Capitulo 18

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- Buenos días - mi mamá se encontraba sentada en un comedor ridículamente grande. Estaba escribiendo algo en una computadora y sin despegar la vista de ella me regreso el saludo. Por otro lado mi papá estaba hablando por teléfono, caminaba de un lado a otro haciendo señas como si la persona al otro lado del teléfono pudiera verlo. Me senté en una silla a lado de mi mamá.

¿Y ahora qué?. Los dos vestían elegantemente, creó que nunca los había visto así.

- ¿Cómo dormiste, Emily? - preguntó de pronto mi mamá aún sin mirarme.

- Bien, gracias ¿y tú?

- No muy bien, anoche nos llegaron unos estudios del trabajo y tuvimos que revisarlos hasta tarde. Por cierto, regresaremos tarde otra vez. La mamá de Rebeca te hara lo que sea que quieras para comer.

- De acuerdo, esta bien. 

- Hola, princesa - mi papá acaba de terminar la llamada que hacía, se acerco y beso mi cabeza. Al instante me tense, el recuerdo de él golpeando a mi mamá invadió mi mente y apesar de saber que no era él me molestaba estar cerca de ellos dos juntos. 

- ¿Qué hay? - respondí lo menos cortante que puede

Rebeca dejo una taza de café frente a mis papas y se alejó para después volver con un plato de cereal con leche. Mi estómago en seguida gruño y comence a comer, en menos de lo que esperaba lo terminé y al despegar la vista de el plato me encontre con la mirada confundida de mis padres. 

- Anoche no cené - me excuse y pareció funcionar. Tratando de no volver a llamar su atención le hice señas a Rebeca para que me sirviera un poco más de cereal. Aún estaba hambrienta.

Sl tener el plato lleno de nuevo volví al ataque. La voz de mi mamá me alerto.

- El chofer esta esperándote afuera, apresurate a desayunar o llegaras tarde. - ¿chofer?

¡Mateo! debo buscarlo en seguida. Termine el cereal y me levante de prisa.

- Nos vemos después - me alejé de prisa. Tomé la mochila que había abandonado en el pasillo y salí por la gran puerta café. Estando afuera mi quijada casi se desprende de mi rostro. Un jardín de ensueño se encontraba frente a mi, rosas de todos los colores resaltaban entre los verdes arbustos, bajo mis pies al final de los pequeños escalones un camino repleto de piedras de color dorado que daban vuelta a una enorme fuente justo en el centro de todo el jardín. 

Baje los escalones y giré, por segunda vez en el día casi me desmayo. Una enorme mansión de color blanco estaba frente a mi. ¿¡esta es mi casa!? El claxon de un auto me hizo desviar la mirada de mi nueva casa. Una camioneta negra que deduzco es un BMW se estacionó frente a mi. La puerta del conductor se abrió dejando a la vista al chofer y esta vez si me desmaye. Todo se volvió negro de un momento a otro, esperaba sentir el golpe contra el suelo, pero supongo unos brazos me sostuvieron.

El olor de el alcohol en mis fosas nasales me hizo recobrar la conciencia. Mis papás, Rebeca y Orlando; "el chofer" me miraban preocupados. Así es, Orlando mi padrastro en mi dimensión es ahora mi chofer. Estaba sentada en las escaleras recargada en uno de los grandes pilares.

- ¿Estas bien, cariño? - mi papá se acercó preocupado 

- Sí, solo fue un pequeño desmayo, nada del otro mundo 

- Te llevaremos al hospital - habló en seguida mi mamá.

- No, estoy bien. De verdad - me levante y comencé a caminar hacia el hermoso auto - ¿ven? ¿puedo irme ya a la escuela?

Se miraron entre todos dudosos de mi y mi mamá asintió

- De acuerdo, pero si te vuelves a sentir mal te llevare en seguida al hospital. ¿De acuerdo?

En esta y otras vidas másWhere stories live. Discover now