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Una fría y escalofriante sensación inundó su cuerpo al momento de separarse de su bella compañera castaña, al mismo tiempo una inmensa oscuridad repentinamente lo rodeó y sintió un desolador frío hender los cielos, al sentir el firme suelo del otro lado del río comenzó su camino adentrándose al que alguna vez fue un magnífico bosque al cual él podía llamar hogar, resistiendo las ganas de regresar y esperar a que todo ocurriera, miro al cielo tratando de encontrar a la ciega y fiel compañía de la luna que nunca lo juzgaba, encontrandola oculta detrás de gruesas y grises nubes que impedían que su reconfortante luz iluminarán su caminó sumido en la oscuridad, poco a poco y trás unos minutos más en los que se mantuvo caminando y esforzándose en ver más haya de unos pocos metros lejos de él detuvo su paso al encontrar de frente unas reconocidas y carbonizadas ruinas, en ese momento miles de recuerdos inundaron su mente perturbando sus pensamientos, simplemente causados por mirar durante escasos segundos la devastación que él había causado y solo por instinto se apartó al sentir un frío escalofrío recorrer su cuerpo, repentinamente y con todos sus sentidos al máximo una gruesa nube de polvo se alzó en el lugar dónde solía estar parado, inundando rápidamente el aire de los restos de la tierra y de una inmunda peste ya conocida.

- Que sorpresa encontrarte aquí - dijo una conocida voz oculta entré las infinitas sombras que lo rodeaban, - así que?, te diste cuenta? O es pura casualidad? -

- En verdad creó que eso ya no importa... Estoy aquí -

- Claro que importa - dijo otra voz que provenía directamente de la dirección opuesta de la primera.

- Por qué a de importar? -

- Por el simple hecho de que si has venido por voluntad, estando... Cómo estás, quiere decir que eres idiota... Pero bueno no me he de quejar, nos facilitas el trabajo -

- ¿Y cómo se supone que estoy? - cuestionó Natsu rodeando su cuerpo con fuego.

- En ese... Patético y denigrante estado- dijo José señalando su cuerpo mientras que un rayo de luz de luna desvelaba una sonrisa en su rostro.

- ¡Te mostraré cuál es mi estado! - gritó repentinamente, rápidamente la distancia que separaba a ambos magos se volvió completamente nula, en un instante una gran explosión sacudió el lugar donde antiguamente se encontraban reunidos levantando una gran cantidad de polvo y rocas que volaron en todas direcciones causando aún más destrucción, sorpresivamente las sombras que antiguamente reinaban y lo rodeaban, por un momento fueron dispersadas con una gran cantidad de luz causando que un molestó y terrorífico gritó se escuchara en la profundidad del bosque, y que ambos mago oscuros en un intentó de proteger sus ojos cubrieran su rostro de la inmensa luz.

- Maldito! - escucho gritar a Jose que se restregaba fuertemente los ojos mientras que su rostro reflejaba un intenso dolor, solo al verlo de esa manera una sonrisa con sorna se dibujo en sus labios, deseaba verlo sufrir, quería hacerlo pagar por todo lo que había causado, anhelaba más que nada terminar con todo y... Con ellos, en ese instante todas y cada un de las molestas sensaciones y sentimientos desaparecieron... Haría lo que tuviera que hacer..., su cuerpo se cubrió por una fina capa de fuego carmesí que iluminaba sus alrededores que nuevamente se encontraban en la oscuridad absoluta, lentamente alzó su brazo izquierdo y tocó suvemente la tela negra que cubría su rostro y cabello, cerro sus ojos y dio un gran suspiró permitiendo que sus tensos músculos se relajaran.

