S-41*

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Todo tipo de pensamientos lo invadieron como si un balde de agua fría le cayera repentinamente, "Entre más personas hubiera mejor", esas palabras no dejaban de repetirse una y otra vez en su mente, los gremios más fuertes o al menos la mayoría de sus magos se encontraban reunidos en una sola ciudad y al fin se había dado cuenta, era el lugar y momento perfecto.

- ¿Qué sucede? - Pregunto Kana, solo segundos de silencio fueron lo suficientemente tortuosos para que preocupada se pusiera de pie y así rápidamente tomara el brazo para poder llamar su atención.

- Necesito que hagas algo por mí - contestó Natsu mientras se apartaba lentamente evitando su rostro y su agarre, mientras que se ponía sus demás ya típicas prendas negras - Ve con tu padre, has que llame a los demás representantes de los gremios presentes y evacuen la ciudad, que Gray y Lyon hagan un pasillo de hielo por detrás del gremio mientras que los demás los protegen -

- ¿Por qué? - Pregunto ella interrumpiéndole una vez más mientras que se preparaba y buscaba una muda de pantalones limpios en uno de los armarios que ya se encontraba llenó de su propia ropa.

- Escucha... ve con los demás a Crosscut... yo te buscaré... - contestó de forma tranquila que en vez de tranquilizarla, la alarmo, lo que provocó que su amada detuviera sus acciones por un momento, regresará rápidamente su mirada y de un fuerte golpe lo mandará a callar mientras que su enojo crecía aún más.

- ¡No! - Grito ella sorprendiéndolo - la última vez... la última vez que te deje ir... - Agregó una vez más tomándolo por el brazo derecho causando que con la combinación del golpe y la fuerza empleada cayeran al pisó. - No... No... No quiero... Ya no... - Repitió ella golpeando levemente su pecho repetidas veces.

- No... – intento decir.

- ¡No quiero! - Interrumpió ella con una fina línea de lágrimas que recorrían sus mejillas, al fin había logrado que ambos estuvieran juntos, no como en un principio había pensado pero estaba totalmente satisfecha por cómo habían resultado las cosas por lo que en muestra de desesperación rodeo el cuello del mago con todas sus fuerzas intentando que no se apartara de ella.

- Esta bien... - contesto dando un suspiro conmovido por sus acciones, lentamente con sus manos la aparto solo lo suficiente para poder retirar las finas lágrimas que por sus mejillas corrían y limpiar sus ojos provocando que lo mirara una vez más pero él ahora sonreía como antiguamente hacía, ahora sus ojos reflejaban el brillo de los suyos y demostraban tener la misma intención de no rendirse, reflejaban la fuerza de voluntad y a confianza que a él siempre lo caracterizo. –Todo está bien... - repitió el acariciando su mejilla intentando tranquilizarla. –Por favor... ve con Gildarts y dile lo que te he dicho.- dijo con tranquilidad, de ese modo permanecieron por unos pocos segundos más, intentando apaciguar los pensamientos de su fiera compañera, hasta que repentinamente él se levantó poniendo fin a su unión, pero aun después de sus intentos ciertas inquietudes la inundaban. Insegura y resignada rápidamente termino de arreglarse, cada quien tomo sus respectivas cosas, él la mochila que desde que se volvieron a encontrar portaba y ella su bolsa donde sus cartas se almacenaban, y salieron de la pequeña casa, al salir corrieron por la ciudad que por ser tan avanzada la noche se encontraban prácticamente sola, con las viejas farolas iluminando su camino silencioso y solo al llegar hasta el parque principal de esa ciudad el detuvo su paso y dirigió su mirada al otro lado del rio, al bosque quemado, donde antiguamente se encontraba su hogar. – Ve con ellos y por favor... no te apartes de él, de Gildarts, yo... tengo que encargarme de otras cosas– dijo terminando abruptamente el silencio en el que en esos momentos se encontraban sumidos y sin más se alejó dando un increíble salto con el cual cruzo el rio y desapareció entre la oscuridad, frustrada por no saber pero si sospechar que era lo que él tenía que hacer, comenzó a correr siguiendo su camino hasta detenerse en esa vieja casa que desde años atrás ya conocía pero pocas veces había visitado.

