now