- Que está, sea la última - dijo él en voz tan baja que ninguno de los magos oscuros logró escucharlo, lentamente fue abriendo sus jades ojos mientras que dejaba salir un suspiró más largó que el anterior, en ese instante las prendas negras que lo cubrían ardieron en un fuego dorado convirtiéndose en cenizas que volaron al aire, lentamente una gruesa y blanca prenda que parecía estar hecha de escamas rodeo su cuello, y sintió por segunda vez en esa noche una inmensa tranquilidad inundar su cuerpo. - Mōdo... Raienryū - dijo en un susurro débil, en ese instante y como si el firmamento lo escuchara inmensos rayos surcaron los cielos y cayeron en dónde él se encontraba parado enviando a volar a sus contrincantes que aún permanecián desconcertados. Estos después de unos pocos segundos se pusieron de pie al estar un poco recuperados del aturdimiento causado por la inmensa e inesperada explosión, la repentina luz que los segó y que ahora era mucho más fuerte. Aún con mucha dificultad rápidamente buscaron con la mirada al joven Dragneel que los observaba para su sorpresa desde la lejanía, atonitos observaron a dos de sus cuatro extremidades, pues estás brillaban en un intenso color carmesí y parecían perder repentinamente su apariencia y forma solida. - estoy encendido - dijo Natsu con una inmensa sonrisa que enfureció a ambos, en ese instante dos auras con una inmensa sed de sangre inundó el ambiente y una vez más las inmensas sombras se alzaron dejando escapar un terrorífico gritó que helaría la sangre a toda persona que lo escuchara.

- Me alegra que aún tengas fuerza... - dijo Sial que repentinamente sonrió mientras que limpiaba un rastro de polvo y tierra de su ropa, este dio una fuerte golpe al suelo formando un gran cráter que de inmediato fue inundado por una extraña y viscosa sustancia que repentinamente cambio de forma y se solidifico en una extraña roca de gran tamaño que rápidamente se rompió dejando a la vista una larga y oscura espada, que desprendía por alguna razón el mismo miasma que las sombras que intentaban rodear al joven Dragneel.

En ese instante y con un inmenso silenció, el pequeño y extraño parlamento que compartian llegó a su fin, de inmediato la tierra repentinamente vibró y tembló, explosiones y el característico sonido del metal chocar entré sí inundó el entorno, donde dos inmensas sombras corrían o brincaban de un lado a otro entre los árboles carbonizados y caídos siendo seguidos por una inmensa bola de fuego que brillaba fuertemente, ya no había risas ni comentarios sarcásticos, solo el intento mutuo de asesinar a su contrincante, todas y cada una de las sombras intentaban desesperadamente rodear y someter al joven mago de fuego que simplemente las incineraba mientras que un desconcertado mago oscuro que portaba su inmensa espada se enfurecia a cada segundo más y más pues cada intentó que él tenía para cortar a su enemigo solo sentía como su arma chocaba en contra de algo inmensamente duro y está salía disparada hacía el lado contrario con un fuerte impulso, sin entender el motivó de la fuerza de un slayer que debería de estar debilitado, ambos magos ahora solo peleaban a la defensiva esquivando cada ataqué que él les enviaba y aprovechando lo que ellos creían que era una apertura solo para recibir un golpe envuelto en fuego y rayos o un hechizo que quemaba una parte de su cuerpo, lentamente una inmensa frustración comenzó a inundar cada centímetro de sus cuerpos al ver la sonrisa y la confianza que Natsu les mostraba, querían verlo desesperado como hace tantos años una vez lo vieron y fue en ese momento que una ingeniosa idea apareció en su mente, rápidamente dió vários saltos alegando se de los ataques del mago, acción que imitó su despreciable compañero que desconcertado lo miro por unos segundos. - A nosotros nos detendrás pero ¿a ellos? - preguntó repentinamente mientras que una grotesca sonrisa apareció en su rostro y en el de su compañero que entendió rápidamente sus palabras, no obstante él no entendió a qué se refería solo vió como las sombras una vez más se alzaron y se deslizaron en su contra, sin embargo estas pasaron de largo evitando sus llamas y una a una comenzaron a perderse en la oscuridad que lo rodeaba hasta que estás desaparecieron. Repentinamente la comprensión lo golpeó, en esa dirección se encontraba Magnolia y ahí se encontraba Kana, repentinamente todos sus músculos se tensaron, sus instintos se incrementaron y un inmenso odió inundó su cuerpo provocando que el fuego que lo rodeaba se descontrolara, de un rápido movimiento giró su cuerpo con la intención de apresurarse pero antes de siquiera dar un par de pasos dos diferentes golpes impactaron su costado enviándolo en contra de un tronco caído. - ¿A dónde con tanta prisa? -

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