- ¡Papá! - Grito ella al llegar mientras golpeaba repetidas veces la puerta de forma algo desesperada, - ¡Abre... la puerta! – volvió a gritar pero esta vez el aire que había en sus pulmones no fue suficiente y solo milésimas de segundos después un extraño ruido se logró escuchar en los adentros de esa casa.

- ¿Kana?, ¿Qué diablos haces aquí a esta hora?- Preguntó el padre de la maga mientras extrañado por la presencia de su preciada hija abría la puerta.

- Natsu... - contestó ella alarmándolo, las cejas de su padre repentinamente se hundieron y las pequeñas cosas que lo rodeaban se hicieron pedazos causando un poco de temor en ella.

- Te ha hecho algo?, le ha ocurrido algo? - Cuestionó él rápidamente.

- No, yo estoy bien, pero algo... algo malo está sucediendo. - En ese momento y antes de que él pudiera preguntar qué era lo que ocurría, parte de la ciudad comenzaba a ser iluminada por un cálido destello carmesí, extrañados ambos volvieron su mirada por el camino que ella había recorrido solo momentos antes, - ¿Qué es eso? – cuestiono ella mirando detenidamente donde el resplandor era mucha más vivo y fuerte por momentos, en ese instante el recuerdo de su compañero alegarse en esa misma dirección surco su mente, – Hay que llamar a los demás y evacuar la ciudad – dijo ella para sorpresa de su padre, pues ella parecía reunir toda su fuerza de voluntad para no salir corriendo y buscar de nueva cuenta al Slayer.

- Que está ocurriendo?- Pregunto él intentando sonar tranquilo mientras que de forma apresurada regresaba al interior de su hogar para tomar sus cosas y salir, pero en ese instante la ciudad despertó abruptamente, todos y cada uno de los habitantes invadieron las calles de magnolia con suma sorpresa y urgencia pues el mismo cielo pareció haberse partido en dos, una parte extrañamente contrastaba directamente con el carmesí del cielo, esta era oscura totalmente diferente a la oscuridad de la noche, lentamente a la lejanía comenzaron a escucharse pequeños repliques de campanas que con el pasar el tiempo incrementaban su intensidad como si de algo quisieran advertir pero un inmenso estruendo ilumino el cielo una vez más como si de día fuera y provocó que el suelo temblara y se agrietara bajo sus propios pies, al mismo tiempo que cada uno de los edificios se comenzaba a tambalear y uno que otro a caer en contra del suelo llenando de polvo y gritos toda la ahora aterrorizada ciudad. Padre e hija se alejaron con prisa del edifico que ante ellos tenían y se adentraron una vez más a la ciudad encontrando no sólo a civiles si no también a magos que rápidamente ayudaban a los demás o simplemente huían sin comprender que ocurría, para su suerte a la lejanía ambos lograron divisar a un hombre alto y moreno que ayudaba a otro hombre a salir de uno de los edificios que se encontraba caído. - Warren! - Grito él llamando la atención del mago, el mencionado sorprendido por ser llamado, busco con la mirada a quién lo había llamado encontrando al antiguo As de Fairy Tail correr hacía su dirección.

- Maestro! - Grito él acercándose rápidamente a ellos de igual manera. - Que ocurre? - Cuestionó alarmado mientras observaba a su dirección.

- Llama a todos por telepatía  y diles que ayuden a evacuar la ciudad- Dijo Gildarts sorprendiendo al mago que rápidamente intento lograr lo que se le había pedido.

- Solo... Solo puedo hablar con unos pocos magos del gremio - contestó él.

- En ese caso habla directamente con Gray de seguro ha de estar con Lyon, que ambos vayan a la parte de atrás del gremio y que hagan un puente de hielo hasta el otro lado, al resto con los que puedas comunicarte diles que ayud... - Dijo Kana pero rápidamente fue interrumpida por una extraña explosión a la lejanía pero esta vez era totalmente diferente un torrente de fuego rojo y un poco dorado de forma descontrolada subió al cielo y lo dividió en dos. - Oh... por dios -

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