Capitulo 19

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Me apresuré a seguirle el paso a Alan. Estando en los pasillos el pasó su brazo sobre mis hombros y me apegó más a él. Seré sincera, esa simple acción revolvió un poco todo mi interior de nuevo.

Todos dejaban de hacer lo que sea que estuvieran haciendo y ponían su atención en nosotros. Los murmullos no se hicieron esperar.

- que linda pareja hacen 

- quisiera ser ella - murmuró una chica.
Créeme, no lo quieres realmente.

- como quisiera ser él - murmuró un chico de atractivo deslumbrante. De acuerdo, esto comienza a ser interesante. Le sonreí no muy discretamente al chico.

- Les tengo tanta envidia - murmullos tras murmullo hasta que nos detuvimos.

- Tú salón, querida - señaló Alan a un puerta - paso por ti en el receso - me guiñó un ojo y beso mi mejilla. El timbre sonó y todos se dispersaron, aún un poco confundida caminé a la puerta y entré. Tomé uno de los asientos vacios y saqué una libreta solo para aparentar que estaba poniendo atención.

Miré a mi alrededor buscando a Carla y Abby pero no logré encontrarlas. ¿Rebeca estudiará? ¿Abby y Carla donde estarán? No convivi mucho con ellas pero realmente no quería estar sola con la atención de todos en mi.

El que yo conocía como el conserje entró por la puerta sosteniendo un portafolio. A todos nos benefició esta dimensión. El ahora maestro de matemáticas comenzó a escribir en el pizarrón y yo automáticamente dejé de prestar atención.

Terminé en una dimensión donde el dinero gobierna y donde mis padres deciden cada movimiento de mi vida, incluyendo por su puesto con quien me voy a casar. Mateo y yo somos novios a escondidas y mi padrastro (ahora chofer) nos ayuda a vernos a escondidas y Alan mi ex crush/mi ex novio es mi futuro prometido, quien por si fuera poco también me apoya en mi romance secreto con Mateo. Casual. 

Mi teoría funcionó, cambiamos de dimensión pero no en nuestra dimensión. ¿Cuáles son las probabilidades de poder volver a casa? ¿Cómo sabremos que es nuestra casa? podríamos terminar en una dimensión exactamente igual a la nuestra pero pequeñas cosas sean diferentes y no lo notemos.  

El timbre sonó y todos comenzaron a salir del salón, ¿qué sucede? apenas van dos clases, falta una más para el receso. salí del salón un poco confundida y a lo lejos distinguir a Abby, estaba sacando unas libretas de su casillero. Emocionada me acerqué a saludarla

- ¡Hola, Abby! 

- ¿Qué quieres emily? ¿vienes a restregarme de nuevo en la cara tu perfecta relación con el chico que me gusta? - no me digas que soy ese cliché de chica.

- No, yo sólo me acerqué a saludar. - le dije por lo bajo - lo siento, no te quise molestar - ella me miro confundida y cerró la puerta de su casillero de golpe. 

- No sé que cosa te traes entre manos esta vez, pero no volveré a caer - después de decir eso dio la vuelta y comenzó a alejarse. 

- aquí estás mi querida novia - cerré los ojos con fuerza, debemos irnos de esta dimensión lo antes posible. sonreí falsamente y me acerque a él. - cariño, vamos almorzar. 

sin esperar mi respuesta tomó mi mano y tiro de ella hasta que estuve pegada a su cuerpo.

- Hoy no cooperas mucho, querida - me miró a los ojos esperando encontrar una respuesta

- Desperté sin ganas - contesté indiferente 

- Pues tendrás que regresar por ellas sino quieres que nuestros padres nos maten. - se aseguró que lo mirará a los ojos sosteniendo mi barbilla con su mano - es en serio - uso un tono tan neutro que me erizó la piel. Se separó de mi y comenzó a caminar, sin poder evitarlo lo seguí. 

Al estar en la cafetería mi corazón se aceleró. Si todas las dimensiones van a ir mejorando la cafetería no me molestaría tanto pasar por todas. Resumiré el lugar diciendo que en el centro había una fuente de chocolate, ¡una jodida fuente de chocolate, dorada! ¿Todo tiene que ser dorado? No importa.

Elegí lasaña y un refresco de uva. caminamos a la única mesa que estaba libre, a lo lejos logre localizar a Mateo, estaba con una chica. No podía ver su cara ya que me daba la espalda pero reconocería ese cabello rojizo donde fuera; Summer. Los recuerdos de la dimensión pasada me hicieron perder un poco el apetito. Al final resultó que Alan no me engañaba con ella, sino con una desconocida para mi. Pero eso no quita que le haya coqueteado frente a mi, tan descaradamente.

- Tranquila, el refresco no tiene la culpa - el comentario de Alan me confundió hasta que miré el envase en mi mano, lo tenía apretando con fuerza. Al darme cuenta rápidamente afloje mi agarre - él sólo tiene ojos para ti, se nota porque tampoco deja de verte cuando estas distraída. 

- Sólo, olvídalo ¿quieres? 

- ¿Qué? ¿el que estás celosa de Summer? siempre te pones así cuando los ves juntos, pero es parte del show. 

 - Que el show se  vaya al carajo - me levante bruscamente y caminé decidida hacia Mateo. Cuando estuve frente a su mesa deje caer mis manos provocando un fuerte ruido, todos me miraban sorprendidos - nos largamos de aquí - le di una gran mirada de odio a Summer y sin esperar una respuesta tomé la mano de Mateo que se encontraba sobre la mesa. Él igual de sorprendido que todos comenzó a seguirme torpemente el paso.

- ¿Qué sucede? - preguntó confundido 

- que mientras tu coqueteas descaradamente con esa ofrecida estamos perdiendo tiempo valioso para regresar a nuestra dimensión - wow, eso sono exactamente como si estuviera...

- ¿Estás celosa? - completó mi pensamiento, un poco confundido

- Claro que no, sólo que no quiero estar aquí más tiempo. Estira tú mano. - le ordené - Vamos - insistí al ver que el no cooperaba. Soltó un suspiro y finalmente con lentitud levantó su mano derecha con la marca. Imite su acción sólo que de una formas más brusca. Estábamos en medio del pasillo pero se encontraba vacío así que sin esperar más unimos nuestras marcas. Cerré los ojos esperando la luz cegadora pero después de estar cinco minutos en la misma posición me comencé a preocupar.

- ¿Qué sucede, por que no funciona? - pregunté asustada, separé mi mano y la volví a juntar, una y otra vez pero nada sucedía. 

Mateo sólo observaba confundido la escena.

- ¡Maldición, funciona! - grité alterada. El timbre sono y el pasillo comenzó a llenarse de estudiantes que nos miraban con curiosidad - ¡Maldita sea! - las lagrimas de frustración comenzaron a asomarse en mis ojos.

- Esto no esta bien - susurró Mateo 

- ¿¡No me digas!? - dije sarcásticamente

Alan llego a mi lado y comenzó a alejarnos de la multitud

- ¿acaso enloquesiste, Emily? - preguntó furioso - si el infiltrado de tus padres los llegó a ver juntos estamos fritos.

- No, sólo tú lo estarás - enojada por el tono que había usado conmigo y frustrada me aleje de él. Esta no es mi dimensión, cualquier cosa que suceda aquí no me afecta a mi realmente. Así que al carajo.

En esta y otras vidas másWhere stories live. Discover now