Capítulo 18: Regreso

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Avanzaron durante todo el día sin pararse a descansar. Izuna desvió un par de miradas a Tobirama, había recibido una herida horrible pero mantenía el ritmo, junto a su hermano, sin que su rostro reflejase ni el cansancio ni el dolor que seguramente sentía. Estúpido Senju , pensó molesta. No le pasaba nada por parar a descansar un rato, Hashirama lo había propuesto varias veces, evidentemente preocupado por él, pero él seguía asegurando que no había necesidad. Gracias a eso, cuando comenzó a anochecer y pararon al fin junto a un pequeño riachuelo, habían avanzado muchísimo, tanto que a la mañana siguiente podrían estar ya en casa. Volvieron a montar el campamento y, como siempre se dividieron las tareas para preparar la cena y una hoguera con la que calentarse. Ella se empeñó en hacer la guardia esa noche pero Kagami no se lo permitió, le dijo que descansase y se fue él mismo a vigilar. En el fondo se lo agradecía porque se sentía realmente cansada pero había estado notando la mirada del albino durante toda la cena, definitivamente quería hablar con ella y ella no quería escucharle. Por mucho que tratase de ignorarlo era simplemente incapaz, no podía dejar de pensar en ello. Estaba bastante segura de que él sólo quería decirle que no le dijese a nadie sobre lo que había ocurrido o algo así, quizás pensaba que sus subordinados dejarían de respetarle si se enteraban de que había besado a una Uchiha. Pensándolo despacio, él la había estado provocando, obligándola a tocar las cicatrices que le decoraban el pecho, a apoyar la cabeza en su hombro en palacio, impidiéndole apartar las manos de su pelo cuando la pilló acariciándolo. Él estaba provocando situaciones violentas con ella y lo hacía con ese maldito rostro inexpresivo. Estaba jugando con ella, de eso no había duda. Quizás se arrepintiese de haber llevado la broma demasiado lejos y ahora se quisiese disculpar. En cualquiera de los casos, estaba segura de que no le iba a gustar lo que quería decirle el Senju y necesitaba huir de allí. Visto que Kagami no le dejaría hacer guardia, soltó un hondo bostezo y se excusó diciendo que estaba muy cansada. Esta vez habían montado más tiendas, ella escogió una individual y respiró hondo aliviada de poder al fin dormir tranquila. Poco a poco los murmullos fuera de la tienda fueron cesando. Mañana estaría al fin en casa y podría olvidar todo lo ocurrido en ese viaje.

Lo primero que tenía que hacer al volver, después de tranquilizar a su hermano, era hablar con Hashi, estaba gratamente sorprendida de que él hubiese tomado sus funciones en su ausencia. No se imaginaba para nada al perfecto Hyuga haciendo trabajo de campo así que debía agradecérselo apropiadamente. Incluso los Hyuga del palacio habían comentado lo contento que estaba su líder por tenerla por prometida. Quizás sólo debía poner un poco más de su parte y conseguiría tener un matrimonio feliz con Hashi, y eso implicaba, ante todo terminar con ese sentimiento extraño que tenía por Tobirama.

Ya se había convencido a sí misma de que el Senju sólo estaba jugando, seguirle el juego de esa manera era deshonroso para ella. Había caído como una estúpida pero si ninguno de los dos decía nada al respecto de lo que había ocurrido en esos días podría simplemente olvidarlo y centrarse en cosas más importantes. Por tanto sólo tenía una opción, tenía que hablar con Tobirama.

Se incorporó decidida pero su cuerpo se paralizó al momento. ¿Qué se supone que iba a decirle? Solamente quería que dejase de jugar con ella, pero no sabía que palabras usar. Se imaginó soltándole todas sus quejas al albino y él respondiendole con esa mirada inexpresiva y sintió una punzada en el pecho. Seguro que a él no le importaba nada de todo esto. Quizás si sólo lo ignorase él haría lo mismo con ella.

Una mano apartó la tela de su tienda de pronto y una cabeza enmarcada con cabellos albinos se asomó desde la entrada. Ella dio un respingo y miró con furia al intruso que se coló en su tienda y se sentó a su lado.

-Veo que estás despierta- dijo el con voz monótona.

-No puedes entrar así en la tienda de otra persona- dijo ella aún molesta. A pesar de que había pasado los últimos minutos pensando en qué decirle ahora no sabía ni por dónde empezar.

Superando el odio [Tobirama]Where stories live. Discover now