Capitulo 26

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- ¡Basta! - grité llamando la atención de mis papás - ¿así es cómo quieren pasar las últimas horas de su vida? dejen de comportarse como si tuvieran tiempo de sobra como para desperdiciarlo peleando. Los quiero, pero demonios me tienen harta con sus peleas.

Me levanté de mi asiento y caminé lejos del comedor, no era necesario asegurarme que Mateo me siguiera, escuchaba sus pasos atrás de mi.  

La hermosa camioneta se encontraba estacionada frente a la gran fuente, Orlando estaba ya al volante.

- Sé que mi mamá engaña a mi papá contigo - dije en cuánto estuve frente a la ventanilla. Su rostro pasó por todos los colores posibles - No te preocupes, no me sorprende. Sólo quería molestarte - me reí descaradamente - nos iremos caminando, hasta luego - me despedí con una sonrisa.

- Estas descontrolada - dijo Mateo riendo.

- Sólo faltan - saqué mi celular y miré la cuenta regresiva de mi nueva aplicación - 32 horas para el fin de nuestra existencia, debemos vivir lo que nos falta al máximo. 

- estoy de acuerdo, pero dudó mucho que nos dejen entrar a la escuela vestidos así - señalo su linda pijama de panda

- No nos quedaremos a clases, sólo entraremos y mandaremos al demonio a todos, aunque lo haremos de una forma especial...- sonreí por la idea que se me acababa de ocurrir - quizás después vayamos por un helado o como sea que se llamé en esta dimensión. 

- Me gusta tú plan 

después de caminar varias cuadras llegamos a nuestro destino; la escuela. Antes de llegar nos habíamos detenido en una juguetería y habíamos comprado grandes pistolas de agua que tendrán diferente uso. Después de buscar por un largo rato encontramos una tienda que vendía latas de pintura y mi plan casi estaba listo. Cada uno llevaba 3 pistolas llenas de pintura preparadas para disparar.

- ¿Listo? - pregunté frente a la entrada de la escuela

- ¡Espera! - sujetó mi mano y sonrió - ahora sí, listo.

Era tarde y todos deberían de estar ya en clases, así será más fácil. Me coloqué la capucha de la pijama con mi mano libre y entramos.

Pateé la primer puerta del salón abriéndola al instante, todos voltearon a vernos entre sorprendidos y asustados. Levante la pistola y apunte al maestro. Presioné el gatillo y la pintura roja salió disparada impactando en todo el rostro y pecho del maestro.

Las risas y los gritos de sorpresa no se hicieron esperar. No teníamos mucho tiempo, todo tiene que ser de prisa. Corrimos por el pasillo deteniendonos en cada salón mirando por la ventana. Faltan pocos salones y aún no logró encontrar el que buscó. 

Mateo se adelantó y abrió uno de los últimos salones y mi sonrisa se agrando. Sin dudarlo entramos al aula y al instante apunté a mi objetivo. 

- ¡Espera, no lo hagas! - gritó asustada.

Vacíe toda la pintura de mi pistola sobre el cabello y ropa de Summer. Mis pies vibraron por el gritó que dió, rápidamente cubrí mis oídos al igual que todos los que se encontraban en el salón. Descolgué la segunda pistola aún más grande que la primera y volví a disparar. Esta vez una gran cantidad pintura fue directo a su boca.

- Lo siento - me disculpe tratando de aguantar la risa. Summer comenzó a escupir asqueada la pintura verde.

Busqué con la mirada a Mateo que se encontraba descargando toda la pintura sobre Alan quién trataba de protegerse con su mochila. Inevitablemente comencé a reír. 

- ¡Alto! - una voz autoritaria nos distrajo de nuestra diversión - les ordeno que se detengan - un señor de cincuenta y tantos entro al salón. vestía un traje muy elegante y no fue necesario preguntar, por la forma en que hablaba y caminaba pude llegar a la conclusión de que era el director. ¿qué tienen las dimensiones que les gusta cambiar todo? 

- ¡Papi! - la voz chillona de Summer entró a la conversación - ¡expulsalos! mira como dejaron mi cabello - dijo mientras señalaba su cabello rojo con verde

- pequeñita... - su rostro pasó a ser más rojo que la pintura del cabello de su hija - ¡este comportamiento es inaceptable!. Podría mandarlos a prisión ahora mismo con el simple hecho de hacer una llamada - dejé de prestar atención y mire a Mateo, apesar de que seguro estaba aburrido por lo que decía el director aún así mantenía una pequeña sonrisa de satisfacción al igual que yo. 

- Ya basta - lo detuve aburrida. El director separó sus labios indignado. sostuve firmemente la pistola y le apunte - le recomiendo que cierre la boca - presione el gatillo y el elegante traje que vestía cambió de color a verde. Segundos después un nuevo color entró en el panorama, volví a ver a Mateo y tenía la pistola de pintura en alto. 

Nosotros comenzamos a avanzar y el director a retroceder. Todos sus intentos por cubrirse con sus manos eran en vano. Tras nosotros las fuertes carcajadas y las risas contenidas no dejaban de escucharse. El directo resbaló con la pintura bajo sus pies y terminó en el suelo, fue entonces cuando nos detuvimos.

Sujete la mano de Mateo y tiré de ella para comenzar a correr y así lo hicimos. Salimos de la escuela por la puerta trasera y cuando estuvimos una cuadra lejos de ella fue cuando nos detuvimos y nos dejamos caer en una banca para tratar de recuperar el aliento.

- Eso - respiró profundamente - fue lo más divertido que he hecho en mi vida

- ¡Lo sé! - dije emocionada - ¿viste la cara de Summer? ¿No? ¡pues yo tampoco porque estaba llena de pintura! - reí a carcajadas y Mateo igual

- Esto fue lo máximo... ¿cuántas horas faltan? 

- Son las 10:30, faltan veintinueve horas y media... ¿qué otra cosa quieres hacer? te toca elegir

- No, no lo mío lo dejaremos hasta el final - negó nervioso - es algo especial 

- De acuerdo. Entonces... ¿Quieres desperdiciar todo el dinero que podamos en cosas que no usaremos jamas? 

- Siempre quise derrochar dinero 

- Pues hagámoslo. - confirmé

Nos levantamos de la banca y comenzamos a caminar, en seguida Mateo sujeto mi mano. Últimamente hemos estado demasiado apegados y digo no es para menos, estamos atrapados juntos en una dimensión que pronto dejara de existir, tal vez sólo se aferra a la única cosa que le recuerda a nuestra dimensión... pero sin importar cuál sea la razón no me molesta que tomé mi mano y me miré de esa forma tan única que tiene mientras me da una de sus hermosas sonrisas. 

Todo este tiempo estuve enamorada de la persona equivocada y no lo había notado. Ahora me doy cuenta que lo único que tenía de especial Alan, era mi forma de mirarlo. Las señales siempre estuvieron ahí y yo sólo las ignoré, apesar de que sólo han pasado tres días desde lo sucedido con él yo siento que lo he superado casi por completo. No voy a mentir, aún sentí algo ayer en la fiesta cuando estuvo apunto de besarme pero poco a poco ese sentimiento va desapareciendo por completo y me siento cada vez más libre de esos sentimientos hacia él que sólo me lastimaban.

En esta y otras vidas másDove le storie prendono vita. Scoprilo ora